Un estudio que ha revisado más de 150 artículos científicos publicados en los últimos 150 años explora cómo la acumulación de errores en los procesos de
cicatrización y reparación de tejidos podría conducir a sufrir
cáncer, enfermedades inflamatorias y fibrosis. En concreto, los investigadores han detectado diferentes
factores ambientales y biológicos que influyen en la calidad de cicatrización de las heridas. Entre estos se encuentra la
inflamación crónica, que puede derivar en el deterioro de la reparación tisular, lo que aumenta el daño cerebral y las patologías crónicas.
El
estrés oxidativo es otro de estos factores, provocado por la producción excesiva de especies reactivas de oxígeno, que interferiría en los procesos de cicatrización, dañando tejidos y contribuyendo al
envejecimiento celular. El
daño genético y epigenético es otro de los factores, producidos en gran medida por alteraciones en el
ADN o cambios en el medio ambiente, como la exposición a
radiación ultravioleta o a
productos químicos, tal y como se detalla en el estudio.
La obesidad aumenta los riesgos de una mala cicatrización
Los
factores metabólicos como la obesidad o la diabetes también son un motivo habitual por el que los mecanismos de reparación de tejidos no funcionan de forma adecuada, aumentando el riesgo de cicatrización deficiente. Un
desequilibrio en la microbiota cutánea o intestinal también puede afectar negativamente a este proceso, según el estudio, publicado bajo el título '
La cicatrización imperfecta de heridas prepara el terreno para las enfermedades crónicas' en la revista científica
Science.
Una
exposición continuada a golpes en la zona de cicatrización y el
estrés también condiciona una correcta rehabilitación del tejido afectado, además de la
edad y la disminución de la función celular, que dañan significativamente la capacidad de regeneración de las células madre.
Una nueva visión para entender el origen del cáncer
Este artículo cuenta con presencia española, debido a que uno de los autores es
Carlos Pardo, investigador del
Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universidad Pompeu Fabra. Desde el centro universitario han explicado que, con este estudio, se ofrece una "nueva visión que va más allá de las
mutaciones genéticas" para explicar el origen de afecciones como el cáncer, con la finalidad de encontrar "nuevas estrategias de tratamiento y prevención". En este sentido, los autores de la investigación han recordado que controlar la exposición ambiental a la
contaminación, los
microplásticos y el humo, así como tratar de conseguir un
envejecimiento más activo, puede ser "una de las claves" de estas estrategias, lo que pone en el foco "la importancia de seguir investigando".
Identificar las peculiaridades de las heridas respecto a tejidos intactos, como la
regulación del EGFR por Piezo1, implicada en la proliferación maligna, también podría ser de gran ayuda para "encontrar mejores tratamientos contra el cáncer o la fibrosis", tal y como han subrayado los autores. Por otro lado, las políticas de salud pública destinadas a reducir contaminantes del aire y
elementos nocivos de la alimentación podrían jugar "un papel crucial en la prevención de enfermedades, como ya se ha visto con las limitaciones contra el
tabaquismo".
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