Juan Castro, Carme Ares, Alejandro Mazal y Raymond Miralbell.
Quirónsalud ha tratado al primer paciente en España con
terapia de protones en su Centro de Protonterapia de Madrid. “Estamos muy orgullosos y contentos de haber iniciado el
tratamiento con terapia de protones del primer paciente en nuestro centro y, por lo tanto, poner esta tecnología de vanguardia a disposición de los pacientes en España, lo que representa un avance histórico en la lucha contra el
cáncer”, ha declarado
Carme Ares, que se incorporó al equipo como Jefa de Oncología Radioterápica tras 15 años de experiencia en Protonterapia, principalmente en el Paul Scherrer Institute (Suiza).
Este
tratamiento de radioterapia externa representa una alternativa avanzada, segura y efectiva en la lucha contra algunos tipos de cáncer dado que permite "esculpir la dosis de radiación en el tumor, reduciendo el riesgo de dañar los tejidos sanos circundantes" en comparación con las técnicas de radioterapia convencional que utilizan fotones o electrones, señala
Raymond Miralbell, director médico del Centro de Protonterapia de Quirónsalud, que fue director del Swiss Proton Users Group y Jefe de Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario de Ginebra (Suiza).
Completa el equipo que ha realizado este primer tratamiento
Alejandro Mazal como director de Física Médica, que se incorporó al Centro de Protonterapia de Quirónsalud después de más de tres décadas trabajando en el Instituto Curie de París (Francia), los 14 últimos años como director técnico de su Centro de Protonterapia y Jefe del Servicio de Física Médica de este organismo; y
Juan Castro, como Supervisor de Protección Radiológica.
Posibilidades de la protonterapia
"Estamos orgullosos de poner esta tecnología de vanguardia a disposición de los pacientes en España"
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Gracias a esta novedosa terapia y a estos profesionales tan experimentados será posible tratar multitud de casos de cáncer, sobre todo de
tumores cerebrales y aquellos localizados a lo largo de la
columna vertebral. Se trata especialmente de tumores próximos a órganos vitales que precisan ser preservados, como los cercanos al tronco cerebral, a la vía óptica, a la médula espinal, tumores del área de cabeza y cuello, tumores pediátricos y cánceres recurrentes, incluyendo ulteriormente tumores oculares.
"Es especialmente útil en tumores que requieren dosis altas para ser controlados y están localizados cerca de estructuras u órganos muy sensibles a la radiación. O en
tumores pediátricos, ya que los órganos están todavía en desarrollo y son todavía más sensibles, por lo que es aún más importante evitar irradiar dichos tejidos", según explica Ares.
Así, gracias a las propiedades físicas de los protones, es posible concentrar con precisión la dosis de radiación especificada por los oncólogos radioterápicos, logrando de esta forma en muchos casos un mayor control local de la enfermedad y un menor daño sobre el tejido sano adyacente. "El sistema utiliza un haz de alta frecuencia de irradiación, bien adaptado a la sincronización respiratoria y con pequeños haces que ‘pintan’ el tumor con alta precisión y con intensidad modulada, la técnica más avanzada actualmente", ha añadido Mazal.
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