Fuente: Brian Strickland.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), y en el que han
analizado a 32 personas, ha sugerido que la
estimulación cerebral puede
reducir los síntomas de la
depresión.
La investigación,
publicada en 'Translational Psychiatry', sienta las
bases para que
estudios de investigación más amplios utilicen un tipo específico de estimulación cerebral, llamada
estimulación de corriente alterna transcraneal (
TACS), para tratar a las personas diagnosticadas con depresión mayor.
Este enfoque es diferente a la técnica de estimulación cerebral
más común llamada
estimulación directa transcraneal (
tDCS), que envía un
flujo constante de
electricidad débil a través de electrodos conectados a varias partes del cerebro, el cual ha tenido
resultados mixtos en el tratamiento de diversas afecciones, incluida la depresión.
El TACS se centra en las
oscilaciones alfa específicas de cada personas, que aparecen como
ondas entre 8 y 12 hercios en un
electroencefalograma (EEG). Las ondas en este rango
aumentan predominantemente cuando se
cierran los ojos, se
sueña despierto, o se
medita, especialmente cuando los cerebros bloquean los estímulos sensoriales, como lo que se ve, siente y se escucha.
Investigaciones anteriores demostraron que las
personas con depresión presentaban oscilaciones alfa desequilibradas, por lo que los expertos pensaron que podrían
apuntar estas oscilaciones para
volver a sincronizarlas con las
oscilaciones alfa en la corteza frontal derecha.
Cuatro grupos diferentes
Para ello,
analizaron a 32 personas con diagnóstico de
depresión y examinaron a cada participante antes del estudio. Todos ellos fueron separados en
tres grupos: un grupo recibió la estimulación simulada de placebo, un breve estímulo eléctrico para imitar la sensación al comienzo de una sesión de TACS; un grupo de control recibió una intervención de TACS de 40 hercios, muy por encima del rango que los investigadores pensaron que afectaría las oscilaciones alfa; y un tercer grupo recibió la intervención de tratamiento: una corriente eléctrica de 10 hercios TACS que se enfocó en las ondas alfa naturales de cada individuo.
Cada persona se sometió a su intervención durante
40 minutos cinco días consecutivos. Ninguno de los participantes sabía en qué grupo estaban, y tampoco lo hicieron los investigadores. De esta forma, los expertos no encontraron una
disminución estadísticamente significativa en los
síntomas de la depresión en e
l grupo de TACS de 10 hercios, a diferencia de los grupos de control o simulacro en cuatro semanas.
No obstante, cuando examinaron los datos de
dos semanas después del tratamiento, encontraron que el
70 por ciento de las personas en el grupo de tratamiento informaron, al menos, de una
reducción del 50 por ciento en los
síntomas de la depresión. Esta tasa de respuesta fue significativamente mayor que la de los otros dos grupos de control. Los participantes en los grupos de placebo y control no experimentaron tal reducción en los síntomas.
"Es importante tener en cuenta que este es el
primer estudio de su tipo. Cuando comenzamos esta investigación con
simulaciones por ordenador y
estudios preclínicos, no estaba claro si veríamos un efecto en las personas a los
días después del tratamiento con TACS y, mucho menos, si el TACS podría convertirse en un t
ratamiento para enfermedades psiquiátricas. El hecho de que hayamos visto resultados tan positivos en este estudio me da confianza de que nuestro enfoque podría ayudar a muchas personas con depresión", han zanjado los expertos.
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