Mesa redonda de la Oficina C en el Congreso de los Diputados.
La
Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados urge a reforzar los recursos humanos y organizativos en los servicios de
Urgencias y
Atención Primaria como piedra angular para la prevención efectiva del
suicidio en España. Así lo detalla en su ‘Informe C’, en el que señala que la evidencia científica muestra que estos espacios son los primeros puntos de contacto de muchas personas en riesgo, por lo que la
capacitación del personal y la disposición de medios adecuados pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
El documento subraya que la
atención al suicidio en estos ámbitos requiere tanto de intervenciones específicas, centradas en el
seguimiento y los tratamientos psicológicos, como de un desarrollo organizativo que permita implementar equipos sanitarios preparados para detectar, evaluar y tratar los
casos de riesgo. Por este motivo, señala que es importante contar con un “desarrollo organizativo y financiero que permita implementar equipos sanitarios que puedan cumplir las múltiples funciones que requieren estas intervenciones” en
Primaria y
Urgencias.
Además, la Oficina de Ciencia aboga por la creación de “una
red que pueda orientar la aplicación y evaluar la efectividad de las
estrategias asistenciales de forma homogénea” en todo el territorio.
Papel de Urgencias y Atención Primaria en el suicidio
Según el informe, en la actualidad, la
evaluación de la conducta suicida no es una práctica rutinaria ni estandarizada en los servicios de
Urgencias ni en
Atención Primaria, a pesar de que a que la evidencia indica que personas con intentos previos de suicidio - especialmente en las semanas posteriores a un primer intento -, presentan un riesgo significativamente elevado de
repetición.
La evaluación mediante
entrevista clínica, adaptada a cada caso y que incluye una valoración conductual, de riesgo y contextual, es
una de las herramientas más recomendadas por la Ofician de Ciencia. Según explica el informe, este enfoque no solo permite identificar signos de riesgo, sino también iniciar una intervención terapéutica, centrada en brindar un entorno
seguro y de
acompañamiento.
Además, recomienda implementar
protocolos nacionales que regulan estos procesos en el primer contacto en centros de salud y hospitales, con el fin de asegurar una
respuesta efectiva y rápida en todo el país.
Atención continua y coordinada ante el suicidio
Otra de las recomendaciones clave del informe es la necesidad de establecer una
“cadena de atención” coordinada entre los servicios de Urgencias y Atención Primaria y otros niveles del sistema sanitario. Tal y como detalla el documento, la
fragmentación asistencial actual genera momentos de gran vulnerabilidad para los pacientes, especialmente en los
tiempos de espera entre citas o tras el alta hospitalaria.
Junto a esto, el informe plantea como medida efectiva la adopción de planes de
seguimiento continuo. Un ejemplo es el denominado “
Código de riesgo suicida”, que permitirá establecer
citas a corto plazo y mantener contactos informales, como llamadas telefónicas o
correos electrónicos, para garantizar la continuidad en el seguimiento de los pacientes.
Este enfoque, según el texto, no solo
previene la repetición de intentos, sino que también brinda al paciente un
soporte continuo y accesible, necesario para promover su estabilidad y adherencia al tratamiento.
Tratamientos psicológicos específicos y accesibilidad
La efectividad de los
tratamientos psicológicos como la terapia cognitivo-conductual y dialéctica es también un elemento central en la
prevención del suicidio, según el informe. En concreto, este tipo de tratamientos cuentan con una mayor evidencia sobre su
efectividad para reducir las conductas suicidas.
Por otra parte, las
intervenciones psicoeducativas, que buscan mejorar la comprensión y el manejo del riesgo, también se presentan como herramientas
eficaces para pacientes y sus familias, aunque se requiere
mayor evidencia para una implementación uniforme.
La importancia de la posvención en el suicidio
El documento también destaca la necesidad de incorporar la “
posvención”, y el
apoyo a los familiares y allegados de personas fallecidas por suicidio, dentro de las estrategias de prevención. Este tipo de intervención es esencial para reducir el
riesgo de duelo complicado en familiares, que puede derivar en problemas psicológicos graves e incluso en riesgo de suicidio. En España, la posvención recae principalmente en
asociaciones de supervivientes, lo que subraya la necesidad de incluir estos servicios dentro del sistema público de salud.
Además, el texto subraya que es necesario
reforzar los recursos destinados a las organizaciones que desarrollan la
posvención en la actualidad y la necesidad de incorporar a la cartera de servicios de sanidad, servicios sociales y resto de sectores involucrados intervenciones dedicadas a la misma.
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