Los especialistas animan a los menores que hagan investigaciones previas sobre los riesgos.
18 sept. 2017 13:20H
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POR REDACCIÓN
La Academia Americana de Pediatría (AAP) ha presentado su primer informe sobre los riesgos de los tatuajes y los piercings. En la publicación clínica, bajo el nombre de Tatuajes, piercing y escarificación en adolescentes y jóvenes adultos, se detallan posibles complicaciones médicas que, aunque poco frecuentes, deben analizarse con un pediatra.
Según la autora principal, Cora C. Breuner, "el tatuaje está mucho más aceptado que hace 15 o 20 años. En muchos estados, los adolescentes tienen que tener por lo menos 18 años para hacerse un tatuaje, pero las regulaciones varían de un lugar a otro. A los menores siempre les sugiero que hagan algunas indagaciones previas, y que piensen mucho por qué quieren un tatuaje y en qué parte de su cuerpo".
Aunque cada vez tenga mayor aceptación, todavía tiene sus repercusiones. En una encuesta de 2014, el 76 por ciento de las 2.700 personas entrevistadas admitieron que un tatuaje o un piercing había perjudicado sus posibilidades de conseguir un trabajo.
En el documento los especialistas aconsejan que antes de hacerse una modificación de este tipo en el cuerpo, hay que asegurarse de que el salón está estéril, limpio y tiene buena reputación. La instalación debe estar regulada por el estado y proporcionar a los clientes información sobre cómo cuidar la zona tatuada o agujereada, además de que se debe ayudar a controlar la infección como si fuera un consultorio del médico.
Al mismo tiempo, la AAP advierte de que la escarificación (cortar, quemar o marcar palabras o imágenes en la piel) no está tan regulada como el tatuaje o el piercing y está prohibida en algunos estados. Así, recuerda a quien esté valorando la opción de hacerse un tatuaje que se cerciore de que está al día con sus vacunas hasta la fecha y que no está tomando ninguna medicina que comprometa su inmunidad.
Estar alerta a una autolesión
Además, la AAP ofrece orientación para los pediatras sobre cómo distinguir una modificación corporal para intentar dañarse a sí mismo entre los menores. Es lo que se conoce como síndrome de autolesión no suicida, que incluye cortarse, rascarse o quemarse, una acción más impulsiva o compulsiva que está asociada con trastornos de salud mental.
En palabras del coautor del informe, David Levine, "en la mayoría de los casos, los adolescentes simplemente disfrutan de la apariencia del tatuaje o piercing, pero les aconsejamos que hablen sobre cualquier decisión con sus padres u otro adulto primero. Es posible que no se den cuenta de lo caro que es eliminar un tatuaje, o cómo una perforación en la lengua podría provocar que se astille un diente".
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