Menores caminando en una zona afectada por la DANA.
Las
inundaciones son uno de los
fenómenos naturales más descritos a nivel mundial, y su incidencia va en aumento debido a las
consecuencias producidas por el cambio climático. Estos escenarios desastrosos provocan un aumento de
enfermedades transmisibles derivadas principalmente del
desplazamiento de la población, la deficiencia de
medidas higiénico-dietéticas y la dificultad de acceso a
servicios sociosanitarios. La principal conclusión a la que llega un
estudio pediátrico de origen español es que la mayoría de las infecciones afectan a la población desplazada que ha de alojarse en espacios masificados sin condiciones higiénicas adecuadas, favoreciendo el incremento de infecciones relacionadas con la
ingesta de agua y alimentos contaminados, infecciones respiratorias y
zoonosis.
Tras las recientes inundaciones producidas en nuestro país por la gota fría o
DANA que ha afectado principalmente a la
Comunidad Valenciana, la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (
SEIP), en colaboración con la Asociación Española de Pediatría (
AEP) y la Sociedad Valenciana de Pediatría (
SVP), han elaborado un documento con el objetivo de realizar recomendaciones sobre la atención de pacientes pediátricos con procesos infecciosos asociados a inundaciones. Como primeros autores de esta investigación se encuentran los especialistas
Begoña Carazo y
Elena Montesinos.
Debido a la escasa evidencia sobre el
tratamiento antibiótico de algunas infecciones en población pediátrica, las pautas recomendadas se basan en la epidemiología descrita en la literatura y en la opinión de los autores, con la intención de que sea de utilidad como orientación inicial para el manejo de estas.
Infecciones gastrointestinales y cutáneas
Uno de los escenarios analizados por la investigación son las
infecciones gastrointestinales. Las inundaciones provocan una alteración del sistema de alcantarillado y favoreciendo las enfermedades transmitidas por agua o alimentos contaminados. Estas infecciones suelen manifestarse en las primeras semanas, agravando la morbilidad en poblaciones vulnerables como la pediátrica, especialmente en áreas con sistemas de
saneamiento comprometidos y limitación de acceso a agua potable.
Las
infecciones cutáneas en niños son otro de los escenarios que llegan a suceder en la primera fase o primeros días después de los
desastres hidrológicos, aunque pueden aparecer en las tres primeras semanas tras la catástrofe. Son secundarias a la sobreinfección de
heridas traumáticas y afecciones dermatológicas relacionadas con la exposición al agua. Además, pueden producirse desde infecciones superficiales como celulitis, hasta más profundas tales como fascitis,
miositis necrosante o incluso
infecciones osteoarticulares.
Aspiración de agua contaminada
Por otra parte,
las infecciones respiratorias también son protagonistas en estos escenarios, siendo una de las principales causas de morbimortalidad en niños menores de
cinco años tras un desastre natural. La destrucción de viviendas y el hacinamiento favorecen la transmisión de patógenos virales respiratorios. Asimismo, la inmersión o aspiración de agua contaminada tras una inundación puede producir
infecciones bacterianas en el tracto respiratorio inferior.
En este sentido, la investigación española afirma que el tratamiento en caso de
infección respiratoria viral ha de ser
sintomático. En aquellos casos en los que se sospecha neumonía por inmersión o aspiración, el tratamiento de primera elección será amoxicilina-clavulánico.
Los efectos de la zoonosis
La
zoonosis en inundaciones y otras catástrofes llegan a generar un aumento en la incidencia de esta enfermedad en población pediátrica como consecuencia del
empeoramiento de las medidas higiénico-sanitarias y del mayor contacto con animales. La mayoría de las pacientes presentan un
cuadro leve pseudogripal, con fiebre, mialgias, vómitos y cefalea típicamente frontal, siendo frecuente la inyección conjuntival e ictericia. Esta fase coincide con la fase septicémica de la infección.
Sin embargo, algunos pacientes presentan
cuadros graves secundarios a una
hiperrespuesta inmune e ineficaz del huésped. La miocarditis, el fallo hepático, la insuficiencia renal y respiratoria, la meningitis y la coagulopatía son las formas clínicas más descritas en los cuadros graves.
Finalmente, las
dos últimas enfermedades infecciosas que son muy prevalentes durante las inundaciones entre la población pediátrica son las trasmitidas por vectores y las inmunoprevenibles. En las primeras el diagnóstico se realiza por pruebas serológicas o moleculares. El tratamiento es sintomático, con paracetamol para controlar la fiebre y el dolor. Se deben evitar los fármacos antiinflamatorios no esteroideos.
Medidas preventivas y vigilancia epidemiológica
La investigación realizada tras el paso de la DANA por la Comunidad Valenciana asegura que es fundamental establecer
medidas de prevención para evitar la transmisión de enfermedades infecciosas basadas principalmente en garantizar una adecuada higiene, asegurar el acceso a agua potable y alimentos y, mejorar la asistencia médica en las zonas afectada. Se debe mitigar la aparición de brotes epidémicos optimizando los programas de vacunación en zonas de riesgo, evitando la propagación de vectores y llevando a cabo protocolos de vigilancia epidemiológica.
Además, todas estas medidas son eficaces para disminuir el impacto de estas catástrofes, las más eficaces serían las
preventivas, incluyendo la preparación de las zonas en riesgo y la implementación de medidas de evacuación rápidas y eficaces.
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