José Soriano Pacheco, Ana González-Pinto y Marina Díaz Marsá, psiquiatras.
Ningún experto ponía en duda que la
pandemia del nuevo coronavirus traería consigo un aumento de los casos de ansiedad. Lo que igual no esperaban tanto es que "haya una avalancha de casos de trastornos de conducta alimentaria", como ha pasado a lo largo y ancho del país. Así lo han señalado psiquiatras de distintas comunidades autónomas a
Redacción Médica. Estos
lo achacan a diferentes motivos, como el mayor uso de redes sociales o el pasar más tiempo con la familia, lo que implica que haya más detección.
Ana González-Pinto Arrillaga, psiquiatra del Hospital Universitario de Alava, asegura que su centro ha duplicado los casos tanto en hospitalización como a nivel ambulatorio. También han visto muchos casos graves.
José Soriano Pacheco, coordinador de la Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) del Hospital Sant Pau, de Barcelona, afirma que este mes de diciembre tuvieron una reunión todos los responsables de la las principales unidades de estos trastornos en Cataluña. En ella todos indicaron que están viendo un
aumento de los casos graves y que los pacientes que han predominado tienen entre 16 y 18 años. Incluso hay listas de espera.
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Jordi Blanch, director del plan de salut mental, señaló en dicha reunión que la segunda patología que más había aumentado son los TCA, especialmente en los centros de salud infanto juveniles. La primera son los
cuadros de ansiedad. El resto de patologías, según relata Soriano Pacheco, han disminuido mucho porque apenas se atendían, relata Soriano Pacheco.
"Detras de estos trastornos está el "
haber estado encerrados en casa y con más contactos con redes sociales, en las que puede haber apología a algunas conductas de riesgo. Con el confinamiento con las familias es más fácil detectar algunas conductas nocivas. Algunos TCA, sobre todo la
bulimia, son invisibles durante un tiempo. Las personas lo hace a escondidas y no se detecta", señala.
Las redes sociales han tenido un papel importante
"El confinamiento ha hecho que muchas chicas pasen más tiempo en las redes sociales. Han seguido a gente para ver cómo alimentarse adecuadamente o cómo hacer ejercicio. Todo esto ha hecho que se hayan obsesionado aún más y haya aumentado estos trastornos. Se habla mucho del cuerpo", explica por su parte
Marina Díaz Marsá, jefa de la Unidad de TCA del Hospital Clínico San Carlos.
"Uno de los factores que está en la base de los TCA es la insatisfacción corporal a la que contribuyen los mensajes que llegan en redes sociales"
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Soriano Pacheco comparte esta opinión: "Todo lo que sea
cultura de la imagen que fomente el cuerpo delgado, como sinónimo de éxito, puede perjudicar claramente. Es uno de los factores que está en la base de los trastornos alimentarios: la insatisfacción corporal a la que contribuyen los mensajes que nos puedan llegar en redes sociales". Habla también de cómo comparten información sobre adelgazar o cómo organizan carreras o competiciones para lograrlo en poco tiempo a través de la red. También aluden al papel que tienen los filtros de estas aplicaciones para verse con el rostro o el cuerpo que desean.
La psiquiatra del Clínico San Carlos también indica que
las adolescentes no han podido distraerse con otras actividades fuera del hogagar o con su grupo de amigos, por lo que centraron su atención en ellas mismas y en compararse con las personas que ven en redes. "Ha hecho que muchas pacientes se desestabilicen", asegura.
"Muchas de las que intentan adelgazar con la hiperactividad no han podido salir a correr y han creado muchísima atención en las familias. Son dos aspectos que estén habiendo una
avalancha de pacientes de trastornos con TCA que han debutado en estos momentos", señala Díaz Marsá, que asegura que esto ha ocurrido tanto en pacientes adolescentes como en adultas.
Problema en la clínica
Todo esto implica que varios hospitales tengan lista de espera para estas unidades. Un problema que señalan los expertos es que ha habido una disminuición de las plazas para asegurar la distancia interpersonal. Para paliar la falta de recursos realizan más
terapias grupales y utilizan el comedor terapéutico. "Allí aprenden hábitos saludables de alimentación. Eso puede ayudar a que podamos trabajar con las camas que tenemos, porque se se incrementan los casos no son suficientes", asegura González-Pinto.
Soriano Pacheco recuerda que aunque
las videoconferncias han sido útiles durante la pandemia, no sustituyen de forma completa a terapias de grupo presenciales. "Necesitamos fórmulas para reducir esta mayor presión", concluye.
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