En 2014-2015, poco más de seis de cada 1.000 nacimientos fueron de mujeres que usaban opioides.
Los
niños expuestos a
opioides en el
útero pueden tener un
mayor riesgo de
problemas de salud física y mental a largo plazo, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH), según sugiere un estudio reciente.
Los hallazgos, publicados on line el 28 de junio en '
JAMA Network Open', encajan con una '
epidemia de opioides' que ha tenido un gran número de víctimas en los Estados Unidos, incluidas las mujeres embarazadas y los recién nacidos.
El uso de opioides ha estado aumentando entre las mujeres embarazadas a nivel nacional en el país. Un estudio realizado el año pasado encontró que en 2014-2015, poco más de seis de cada 1.000 nacimientos fueron de mujeres que usaban
opioides, lo que significaba un aumento de 1,5 por 1.000 con respecto a una década antes.
Se conocen los riesgos inmediatos: los bebés pueden nacer
adictos a los opioides y pasar por la
abstinencia, una afección conocida como síndrome de abstinencia neonatal (NAS). Causa problemas respiratorios, temblores, fiebre y otros síntomas que pueden durar hasta 6 meses, según .
Aumento de partos prematuros
El uso de opioides durante el embarazo también aumenta el riesgo de
parto prematuro o
bajo peso al nacer. Sin embargo, se ha sabido menos sobre la perspectiva a largo plazo de los niños. Ahí es donde entra el nuevo estudio, según explican los investigadores.
Los investigadores hallaron que, en promedio, los
niños expuestos a opioides en el útero tenían aproximadamente el
doble de riesgo de ser
diagnosticados con
trastorno de conducta,
trastornos emocionales o
TDAH.
Y como niños en edad preescolar, también tenían más probabilidades de mostrar un
desarrollo físico más lento de lo normal. Sin embargo, lo que
no está claro es hasta qué punto el consumo de opioides de las madres es
directamente responsable de los
problemas a largo plazo. Las mujeres que abusaron de las drogas durante el embarazo a menudo también usaban otras sustancias, como el alcohol, la cocaína y el tabaco.
Y luego está el ambiente del hogar donde se cría un niño. Según los expertos, podría haber una
variedad de factores, desde el
estrés hasta la
mala nutrición.
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