El eurodiputado Nicolás González, representante español en la Comisión de Salud Pública, charla con Redacción Médica

El eurodiputado socialista Nicolás González responde a las preguntas de Redacción Médica
El eurodiputado socialista Nicolás González.


18 feb. 2025 12:20H
SE LEE EN 9 minutos
El pleno del Parlamento Europeo dio luz verde a finales de enero a la creación de la Comisión de Salud Pública, que hasta ahora tenía carácter de subcomisión dentro de la Comisión de Salud. Uno de los tres españoles que figuran entre sus miembros es el socialista Nicolás González, precisamente uno de los más críticos con el comisario de Salud, Olivér Várhelyi.

González no es nuevo en estas lides. En la pasada legislatura ya representó a España y a su partido en la Subcomisión de Salud Pública en Bruselas. Ante esta nueva etapa, el enfermero de profesión analiza los que, para él, van a ser los principales retos en la materia durante esta legislatura comunitaria: la estrategia farmacéutica, la lucha contra el tabaco y la carencia de profesionales sanitarios.

¿Cómo valora la elección de Adam Jarubas como presidente de la Comisión de Salud Pública?

Su nombramiento se debe a la alianza de las fuerzas europeístas para los puestos de las mesas de los comités para seguir optando por una mayoría que continúe otorgando un impulso a la Unión Europea. Forma parte de un pacto que deja fuera a las fuerzas populistas y antieuropeas. Como sabe, proviene de la derecha polaca, que gobierna con las fuerzas liberales y socialistas, y por lo tanto es conocedor de los peligros que implica el deslizamiento a la ultraderecha al que se muestra dispuesto una parte de los conservadores europeos, algo que algunas fuerzas de derechas como el PP no están valorando suficientemente.

Uno de los aspectos clave de la legislatura europea pasa por seguir mejorando la estrategia farmacéutica. La reciente aprobación de la Ley de Industria y Autonomía Estratégica en España busca reforzar la producción nacional de medicamentos esenciales. ¿Cómo valora esta iniciativa y qué impacto cree que tendrá en la autonomía farmacéutica de la Unión Europea?

Es evidente que Europa necesita una estrategia industrial. El Gobierno de España está actuando para dotar al Estado de las capacidades para tener una mayor capacidad de maniobra ante los riesgos que emergen internacionalmente. La futura Ley de Industria es una prueba de esa voluntad de desarrollo en clave nacional de una estrategia que también se tiene que desarrollar a nivel europeo. Hubo voces en España que criticaron duramente los planes del Gobierno sobre la necesidad de aumentar la resiliencia de la economía española, pero ahora estamos viendo que ha acertado. Los datos sobre empleo y crecimiento son constatables. La realidad es que esas ideas son ahora compartidas y transversales, y se consideran una necesidad para afrontar los desafíos que aguardan al conjunto de la industria de la UE en un momento en el que las amenazas llegan hasta por parte de nuestros tradicionales socios como Estados Unidos.

¿Cómo valora las propuestas de la industria farmacéutica para prevenir la escasez de medicamentos y qué papel debería desempeñar el sector en colaboración con las instituciones europeas para garantizar el suministro?

El principal problema para Europa es su dependencia de terceros, no sólo en medicamentos esenciales y sus principios activos, sino también en los químicos precursores de ellos. Debemos recuperar capacidad productiva. Ese será el objetivo de la Critical Medicines Act. Corresponde a la Comisión presentar una propuesta, pero podemos ver las líneas maestras de ello ya en el reporte. En cualquier caso, no podemos olvidar las interdependencias. Nadie es completamente independiente en términos de suministro de medicamentos. No hay una varita mágica, pero sí se puede trabajar en una mayor capacidad europea de suministro.

La reforma de la legislación farmacéutica de la UE aspira a garantizar el acceso a medicamentos asequibles y fomentar la innovación. ¿Qué flecos quedan por salvar para sacarla adelante?

El Parlamento adoptó una postura común sobre el paquete legislativo de Farmacia. Ahora mismo, queda por conocer la posición negociadora del Consejo. Yo estaré defendiendo mayor innovación en Europa frente a los que apuestan por dar ventajas a la innovación de otros bloques, es decir, financiar la innovación norteamericana o china. ¿Cómo puede Europa dar los mismos incentivos a la innovación estadounidense cuando nos están amenazando con aranceles?

La industria farmacéutica mostró su desacuerdo con el tiempo establecido por la norma para proteger datos. ¿Ve posible llegar a un entendimiento? ¿Cómo valora el reciente plan presentado por las pharma para reducir la escasez de medicamentos?

En términos de propiedad intelectual y accesibilidad a medicamentos es difícil tratar la industria como un todo. Podemos hablar de dos sectores relativamente especializados: el sector de la innovación, que investiga nuevos medicamentos, y el sector productor, que se dedica a la producción masiva de principios activos y comercializa genéricos. El equilibrio es necesario para que haya a la vez innovación y producción de medicinas asequibles.

No obstante, considero que la innovación que debemos proteger es, sobre todo, la innovación en suelo europeo, la que realiza investigación básica aquí, hace ensayos clínicos en la UE y revierte en que tengamos un sector innovador en Europa. Esto se vuelve especialmente cierto en un momento en que se amenaza con la ruptura del libre comercio internacional. El ciudadano europeo no entendería que otorgáramos propiedad intelectual ampliada a empresas de terceros países que impongan aranceles agresivos contra la industria europea.

La industria farmacéutica española ha aumentado su capacidad exportadora en los últimos años. ¿Qué papel cree que jugará España en el contexto de la autonomía estratégica farmacéutica europea?

España tiene una industria que gana capacidad competitiva. Ha existido una apuesta decidida desde el Gobierno de España, y tenemos buenas condiciones y talento para acoger esta industria. Mantenemos polos industriales tradicionales que producen, además, precursores químicos de medicamentos, que también son importantes. No somos los únicos, pero, desde luego, nuestra industria nacional está llamada a tener un papel relevante dentro de la estrategia europea.

En diciembre, la ministra de Sanidad, Mónica García, presentó en el Consejo Epsco un plan antitabaco para, entre otras cosas, aumentar los espacios sin humo, al igual que se ha hecho en España. ¿Se incluirá esa medida en la nueva regulación del tabaco a nivel europeo? ¿En qué otros pilares se basará esa reforma normativa?

Estamos deseando ver una propuesta de la Comisión pensada para alcanzar una generación sin tabaco. Se está demorando en exceso, y eso va en contra de su propia aspiración de Una generación libre de tabaco. El tabaquismo mata produciendo cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y su industria no deja de innovar en la búsqueda de nuevos adictos, así que la regulación antitabaco debe ponerse al día.

No es la primera vez que lo expongo. Ya en la pasada legislatura pregunté a la Comisión sobre la materia porque tenemos la obligación de abordar las nuevas presentaciones de la nicotina que la industria diseña para los jóvenes. Hablamos de vapeadores, de pouches, de cigarrillos electrónicos y demás presentaciones. Ahí hay que actuar con decisión.

Ante el déficit de determinados especialistas sanitarios, ¿cómo valora la posibilidad de establecer un criterio común europeo a la hora de reconocer títulos de profesionales no comunitarios y, así, favorecer su movilidad?

Lo cierto es que la homologación profesional dentro de la Unión comenzó por la homologación de las profesiones sanitarias de cara a establecer un reconocimiento automático. El establecimiento de criterios que favorezcan la movilidad y, en definitiva, la facilidad con la que las personas pueden llevar adelante su vida siempre es positivo. Yo creo que no será posible una verdadera Unión Europea de la Salud si no activamos una Directiva de estándares sobre profesionales sanitarios. La escasez de profesionales sanitarios, fundamentalmente enfermeras, es uno de los grandes retos.

Hablando de cualificaciones profesionales. Uno de los aspectos candentes en la negociación para reformar el Estatuto Marco en España es la reclasificación profesional. En la propuesta de Sanidad se adaptan las categorías según el sistema europeo Meces. ¿Cree que esa adaptación tendría que ir ligada a una mayor retribución, en los casos en los que corresponda?

No es ningún secreto que yo mismo soy enfermero, y ya cuando Satse trajo a la Comisión de peticiones la equiparación al grupo A1 de la Enfermería, di mi apoyo a la propuesta, que, por otra parte, responde efectivamente al marco académico. Pero también hay una lógica funcional en ello, teniendo en cuenta el incremento de preparación y especialización de la Enfermería, que, en consecuencia, asume funciones de mayor responsabilidad. Es algo que responde a la misma dinámica que se ha producido entre los médicos e implica una reorganización del marco de las profesiones sanitarias en esos aspectos.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.