Jesús Vicioso Hoyo / Imagen: Cristina Cebrián. Murcia
La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha designado a su nuevo presidente en su XXXV Congreso Nacional, que se ha celebrado en Murcia. Emilio Casariego Vales, del servicio de Medicina Interna (MI) del Hospital Universitario Lucus Agusti, de Lugo, ha recogido el testigo de Pilar Román, tras dos años como vicepresidente primero de su junta. El nuevo máximo responsable afirma que afronta su mandato con ilusión y con ganas de trabajar.
Sucede en el cargo a Pilar Román. ¿Cómo valora su etapa al frente de la SEMI y cómo recibe el cargo de presidente?
Llevo cuatro años de vicepresidente junto con Pilar Román. Por lo tanto, el trabajo que ha habido en la sociedad durante los últimos años es totalmente compartido. Qué menos puedo decir: ha sido una etapa extraordinaria. Hemos trabajado mucho, lo he pasado bien. Creo que Pilar también ha estado contenta del trabajo que hemos hecho conjuntamente y, por lo tanto, no puede ser más que positivo. He estado encantado, realmente.
Y ahora que me toca a mí, que la elección ha recaído en mí, lo afronto con ilusión, evidentemente, porque es una cosa apasionante el poder dirigir una sociedad como esta. Y, por qué no negarlo: un pelín preocupado… esto tiene su aquel.
¿Qué objetivos se plantea como nuevo máximo responsable de la sociedad?
A día de hoy, nuestra sociedad es muy amplia: Somos aproximadamente unos 7.000 socios, que contempla un número de grupos de trabajo también extraordinariamente amplio (son más de 18) y que tiene más de 500 actividades de todo tipo a lo largo del año. Desde luego el intento es, por una parte, consolidar y ampliar nuestra capacidad formativa e investigadora, siendo capaces de ofertar formación de alta calidad a todo el mundo que lo desee. Por otra parte, también nos gustaría incrementar nuestra actividad investigadora, puesto que a día de hoy dirigimos ensayos clínicos, estudios de corte… Eso hay que consolidarlo y ampliarlo.
Pero en gran medida también nos gustaría ser la sociedad que cataliza la formación y la investigación de la Medicina Interna dentro del habla hispana. Ha habido un importante número de personas de Iberoamérica que ha asistido a nuestro Congreso Nacional y que participa de nuestras actividades. El interés es consolidarnos como lo que estamos siendo: un grupo capaz de catalizar formación e investigación, no solo en España, sino dentro de los países de habla hispana.
Momento de cambio. ¿Qué retos se enfrenta?
Estamos en un periodo de crisis y, por lo tanto, de cambio, que se está viendo todos los días. Algunas veces nosotros hablamos cómo el cambio de paciente está movilizando el cambio de los recursos, de los hospitales y de Atención Primaria. Para nosotros, los internistas, esto es un reto apasionante porque concentra en nosotros, cada vez más, la asistencia de mayor volumen y de mayor complejidad. Y eso es lo que queremos asumir: cada vez más pacientes y más complejos.
Organizar esto, el cambio asistencial, plantear estrategias para la cronicidad, plantear nuevos recursos para pacientes muy complejos para los que a día de hoy no existen guías clínicas, el dar a nuestros socios la formación adecuada, el crear investigación que se centre en estos pacientes ya es bastante tarea.
El paciente está cambiando continuamente y si antes ya era importante, el papel de MI es más vertebrador que antes. ¿Habría que potenciar aún más su protagonismo dentro del hospital?
Entendemos que sí y la sociedad trabajará por ello. Es lógico pensar que en los tiempos de crisis, con un paciente cada vez más complejo, lo más eficiente es tener médicos muy formados en este sentido. Y entendemos que somos nosotros, por lo menos en nuestro sistema. Por lo tanto, somos aquellas personas que podemos ayudar al sistema en estos momentos de mayor incertidumbre y de menor recursos. De lo que se trata es de formarnos mejor en ese aspecto.
En algún momento se ha dicho que somos los médicos adecuados en tiempos de crisis. Yo creo que somos los médicos integradores y eso realmente va mejor para el paciente y aún más para el sistema en tiempos de crisis. No olvidemos que nuestro trabajo es que los pacientes estén bien controlados, darle una asistencia de calidad y si están bien controlados, serán más baratos. Con lo cual, si hacemos bien nuestro trabajo como médicos, los resultados económicos vendrán después.
Rawlins ha explicado en su congreso un replanteamiento del sistema sanitario que se está aplicando en Reino Unido, en algunos casos, con un éxito notable en muy poco tiempo. Román pidió hace unos días cambiar la estructura hospitalaria española. ¿Cree que hay que reformular el modelo sanitario o hacer una planificación específica para adaptarse a los cambios que está sufriendo el paciente?
Nadie tiene muy claro cuál el tipo de plan que es adecuado. Lo que sí es verdad es que el plan inglés consiste, por ejemplo, que cada hospital contenga dos: uno que lleva las cosas muy planificadas, y que por otra puerta, por decirlo de alguna manera, entrasen las cosas menos planificadas. Una parte no se estorba con la otra y es más eficiente. Bien, esa es una forma. De la misma manera, ¿cuál es la estrategia para manejar lo que no está tan planificado? Nadie lo sabe. Pero lo que sí tenemos claro es que tenemos que tener un plan, porque el problema está ahí. Y si no somos capaces de estructurar una solución, la solución se va a estructurar sola, en cada sitio va a ser diferente y realmente cada uno lo va a arreglar como pueda y va a ser peor. Por lo tanto, nosotros creemos que la solución parte porque todos los actores de esta obra se junten, discutan y lleguen a un acuerdo. Nosotros entendemos que somos parte de esa solución y lo que pedimos es simplemente orden y plan.
¿Para cuándo el adiós a la fragmentación?
La fragmentación está en todos los órdenes de la vida sanitaria. Las tomas de decisiones son fragmentadas, los planes son fragmentados… Cosas tan poco discutibles como el calendario de vacunas o cómo se trata una pulmonía va por barrios y eso no puede ser. Necesitamos orden, está claro. Y esto lo decimos todas las sociedades científicas, y todos mis predecesores lo han dicho. Tiene que haber un orden claro establecido y entendemos que debe partir desde las más altas autoridades sanitarias del país.
¿Debe la Federación de Asociaciones Científico-Médicas Españolas (Facme) abrirse a otras sociedades, a Enfermeria…?
Debemos abrir más el rango y establecer colaboraciones muy amplias con otras sociedades científicas y con otras especialidades. En el campo de la Enfermería, creo que está cada vez más claro que la enfermera tiene que asumir el nuevo papel de 'coach' del paciente, y eso significa que debe tener nuevas habilidades y capacidades de diagnóstico y de tratamiento, que deben estar coordinadas con sus médicos.
Por otro lado, dentro de los hospitales nosotros realizamos una tarea que afecta a muchos servicios: hacemos muchas interconsultas en servicios quirúrgicos y un montón de papeles que hace veinte años eran pocos añados. Por ejemplo, en mi hospital la guía y el protocolo de fractura de cadera la firman un internista y un traumatólogo, lo cual es razonable porque la gente que se rompe la cadera es mayor con otras enfermedades. Y el día en el que te rompes la cadera, te pones mal de las otras cosas. Ese tipo de situaciones, donde el paciente es cada vez más complejo que puntualmente le pasa un problema quirúrgico o traumatológico obligan, claramente, a que nos pongamos de acuerdo.
Nuestra idea es que mantengamos acuerdos reales para solucionar problemas concretos de los pacientes. Por ejemplo, estamos haciendo esto con las sociedades de Traumatología: con la cadera, con pacientes de cirugía vascular, en trombosis venosa profunda y otras más, y seguiremos haciéndolo.
El nuevo presidente de la SEMI, durante la entrevista con Redacción Médica.
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La polémica con Urgencias está sobre la mesa porque ellos reivindican una especialidad en lugar de un área de capacitación específica, que es en lo que se está trabajando. ¿Se logrará llegar a una postura de consenso?
Ojalá. La tensión latente no nos beneficia a ninguno y, sobre todo, no beneficia a los pacientes. Tenemos que llegar a un acuerdo de cómo hacerlo. A ese respecto, las palabras de Pilar Román han sido bastante claras en este sentido: nosotros lo que queremos un acuerdo en base a lo que a nosotros nos parece lógico.
Partimos de puntos totalmente contrapuestos, pero entiendo que la realidad que tenemos es la que hay y tenemos que ponernos de acuerdo no sobre la base de leyes o disposiciones, sino sobre la base de lo que es más conveniente al paciente, pero también de lo que es conveniente a la carrera profesional de un médico, que tiene que tener en cuenta todas estas situaciones. A lo mejor es preferible tener dos especialidades simultáneamente y poder alternarlas, aunque solo sea para no tener que tener un nivel de exigencia brutal a veces en un único puesto, como puede ser Urgencias. Deberíamos llegar a acuerdos. No debería ser difícil.
¿Qué relación hay con la Administración?
Bien: tenemos el tipo de relación que nos corresponde tener. Somos una sociedad técnica y nos avisan para problemas técnicos. Digamos que en momentos agudos, ahora participamos en el comité para el seguimiento y tratamiento de la enfermedad de ébola, para situaciones más crónicas… estamos en diferentes comisiones para, por ejemplo, la Estrategia de crónicos que ha sido dirigida desde la SEMI y la Sociedad de Familia y Comunitaria, y también para cuestiones más puntuales como puede ser la estrategia por la calidad. Entonces, tenemos en común muchas actividades que interesan a las dos partes. Entiendo que en estos momentos, a nivel de la Administración central es muy fructífera, y así debería seguir siendo. En estos momentos, estamos totalmente satisfechos.
Uno de los proyectos más importantes en el que están trabajando es el Recalmin, sobre los recursos y la calidad de los servicios de MI. De momento no se van a decir los resultados por hospitales, ¿pero sería posible que en una futura edición se pueda decir?
Es un estudio de situación y es la primera vez que se hace. Aún tenemos que recibir la información, analizarla, ver su fiabilidad, comprobarla y en principio tendremos información muy agregada y útil para la mejora de los servicios. Evidentemente, esa información debería ser completamente pública. No tiene ningún sentido que se reserve. Pero este primer año, que lógicamente estamos empezando y experimentando, tiene que servir para mejorar nosotros y aprender a recoger la información y también para presentarla y poder analizarla. A partir del año que viene, estupendamente.
Casariego ha sido vicepresidente primero con Pilar Román.
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Que te hagan una foto, al principio puede parecerte feo, pero te permite mejorarte. Y creo que esa es la clave. Tenemos que aprender y aceptar que somos como somos, pero todos tenemos algún grado de mejora y entre todos lo podemos lograr. Seguramente la peor foto es no estar, porque quedas señalado como el peor. (El proyecto) lo entendemos como una opción de mejora, pero también para ver cómo lo estamos haciendo, porque siempre se dan números brutos, pero nos gustaría desmenuzarlos más, tener unas cosas más concretas para saber de qué estamos hablando.
Hay cientos de actividades que hacemos los médicos que no salen en esas estadísticas, por ejemplo las relaciones con otros servicios hospitalarios con los que hacemos interconsultas. Eso no se mide en los puntos de actividad, pero realmente repercute sobre la salud de los pacientes. ¿Dónde van los pacientes cuando van o vienen de Urgencias, cuál es la tasa de resolución, cómo reingresan los pacientes? ¿Le reingresan mucho a los servicios de MI? ¿Tenemos que mejorar cómo le damos el alta para que reingresen menos? ¿Cuál es nuestra responsabilidad en el segundo o tercer reingreso? Estas cuestiones son la base que necesitamos para conocer estos datos, es importantísimo, porque es la base de que en el futuro seamos mejores.
Por último, ¿cuáles son las perspectivas para su nueva etapa?
Tenemos que tener claro que tenemos que mejorar, por una parte, nuestra formación y nuestra docencia; consolidar nuestros sistemas de análisis en el sistema sanitario para dar soluciones reales que mejoren realmente la calidad de la atención de los pacientes… si eso lo conocemos bien y formamos mejor a nuestros médicos, el impulso debe ser claramente notable y, por último, si lo hacemos bien, seremos la referencia de la MI en español.
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