Investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) han descubierto que el
uso a largo plazo de inhibidores de la bomba de protones (IBP) como el
omeprazol, pantoprazol, lansoprazol, esomeprazol, y rabeprazol, utilizados para la
acidez, la
gastritis o las
úlceras estomacales, podría aumentar el riesgo de desarrollar
demencia.
"Hemos podido demostrar que los inhibidores de la bomba de protones afectan la síntesis del neurotransmisor acetilcolina, que desempeña un papel importante en condiciones como la
enfermedad de Alzheimer. Dado que no hay un
tratamiento eficaz para la enfermedad, es importante evitar los factores de riesgo. Por lo tanto, queremos llamar la atención sobre esto para que los medicamentos no se utilicen innecesariamente durante mucho tiempo", explica
Taher Darreh-Shori, autor principal del trabajo, publicado en la revista
Alzheimer's & Dementia.
"Los inhibidores de la bomba de protones afectan la síntesis del neurotransmisor acetilcolina"
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Los inhibidores de la bomba de protones funcionan bloqueando las bombas que transportan los
iones de hidrógeno ácido desde las células que forman la
mucosa. Cuando las bombas están fuera de acción, hay una reducción del ácido y, en última instancia, el
daño corrosivo que hace a los tejidos. Estudios han mostrado anteriormente mayores tasas de demencia en las personas que utilizan IBP, pero hasta ahora se desconoce qué forma podría adoptar esa conexión.
En primer lugar, los investigadores utilizaron
simulaciones informáticas tridimensionales para examinar cómo seis variantes de IBP basadas en diferentes sustancias activas interactuaban con una enzima llamada
colina acetiltransferasa, cuya función es sintetizar el neurotransmisor acetilcolina.
Como neurotransmisor, la acetilcolina es necesaria para el paso de señales entre las células nerviosas, pero esto solo funciona si se produce suficiente cantidad de la sustancia. Las simulaciones mostraron que todas las drogas probadas eran capaces de unirse a la enzima.
Inhibición de la colina acetiltranserasa
Los investigadores analizaron entonces el
efecto de esta unión. Descubrieron que todos los fármacos inhibían la enzima, lo que resultaba en una reducción de la producción de acetilcolina, donde
cuanto más fuerte era la unión, más fuerte era el efecto inhibidor.
Los medicamentos basados en las sustancias activas omeprazol, esomeprazol, tenatoprazol y rabeprazol tenían la
mayor afinidad y, por lo tanto, eran los inhibidores más fuertes de la enzima, mientras que las variantes pantoprazol y lansoprazol eran las más débiles.
"Se debe tener especial cuidado con los pacientes más ancianos"
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Ahora se necesitan estudios complementarios para examinar si estas observaciones de laboratorio representan lo que ocurre en el cuerpo. Sin embargo, Darreh-Shori ya está
aconsejando contra el uso excesivo de los IBP.
"Se debe tener especial cuidado con los pacientes más ancianos y con aquellos a los que ya se les ha diagnosticado demencia. Lo mismo se aplica a los pacientes con enfermedades de debilidad muscular como la
esclerosis lateral amiotrófica (ELA), ya que la acetilcolina es un
neurotransmisor motor esencial. En estos casos, los médicos deben utilizar los medicamentos que tienen el efecto más débil y prescribirlos en la dosis más baja y durante el menor tiempo posible", argumenta el investigador.
"Sin embargo, me gustaría subrayar que el
uso correcto de los medicamentos es seguro también en los ancianos, siempre que los medicamentos se utilicen durante un
tiempo limitado y cuando sean
realmente necesarios, ya que nuestro sistema nervioso es bastante flexible a la hora de tolerar un impacto a corto plazo", concluye.
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