El vocal adjunto de presidencia del COP, Fernando Chacón.
Psicología es
una profesión por regular en España. La legislación española tan solo contempla la vertiente clínica de esta disciplina, a través de la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de Ordenación de Profesiones Sanitarias, en la que se reglamenta el ejercicio de las competencias de
los tenientes del Máster en Psicología General Sanitaria o de la especialidad
PIR. Cuerpo normativo inexistente en otros ámbitos como el social o el educativa, para los que también se requieren nociones de salud. Una situación que no se da en buena parte de Europa y que las entidades colegiales esperan que se revierta.
En concreto,
20 países del Viejo Continente ordenan la figura del psicólogo en sus normativas estatales. Entre estos se encuentran Bélgica, Chequia, Dinamarca, Estonia, Irlanda, Finlandia, Grecia, Francia, Croacia, Italia, Chipre, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Rumania, Suiza, Suecia o Reino Unido. En los mencionados, el grado en Psicología es necesario para el acercamiento a cualquier individuo que padezca algún trastorno de tipo mental, como
depresión o ansiedad, o necesite asistencia por parte de un profesional.
España se sitúa en el grupo de países en los que la normativa solo fija las funciones para aquellos especializados en salud. Un escenario que deja fuera de la ecuación a miles de profesionales. Razón por la que el Consejo General de Psicología (COP) aboga por
contar con un marco en el que se recojan las competencias de los integrantes del gremio que representan. "Nadie dice que las responsabilidades de un graduado sean las mismas que las de un especialista o un máster. Pero, eso no quiere decir que no puedan tener algunas, aunque sean limitadas", ha reseñado el vocal adjunto de presidencia del organismo, Fernando Chacón.
"Nadie dice que un graduado tenga las mismas competencias que un especialista, pero alguna sanitaria debería tener", ha apuntado Chacón
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En este sentido, el miembro del COP ha puesto de ejemplo a
los titulados que laboran en centros educativos. "Pese a no ser un perfil clínico, un psicólogo que trabaja un colegio se dedica a acompañar a los alumnos. Lo normal es que tuviera algún tipo de competencia sanitaria, aunque fueran las mínimas a nivel de prevención o detección precoz", ha puntualizado.
Modelos en los que la especialidad no es requerida
En los países donde la profesión está regulada, los egresados universitarios acostumbran a contar con alguna competencia sanitarias. Eso sí, las tareas diagnósticas, preventivas y asistenciales se incrementan
cuando no existe la distinción nominativa entre 'psicólogo' y 'psicólogo sanitario'. Una realidad que se da en la legislación de Francia, Reino Unido, Suiza, Polonia, Croacia o Portugal.
En estos supuestos, el profesional no requiere de la especialización para adquirir competencias sanitarias, tanto en el sistema privado como público de los territorios en los que la regulación es única para la figura del psicólogo. "Entiendo que las patologías mentales más graves sean tratadas por especialistas, pero
sustraer la capacidad en salud a un profesional que tiene cuatro años de formación en este ámbito es un desperdicio", ha añadido Chacón.
Camino a tomar en España
"No se debería excluir el grado en Psicología del ámbito sanitario", ha sentenciado el vocal adjunto de presidencia del
COP. Una reflexión que se torna en relevante al comprobar que
se reclama contar con competencias de salud para vacantes que en un principio no están relacionadas con el espectro clínico, como es el caso de servicios sociales. Un panorama que hace que los aspirantes
se presenten el Máster en Psicología General Sanitaria, único que atribuye a los titulados formación en salud validada a nivel legal.
Chacón ha revelado que
el 90 por ciento de los alumnos que acaban el grado en Psicología tienen la intención de cursar el máster que les da acceso a puestos de trabajo en sanidad. "No es extraño que un estudiante cuando acaba con 22 años la carrera cambie de opinión. Igual pretende dedicarse al ámbito social, pero a los 30 quiere virar hacia la parte clínica de la profesión", ha afirmado. Una alta demanda de la que se aprovechan las universidades privadas, en la que han proliferado los cursos de posgrado de temática de salud. Para evitar los elevados precios de este tipo de titulaciones y garantizar la formación sanitaria, el representante del COP ha apuntado a hacer que los estudios universitarios en Psicología
pasen de cuatro a cinco años. "Yo creo que una solución sería contar con un grado integrado en el que se añadiesen los contenidos ofrecidos en el máster", ha comentado a este diario a título personal.
"Una solución sería convertir a Psicología en un grado de cinco años y añadir los contenidos del máster", ha opinado Chacón
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Un paso que debe ir precedido por la ansiada regulación de la profesión psicológica. La respuesta podría venir de
la futura ley de la Agencia Estatal de Salud Pública, la cual se encuentra en periodo de ponencia. Entre las enmiendas presentadas,
el COP apoya una surgida de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en la que se defiende la incorporación de la competencia sanitaria a los titulados de Psicología.
En caso de aplicarse la propuesta del partido catalán, la obtención de determinadas funciones en el campo de la salud estaría asegurado. Al menos, las mínimas requeridas por profesionales fuera del ámbito clínico, como psicólogos escolares o forenses. Una puerta que años atrás cerró la Audiencia Nacional al
ratificar que la tenencia del grado no era suficiente para
"habilitar el ejercicio profesional" en Psicología de la Salud. Sin embargo, esta podría volver a abrirse.
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