El oftalmólogo José García-Arumí.
José García-Arumí se convirtió hace dos años en el primer oftalmólogo español en presidir el
Club Jules Gonin, una de las entidades de referencia en el abordaje de patologías oculares que aglutina a profesionales de todo el mundo “con un nivel altísimo”. Lo cierto es que la sanidad de nuestro país tiene cada vez mayor presencia y, sobre todo, autoridad en esta disciplina, especialmente en áreas como la relativa a las enfermedades de retina. “No tenemos
nada que envidiar”, asegura a
Redacción Médica el especialista en
IMO Grupo Miranza, quien pone en valor los avances conquistados para tratar casos hasta hace no tanto tiempo “irreversibles”.
El oftalmólogo enfatiza también las virtudes del llamado
“modelo IMO” para el tratamiento de este tipo de enfermedades que surgió en Barcelona pero que, poco a poco y de la mano de Grupo Miranza, se va extendiendo por el territorio nacional. "Es un
sistema de excelencia, de hacer bien las cosas, de tener buenas instalaciones y dotarnos de los mejores instrumentos para tratar al paciente”, asegura.
Momento de una intervención a un paciente con cirugía en 3D, en los quirófanos de IMO Grupo Miranza Barcelona.
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En los últimos años España ha empezado a desempeñar un papel más relevante en el abordaje de las patologías oculares. ¿Cómo valora la evolución del sector?
Afortunadamente, España se ha posicionado muy bien dentro de Europa. Somos de los países con mejor nivel en Oftalmología actualmente, y no ha sido fácil, porque ha habido muchos años de trabajo detrás. Hemos sabido ser humildes y aprender de los países que lo hacían mejor para desarrollar nuestra propia disciplina. En especial, creo que somos excelentes a nivel de retina, que es la especialidad a la que me dedico a nivel quirúrgico. No tenemos nada que envidiar al resto de Europa y Estados Unidos.
A nivel clínico, quizás no estamos tan desarrollados en cuanto a investigación básica, porque no hay tanto apoyo de las grandes compañías farmacéuticas como en países como Estados Unidos o del centro europeo.
La modificación y sofisticación de la oftalmología se evidencia, por ejemplo, en el campo de las enfermedades de la retina. Muestra de ello son los rápidos avances en las inyecciones con fármacos. ¿Qué supone este escenario para los pacientes?
Las inyecciones con fármacos se realizan sobre todo en enfermedades muy prevalentes, como pueden ser la degeneración macular asociada a la edad y la retinopatía diabética. En estas dos patologías que producían una pérdida de visión irreversible en los pacientes se ha conseguido un control e incluso una mejora de la vista.
La retinopatía diabética es una enfermedad con una prevalencia especialmente alta. El 10 por ciento de la población española es diabética, lo que la convierte en la principal causa de pérdida de visión en personas en edad laboral, y en otros países de Oriente Medio la tasa sube al 30 por ciento.
"La oftalmología camina a subsanar problemas cada vez más graves de forma duradera"
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Afortunadamente, las inyecciones intravítreas han ido evolucionando con los años y cada vez son más eficaces y tienen una duración mayor. Creo que ese ha sido un avance muy importante porque son enfermedades tan prevalentes que afectan a muchísima población.
Precisamente, el Grupo Miranza viene trabajando en las llamadas lentes intraoculares, entre las que destacan las lentes Carlevale. ¿Nos puede explicar cuál es el principal avance y en qué punto se encuentra esta línea de trabajo? ¿A qué usuarios está dirigida?
La lente de Carlevale Soleko es especial. Las lentes intraoculares utilizan parte del cristalino, que es la lente natural que tenemos fija en el ojo en una posición adecuada. Pero cuando un paciente tiene dañada por algún motivo la cápsula del cristalino, esas lentes no se pueden utilizar porque no pueden fijarse.
En estos casos se necesitan lentes especiales, que son estas lentes de Carlevale. Se pueden introducir en el ojo y fijarlas en la esclera, la parte blanca del ojo, que tiene una gran estabilidad y calidad óptica. Son cirugías complejas, pues muchas veces estos pacientes tienen una luxación, una caída de la lente intraocular en la cavidad del ojo que hay que extraer primero; pero dan resultados muy buenos, y nosotros tenemos ya una experiencia larga de más de 200 casos. La evolución de los pacientes es muy satisfactoria y duradera en el tiempo.
¿Qué otras novedades destacaría en este tipo de tratamientos médicos y quirúrgicos? ¿Hacia dónde se dirige el sector?
Creo que los tratamientos médicos se dirigen hacia la solución de problemas con una duración mayor. Por ejemplo, se está trabajando mucho ahora en terapias génicas para la degeneración macular, y también se han iniciado algunos estudios para el edema macular diabético. Es un tratamiento muy especial, porque consiste en la introducción de unos vectores virales atenuados que cambian el ADN de las células de la retina y de la capa de debajo. Y los producen ya las células mismas de la retina, con lo cual tenemos una producción de esa sustancia que disminuirá el edema macular o el líquido que hay en los pacientes con degeneración macular durante un tiempo bastante prolongado.
En los estudios que se han hecho en degeneración macular asociada a la edad, de un tiempo de tres o cuatro años como mínimo. Esto es, por tanto, un gran avance.
A nivel quirúrgico se están haciendo instrumentos más pequeños, más precisos, para
solucionar problemas de la retina complejos. Hablamos también de pacientes diabéticos con una patología muy grave, con gran proliferación de tejido encima de la retina, algo que antiguamente muchas veces no se podía solucionar. Más de la mitad de los casos que se intervenían eran un fracaso. Actualmente, en manos experimentadas y con los instrumentos nuevos, podemos llegar a un éxito quirúrgico del 90 por ciento.
En 2021 se inauguró la nueva clínica de IMO Grupo Miranza en Madrid, gracias a la cual llegó a la capital el 'Modelo IMO' que ya llevaba tiempo consolidado en Barcelona. ¿En qué consiste? ¿Qué lo distingue de otros métodos?
El IMO, el Instituto de Microcirugía Ocular, nació aquí, en Barcelona. Surgió de la idea de una serie de oftalmólogos que, liderados por el doctor Corcóstegui, queríamos dar la mejor calidad dentro de la oftalmología, no solamente en retina sino en todas las especialidades. En nuestra primera clínica las instalaciones de quedaron pequeñas por el gran volumen de pacientes que teníamos. Entonces, construimos el edificio actual del IMO de Barcelona, con más de 22.000 metros cuadrados.
Este modelo de excelencia, de hacer bien las cosas, de tener unas buenas instalaciones, de dotarnos de los mejores instrumentos para poder tratar lo mejor al paciente,
decidimos también exportarlo a Madrid. Allí se acondicionó una clínica con una calidad similar y realmente estamos muy satisfechos de su funcionamiento. Yo creo que el nivel se está consiguiendo.
¿Cómo está evolucionando el modelo? ¿Qué se puede esperar?
Siempre tenemos que ir hacia la excelencia. Hace muy poquito nos renovaron en el IMO de Barcelona nuestra acreditación de la Joint Commission International, que es una acreditación internacional de buenas prácticas clínicas y somos la única clínica que lo tenemos en España. Lo que tenemos que conseguir es la excelencia en todos los campos, pero no solamente los oftalmólogos, sino también enfermería, auxiliares, optometristas en todos los niveles y guardar la máxima seguridad para el paciente y el máximo beneficio visual para el paciente. Eso es lo que estamos buscando y seguimos haciéndolo desde hace muchos años.
Próximamente se cumplirán dos años de su incorporación al Club Jules Gonin, la sociedad internacional de referencia en materia de retina. Usted fue el primer español en lograr la presidencia. ¿Qué le ha supuesto a nivel personal y profesional? ¿Qué avances se han logrado en este tiempo?
Es un gran reto, porque es el club que
aúna a todos los oftalmólogos de mayor prestigio de todos los países. De América, de Japón, de Europa… Jules Gonin fue un oftalmólogo muy prominente que fundó los principios del tratamiento del desprendimiento de retina, algo que fue un hito tremendo en su momento. Esta es la primera asociación de retina que se creó, tiene muchos años de antigüedad y mantiene un nivel altísimo.
Sus socios son ‘top’ de todos los países del mundo y la ventaja es que te puedes relacionar con ellos y conseguir un intercambio de información tremendo.
También ha abanderado la Sociedad Española de Retina y Vítreo, ente que en los últimos años ha trabajado en el desarrollo de guías para mejorar el abordaje de las patologías en la retina. ¿Qué supone para los profesionales sanitarios? ¿Cuáles son los siguientes objetivos de la organización?
Las guías fueron de las cosas mejores que ha hecho la SERV, la Sociedad Española de Retina y Vitreo. Son muy utilizadas por los retinólogos especialistas de España, pero también por oftalmólogos que no son retinólogos pero que quieren saber cómo hay que hacer las buenas prácticas clínicas en cualquier tipo de patología retiniana.
He coordinado guías sobre tumores oculares o del desprendimiento de retina, que indica cómo hay que proceder en cada caso. Es decir, cómo hay que comportarse, qué pasos hay que dar, cómo hay que analizar el paciente, qué pruebas hay que hacer... También hemos hecho guías sobre tratamiento de inyecciones intravítreas, de tratamiento de infecciones intraoculares como las endoftalmitis o el tratamiento de tumores. Yo mismo lideré una guía sobre tratamiento de lesiones pigmentadas del ojo, de los tumores que puede haber en el interior del ojo. Todo esto ha supuesto un cambio radical en la calidad de tratamiento de los pacientes.
"Hoy tenemos control sobre enfermedades de retina antes irreversibles"
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Y además hay otros retos que nos estamos planteando, como la importante formación de la gente joven. Hay una sección de la sociedad enfocada solo a ellos y dedicamos una tarde entera a que presenten sus casos y vayan evolucionando. Los jóvenes aportan energía, aportan alegría, aportan ilusión, y realmente es muy importante que la sociedad se vaya renovando y rejuveneciendo. Es una sociedad que ha sido modelo en muchas cosas y yo creo que lo seguirá siendo en el futuro.
Este mismo diciembre se espera su participación en un importante congreso sobre enfermedades oculares en Florencia. ¿Qué se puede esperar del mismo?
Floretina, el encuentro de Florencia, supone un hito dentro de los congresos organizados, además, por una sola persona, porque la mayoría de las sociedades tienen su junta directiva, tienen una estructura de secretariado detrás. Pero hay un oftalmólogo muy prominente, Stanislao Rizzo, que empezó primero en Pisa, luego se trasladó a Florencia y ahora está trabajando en la Fundación Gemelli en Roma, en el Vaticano, y que ha sido el alma de este Congreso. Yo creo que asistirán unos 2.500 o 3.000 oftalmólogos aproximadamente, no sé si este año se batirá el récord de asistencia otra vez.
Y realmente es un Congreso muy importante, porque el doctor Rizzo invita a dar lo mejor de lo mejor de todas las sociedades internacionales. Yo creo que este año había unos 150 invitados internacionales. Él escoge a la gente más pionera y puntera en cada subespecialidad de la retina, la que más puede aportar a la innovación. Además, es un Congreso bastante quirúrgico, incluso hay cirugía en directo y se le da mucha importancia.
Yo tengo una participación destacada y modero varias sesiones. Asimismo, cada año doy un curso sobre los casos complicados de desprendimiento de retina con una patología especial que se llama proliferación vitreorretiniana. A pesar de que normalmente lo damos el domingo, el curso está totalmente lleno porque es una patología que interesa mucho a la gente.
Tras cerca de cuatro décadas dedicado a las patologías y traumatismos oculares, ¿qué retos le quedan por perseguir?
El trauma ocular es una patología muy complicada, muy compleja, porque no puedes tener un protocolo de actuación. Creo que la experiencia del cirujano es muy importante, pero me gustaría estandarizar un poquito más los tratamientos.
En un ojo traumatizado lo esencial es, primero, que haya habido o no una perforación del ojo y después intentar poner todas las estructuras oculares en su sitio. Siempre ha habido una discrepancia entre algunos oftalmólogos y otros sobre cuándo intervenir, cuándo operar. Porque si operas muy pronto, puede ser que el ojo esté lleno de sangre, esté muy inflamado y quizás la cirugía sea más complicada. Pero si operas muy tarde, probablemente todas las estructuras están ya organizadas, se hayan degenerado, y entonces la recuperación visual del ojo es muy tardía.
Entonces, lo que estamos intentando cirujanos pioneros en este tipo de cirugía, es realizar una cirugía precoz, a pesar de la hemorragia, a pesar de la inflamación, para que la visión final del paciente sea buena. Y protocolizarlo.
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