Ismael Sánchez / Imagen: Miguel Fernández de Vega
Además de a la familia, uno tiene el convencimiento de que un premio hay que agradecérselo a alguien más. A sus colaboradores, a sus amigos, a los profesionales del sistema, incluso a sus superiores. Todo eso y más hicieron los premiados de la sanidad murciana, en una muestra de su seguramente principal condición: buena y agradecida gente. Incluso ilustrada, con algunas citas en los reconocimientos que arrancaron el pensamiento, el sueño y la risa de los presentes.
Imagen de la sala donde se celebraron los premios.
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Hizo bien la consejera Catalina Lorenzo, quizá la sublimación de ese espíritu murciano accesible, amable y agradecido, en situar a los premiados en el centro de toda la gala, incluso en el de su propia intervención, que no fue más que un profundo reconocimiento y aplauso generalizado y extensísimo. Y estos, sin excepción, respondieron con agradecimiento, humildad y hasta un poquito de pudor.
“No les vengo a hablar de mi libro”, dijo José María Cerezo, premio al Gerente de Área, parafraseando a Paco Umbral. No venía a hablar de él, sentenció en realidad, sino de la profesión que le ha brindado este reconocimiento: “El directivo debe ser, por encima de todo, buena gente. Y tener claro que dime qué equipo tienes y te diré qué tal gerente eres”.
Algunos se vieron desbordados no solo por la entidad del reconocimiento, sino por la autoridad del premiado con quien lo compartían. Así de humilde se mostró Antonio Santa Cruz, jefe de Neumología del Hospital Santa Lucía, premio Servicio Hospitalario. Y no le anduvo a la zaga su ex aequo, Hematología de la Arrixaca. Su líder, José María Moraleda, mentó a Martin Luther King y su I have a dream para definir su ilusión, que bien pudieron compartir todos los presentes: “Cuanta más investigación seamos capaces de hacer, mejor será la asistencia que daremos”.
El premio al Médico nos desveló que no hay solo dos profesionales merecedores: a Isabel Hidalgo le acompañan todos los médicos de atención primaria como ella y al oftalmólogo Jerónimo Lajara, todos los profesionales del sistema, que han dado lo mejor de sí en las circunstancias más adversas posibles.
Juan Antonio Martínez Carrillo tuvo el acierto de vincular su proyecto de coordinación sociosanitaria, premio Administración Sanitaria, con la frase de Arquímedes (Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo) pues es muy cierto que en esta materia, con solo un poco de implicación, en este caso institucional, es posible obtener grandes resultados.
El premio al centro de salud de Lorca Centro, tan esperado como merecido, fue particularmente emotivo por el recuerdo del terremoto que sacudió la ciudad en mayo de 2011, que no impidió que los profesionales sanitarios demostraran una vez más lo mejor que saben hacer: cuidar y asistir a los ciudadanos, incluso en las situaciones más adversas.
El broche de oro fue para el Virgen de la Arrixaca, premio al Hospital Público, que su gerente, el inconfundible Domingo Coronado hizo extensivo a todos los ciudadanos del área de salud Murcia/Oeste, como auténticos propietarios del sistema. Para entonces, la sensación generalizada era que toda la sanidad murciana, sin distinciones, había sido reconocida por una virtud tan universal como, a veces, poco común: la bondad.
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