Ana Martínez, investigadora del grupo de Química Médica y Biológica Traslacional del CSIC.
La
investigación española ligada a la
esclerosis lateral amiotrófica (ELA) avanza a toda vela y recientemente el
Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-Csic) ha patentado una
molécula para combatir esta
enfermedad. Tras lograr grandes resultados en
modelos animales, el próximo paso que pretende realizar
Ana Martínez, investigadora del grupo de
Química Médica y Biológica Traslacional del CSIC, es iniciar un
proceso regulatorio para solicitar un
ensayo clínico de fase 1.
Para trasladar la molécula contra la ELA a la clínica, Martínez es consciente de que sin una
potente inversión económica la investigación difícilmente podrá llegar a ser
testada en
humanos, por lo que ya se han iniciado conversaciones con
compañías farmacéuticas e
spin off interesadas en apoyar el proyecto. La química afirma en
Redacción Médica que “debemos
poner en valor la investigación española ante la ELA a nivel mundial. España cuenta con una
investigación competitiva, pero necesitamos al
sector productivo para que los
frutos de nuestro trabajo se queden en España”.
"Necesitamos al sector productivo para que los frutos de nuestro trabajo se queden en España"
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Una vez se consiga la ayuda financiera, la meta marcada por Martínez es ir definiendo las
diferentes etapas del
proceso de estabilidad para crear “una
fórmula farmacéutica aceptable para que el humano pueda tomarlo. Debemos analizar la
toxicología en
dos especies animales, una
roedora y la otra que
no lo sea. Así pues, los animales se someterán a
28 días se seguimiento y
14 más de recuperación para analizar posibles efectos secundarios, su seguridad respiratoria, el sistema nervioso central, etc. Se trata de pasos que exige la agencia reguladora para tener la seguridad de que el fármaco no hará daño al humano”.
Otro paso que deberán dar los investigadores ligado a la investigación es iniciar una
ventana terapéutica, que consiste, tal y como explica Martínez, en “establecer un
margen entre la
dosis que es
efectiva en el modelo animal, que ya lo tenemos, y la
dosis que llegue a ser
tóxica, para poder realizar posteriormente el tratamiento terapéutico”.
El fármaco definitivo contra la ELA puede tardar hasta 15 años
El pistoletazo de salida del proyecto va ligado a recibir la
inversión necesaria, y una vez se consiga, Martínez calcula que “el
proceso regulatorio tardará
dos años en realizarse y lo que tarden las autoridades en aprobar la
fase 1 del ensayo clínico. Se estudiará el
comportamiento del fármaco en voluntarios sanos y poco a poco iremos aumentando la dosis. En el mejor de los casos se tardará entre
5 y 7 años en iniciar la
fase 2 con los pacientes, y hasta que
el compuesto se convierta en un verdadero fármaco contra la ELA puede tardar de
12 a 15 años”.
"Hasta que el compuesto se convierta en un verdadero fármaco contra la ELA puede tardar de 12 a 15 años"
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La inversión mínima que se necesita para propulsar el proyecto del CSIC es de
tres millones de euros, una cantidad que, en palabras de la investigadora, “se debe gestionar desde las
instituciones privadas. Ponemos la ciencia en valor para poderla
trasferir a los sectores productivos de la sociedad nuestro apoyo. Las empresas deben realizar los desarrollos para comercializarlos”.
La molécula y su eficacia en enfermedades neurodegenerativas
La investigación, además, tiene la esperanza de que el compuesto patentado y premiado como la mejor invención de la
Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) puede llegar a servir para otras
patologías neurodegenerativas. “En estas enfermedades que existe la
proteína TDP-43, el fármaco puede hacer la reversión a su función normal. Estamos mirándolo en modelos de alzhéimer. Recientemente hemos comprobado la importancia de esta proteína en ciertos tipos de demencia, y se nos abre la posibilidad de seguir investigando para llevarlo a cabo en
modelos animales”, concluye Martínez.
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