Redacción. Madrid
El dolor crónico afecta a unos 80 millones de personas en Europa y su abordaje, dado el progresivo envejecimiento poblacional, se ha convertido en uno de los principales retos a los que se enfrenta la sanidad. En ese sentido, el director de la Unidad del Dolor de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), Juan Pérez Cajaraville, ha mostrado una postura favorable a la aplicación de abordaje multidisciplinar de estas patologías tanto por motivos de efectividad como de coste.
Juan Pérez Cajaraville, director de la Unidad del Dolor de la Clínica Universidad de Navarra. |
“Una buena gestión sanitaria exige que los recursos disponibles se utilicen del mejor modo posible para conseguir un óptimo abordaje del dolor crónico”, ha indicado Pérez Cajaraville, que ha participado en el curso ‘Estrategia para el abordaje de la cronicidad en dolor’, perteneciente a los Cursos de Verano de la Universidad Complutenses celebrados en la localidad de San Lorenzo de El Escorial. “Se trata de un problema a veces infravalorado y con margen de mejora por parte de todos los agentes implicados”, ha añadido.
Con la intención de estandarizar una serie de protocolos de actuación a través de unos indicadores, la plataforma europea SIP (Societal Impact of Pain) está impulsando unas recomendaciones generales basadas en proyectos de éxito ya existentes. En ese sentido, el director de la Unidad del Dolor de la CUN ha asegurado que “no es posible realizar un planteamiento holístico europeo, sino que hay que realizar un importante esfuerzo de adaptación a los correspondientes sistemas nacionales, regionales o incluso locales”.
El abordaje del dolor crónico “debe ser multidisciplinar para ofrecer un programa integral que se ha demostrado coste-efectivo”, ha explicado Pérez Cajaraville, que ha valorado las futura Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el Sistema Nacional de Salud: “Permitirá orientar la organización de los servicios hacia la mejora de la salud de la población y sus determinantes, y hacia la prevención y atención integral de las limitaciones de carácter crónico”. “Nuestro sistema pasaría a centrarse en las personas y no en la enfermedad, de manera que la asistencia sanitaria resulte adecuada y eficiente”, ha concluido.