Guillermo Lahera, secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental.
La falta de formación específica y la escasez de profesionales motivan un abordaje "puramente farmacológico" de muchos
trastornos psicológicos, como la ansiedad o la depresión. Así lo reconoce
Guillermo Lahera, secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, quien recuerda que el consumo "indiscriminado" de
ansióliticos como "un recurso amortiguador" del malestar emocional puede desembocar en un uso masivo y contraproducente de los mismos.
Según datos del Ministerio de Sanidad, la ingesta de ansiolíticos en España se ha disparado en los últimos meses y se han convertido en uno de los medicamentos más consumidos en nuestro país, ya que en el primer trimestre del 2022 se dispensaron y consumieron
14,8 millones de envases de ansiolíticos, un 0,78 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior.
Ante esta situación, Lahera defiende que "debe combatirse el uso generalizado de ansiolíticos e hipnóticos". Y, como solución, apuesta por
impulsar la implementación de la psicoterapia para los trastornos mentales comunes, tanto en
Atención Primaria como en
Salud Mental. "Hay falta de formación específica y de profesionales, lo que favorece un abordaje puramente farmacológico de muchos trastornos de ansiedad o depresión", lamenta.
En este sentido, confirma que la prescripción de ansiolíticos, en principio, recae sobre los facultativos de Atención Primaria o especializada. "Tienen sus indicaciones y periodos indicados de uso, en general
se recomiendan dosis bajas y durante 2-3 semanas, no más", explica y añade que los mismos se utilizan "sobre todo" en cuadros de ansiedad e
insomnio. "El problema es cuando se utilizan a dosis altas y durante periodos muy prolongados, y el paciente desarrolla dependencia (es decir, tiene un síndrome de abstinencia al dejarlo) y tolerancia (tiene que subir dosis para obtener el mismo efecto)", advierte.
"Otro problema es cuando
se toman indiscriminadamente ante cualquier adversidad o contrariedad de la vida, como un recurso 'amortiguador' del malestar psicológico", señala a la vez que avisa de que este hábito deriva igualmente en un "uso masivo y contraproducente" de estos fármacos. "Y otro es que
no hay un excesivo control con el consumo de los fármacos recetados, de forma que a veces el paciente toma los ansiolíticos pautados a la abuela o la madre", profundiza.
Soluciones contra el consumo generalizado de ansiolíticos
El secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental defiende que la formación en Atención Primaria en el
abordaje psicoterapéutico (individual o grupal) de la ansiedad o depresión, así como la formación sanitaria en alternativas (farmacológicas y no farmacológicas) al uso de ansiolíticos son algunas de las soluciones para combatir el uso elevado de este tipo de
psicotrópicos.
Además, también destaca que "pueden ser útiles" la creación de medidas dirigidas a la normalización de nuestros horarios y a la
higiene del sueño y "el
control estricto del consumo de recetas de psicofármacos, sin manga ancha".
De hecho, puntualiza que, en el abordaje del insomnio, las guías internacionales recomiendan
limitar el uso de ansiolíticos e hipnóticos a casos "en los que han fracasado medidas no farmacológicas, especialmente higiene del sueño, meditación o técnicas cognitivo-conductuales". "En España tenemos unos hábitos de sueño poco saludables y tratamos de paliarlo a golpe de hipnótico", critica.
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