El estudio se basa en un registro que analizó datos de 6.901 pacientes con accidente cerebrovascular.
El dinero no siempre es sinónimo de felicidad, pero las personas con altos ingresos sí consiguen tener un menor
riesgo de mortalidad posterior a un accidente cerebrovascular. Esta conclusión es fruto de una nueva investigación realizada por la
Universidad de Gotemburgo (Suecia), después de basarse en un registro que analizó datos de 6.901 pacientes con
accidente cerebrovascular en Gotemburgo entre noviembre de 2014 y diciembre de 2019.
Los investigadores analizaron el impacto de los
factores SDoH en el riesgo de mortalidad posterior al accidente cerebrovascular, centrándose en cuatro factores SDoH: zona de residencia, país de nacimiento, educación e ingresos.
Además de identificar una conexión significativa entre los
ingresos, el
nivel educativo y el
riesgo de mortalidad posterior a un ictus, el estudio descubrió una tendencia preocupante con respecto al impacto acumulativo de los factores SDoH. Los pacientes con un factor SDoH desfavorable tenían un riesgo de mortalidad de un
18 por ciento mayor en comparación con los pacientes sin ningún factor SDoH desfavorable. Este riesgo aumentó al
24 por ciento para los pacientes con dos a cuatro factores SDoH.
Además, el estudio encontró un vínculo entre un mayor riesgo de mortalidad y factores de riesgo adicionales como son la
inactividad física, la
diabetes, el
abuso de alcohol y la
fibrilación auricular. A partir de este hallazgo, surgieron ideas sobre las disparidades de género y el impacto potencial de los factores de riesgo al examinar las características de los pacientes dentro de la cohorte del estudio.
Las mujeres tienen más factores SDoH desfavorables
El número de pacientes mujeres aumentó ligado al número de factores
SDoH desfavorables. La investigación desvela que el 41 por ciento del grupo sin factores SDoH desfavorables eran mujeres, mientras que el 59 por ciento del sector con dos a cuatro factores SDoH desfavorables eran mujeres. Además, el tabaquismo fue más prevalente en el grupo con dos a cuatro factores SDoH desfavorables en comparación con aquellos sin ninguno.
Ante la tesitura de que el número de personas afectadas por accidentes cerebrovasculares en Europa aumentará un
27 por ciento entre
2017 y 2047, la investigación apremia a la necesidad de seguir estudiando nuevas intervenciones efectivas tras un ictus, defendiendo que las estrategias específicas y personalizadas son esenciales.
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