La Radiología Vascular e Intervencionista es una disciplina que se encuentra “en continua expansión”, íntimamente ligada al desarrollo tecnológico.
Cada
16 de enero, coincidiendo con la fecha en que el doctor
Charles Dotter realizó en 1964 la primera angioplastia, Estados Unidos celebra el
Día Nacional Sin Bisturí (National Without a Scalpel Day), una efeméride que reivindica el
potencial de la Radiología Vascular e Intervencionista (RVI), una disciplina transversal que realiza el diagnóstico y el tratamiento -de forma mínimamente invasiva y guiada mediante técnicas de imagen- de una gran cantidad de enfermedades.
“La lista de patologías que pueden tratarse mediante la RVI está en continuo crecimiento; desde enfermedades arteriales como varices y aneurismas, pasando por una gran variedad de patologías benignas como los miomas uterinos o la hiperplasia de próstata, hasta la atención mínimamente invasiva del cáncer, donde cada vez se expande más nuestro campo de actuación y los radiólogos intervencionistas formamos parte de los equipos multidisciplinares de Oncología de la mayoría de los hospitales", ejemplifica el doctor
Mariano Magallanes, presidente de la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (Servei).
Además, añade que cada vez "con más frecuencia" se realizan intervenciones en Urgencias como son las intervenciones
"para detener un sangrado post traumático o post quirúrgico", así como la atención de pacientes con sepsis, la enfermedad tromboembólica o el ictus.
Desde la
Servei quieren aprovechar la efeméride para recordar que
la RVI es una disciplina “fundamental” en la práctica de la medicina moderna, ya que permite tratar pacientes en una gran variedad de situaciones, “muchas de ellas complejas y urgentes”, en las que otras especialidades tienen limitaciones o suponen un mayor riesgo para los pacientes. En ese sentido, el presidente de la Servei recuerda que estos tratamientos sin bisturí ofrecen
nuevas opciones quirúrgicas que son menos agresivas que las cirugías convencionales.
“En la mayoría de los casos, los tratamientos mínimamente invasivos son menos dolorosos y la mayoría de las veces se realizan con anestesia local o anestesia local y sedación, por lo que los pacientes muchas veces suelen recibir el alta el mismo día de la intervención. Todo ello implica también
menores riesgos y una convalecencia más corta en comparación con otros abordajes terapéuticos como la cirugía tradicional, lo que en última instancia repercute también en una
disminución del gasto sanitario”, argumenta.
Por último, Mariano Magallanes destaca que la RVI es una disciplina que se encuentra
“en continua expansión”, ya que está íntimamente ligada al
desarrollo tecnológico. “Permanentemente se desarrollan nuevos y más sofisticados dispositivos médicos que permiten expandir el diagnóstico y el tratamiento mediante intervenciones mínimamente invasivas a nuevas enfermedades, así que la RVI seguirá ganando importancia con el paso de los años para beneficio de los pacientes y del sistema sanitario”, concluye.
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