Alba Jurado, psicóloga infantil del Hospital Quirónsalud Córdoba.
14 sept. 2020 11:55H
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Las clases presenciales son “de gran importancia para la formación de las habilidades cognitivas, físicas y sociales de los niños, crea oportunidades y equilibra las desigualdades sociales, pues no sólo se basan en la instrucción, sino en la socialización y gestión de conflictos”, según ha indicado Alba Jurado, psicóloga infantil del Hospital Quirónsalud Córdoba, que ha añadido que el aprendizaje en la escuela es una actividad esencialmente social y compartida, en la que surgen relaciones y juegan un papel importante los afectos.
Alba Jurado ha señalado que los centros educativos son espacios donde se fomenta la autonomía, tanto intelectual como afectiva, y dota de oportunidades y posibilidades para un desarrollo individual fuera del núcleo familiar. Así, la vuelta a la presencialidad busca promover la salud y el bienestar, además de los objetivos académicos. Además, la escuela adquiere otra función, enseñar los nuevos hábitos y normas de convivencia que requiere nuestra sociedad hoy en día, y que servirán a los pequeños para adaptarse a estos cambios.
En este sentido, ha destacado que los padres y docentes son los encargados de dar una adecuada información y proteger a la población infantil “del estrés de noticias alarmistas”. Así los retos de los profesionales de la educación en esta reincorporación a la presencialidad son, entre otros, formar en conductas higiénicas, vigilar el uso de las mascarillas, asegurar la correcta ventilación y limpieza de las aulas y controlar la distancia física entre los alumnos, todo ello evitando actitudes fóbicas y obsesivas entre los pequeños.
Creatividad para favorecer la cercanía afectiva
La psicóloga infantil ha indicado que con el fin de volver a poner en valor el papel de las emociones y los afectos, es preciso asegurar la salud y el bienestar siendo disciplinados con la distancia física, a la vez que “buscamos la creatividad para favorecer la cercanía afectiva, enseñando estrategias para suplir el contacto físico y seguir promoviendo la expresión de los sentimientos mediante gestos que configuren un nuevo código de comportamiento en el grupo”.
Otro reto al que se enfrentan los docentes son las labores de autocuidado. La pandemia de Covid-19 sigue provocando ansiedad y estrés por los riesgos que supone para la salud y, en el caso de los docentes, estos sentimientos pueden verse agravados por la percepción de sobrecarga de trabajo al tener que incorporar nuevos métodos y protocolos.
Efectos de la educación online
Alba Jurado ha resaltado que la falta de presencialidad no ha afectado de igual manera a todos los niños. Factores como el nivel sociocultural de la familia, el entorno físico, las dificultades de aprendizaje o trastornos del desarrollo influyen en la magnitud de los efectos que la educación online puede tener. La percepción de sobrecarga de tareas y trabajos escolares ha aumentado, así como la sensación de no cumplir con los plazos de entrega o con los objetivos marcados.
Asimismo, el seguimiento de los alumnos con alto riesgo de absentismo escolar o con una situación desfavorable en el hogar resulta más difícil al no contar estas familias con los medios tecnológicos adecuados.
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