Macarena Gálvez.
La situación de estrés y colapso a la que están sometidos los
médicos de Familia debe solucionarse desde la gestión de recursos. Sin embargo, mientras esta intervención de primer nivel llega, los facultativos pueden preparar su
inteligencia emocional para hacer frente a situaciones que afectan a su salud mental. Cuestiones como el ajuste de expectativas o la desconexión del trabajo se antojan vitales para curar una doble herida: el daño emocional por la situación de sobrecarga y la decadencia de la calidad asistencial.
“La inteligencia emocional es un concepto que abarca muchas cosas, entre ellas la
capacidad de regular las emociones, y la autorregulación emocional es
clave para poder recuperar la estabilidad”, detalla Macarena Gálvez, psicóloga colaboradora del Consejo General de la Psicología.
La experta recuerda que el sanitario es igual que cualquier otro ser humano y puede
estar mal mentalmente, aunque entre este colectivo no es fácil reconocerlo. “Están educados a mirar el bienestar del otro y no el propio. El
primer paso para recomponerse es saber cuándo estás mal. Esto no se lo han enseñado. En la universidad hay muy poca formación en la relación psicosocial con el otro y ninguna en la relación con uno mismo, a pesar de ser la principal herramienta de trabajo. Falta formación en este sentido”, reivindica la especialista.
Ajuste de expectativas y desconexión, claves para reducir el burnout
Gálvez acumula más de 30 años dedicada al cuidado del personal sanitario y tiene claro que, actualmente,
ningún médico de Familia diría que es feliz en el trabajo con un sí rotundo. “Sí creo que pueden encontrar momentos de bienestar en el trabajo a pesar de todo. Esto es lo difícil, el a pasar de”, detalla la psicóloga.
Para encontrar estos momentos, Gálvez da varios consejos sobre
cómo mejorar la inteligencia emocional: “La
detención temprana del malestar emocional es básica y ahí sí podemos darle herramientas al profesional del manejo de la regulación emocional y el distanciamiento psicológico sano del trabajo”, asegura Gálvez.
Uno de los pasos más importantes es
ajustar qué entienden por un buen trabajo, ya que dada la situación actual es imposible ejercer la Medicina tal y como les gustaría. “La necesidad de ajustar expectativas es muy dolorosa y conlleva una renuncia a la excelencia profesional que saben que pueden dar, pero es clave. Deben ajustar qué pueden hacer hoy y tener una visión a corto plazo; no fijar metas a largo plazo. Esto ayuda a llevar mejor una previsión del futuro al que ahora no ven salida”, detalla la psicóloga.
Además, Gálvez cree que esta cuestión está
hiriendo a la identidad personal y profesional de los médicos de Familia y recomienda que tengan claro que hacer este trabajo en estos momentos no significa que sean malos profesionales. “Esto es fundamental para minimizar el daño emocional”, asegura.
El otro aspecto a tener en cuenta es la
capacidad de desconectar del trabajo. “Es inevitable que la cabeza se vaya a situaciones vividas en el trabajo", admite la experta, que recomienda estar al 100 por cien con ello al día siguiente: "Pero cuando estés en casa o practicando tu deporte favorito debes tener una atención plena para que no haya pensamientos intrusivos. Somos igual que el móvil, necesitamos recargar nuestra energía”, añade.
Respecto al nivel de
estrés que viven los médicos de Atención Primaria, la clave para combatirlo es
centrarse en aquellas actividades con las que el profesional logra evadirse de todo lo relacionado con el trabajo. “Cada ser humano afronta el estrés de forma diferente. Hay personas que les funciona hacer deporte y a otros estudiar algo de su profesión. La clave es centrase en lo que a cada uno le funciona".
La inteligencia emocional, un complemento vital pero no la solución
La especialista cataloga la inteligencia emocional como una de las medidas básicas en prevención secundaria, pero advierte que debe ir acompañada de la
prevención primaria de los riesgos. “Esta medida incluye a la sociedad, a la administración, a la organización, a la
reducción de la carga administrativa, a la aplicación de soluciones tecnológicas optimizadas… Todas estas cuestiones no las puede hacer el médico”, recuerda la psicóloga.
En ese sentido, recalca que la ciencia señala que el mayor porcentaje del síndrome de burnout viene dado por las
características organizacionales y de la tarea. “La situación de estrés y de burnout en Primaria ya es crónica no aguda. La inteligencia emocional, los recursos personales positivos o el estilo de afrontamiento positivo no son suficientes por sí solos”.
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