En las últimas décadas ha aumentado el reconocimiento de las disfunciones no motoras del párkinson.
11 oct. 2016 13:50H
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La mitad de los pacientes con enfermedad de Parkinson puede tener alucinaciones durante el curso de su enfermedad, según Javier Pagonabarraga, neurólogo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona.
"La disrupción progresiva de circuitos corticales implicados en la percepción del mundo externo es la causa subyacente, fundamental y real de que estos pacientes alucinen", ha apostillado el experto, durante su participación en el VIII simposio 'Trastornos cognitivos en la Enfermedad de Parkinson', organizado por Teva.
Uno de los puntos que el especialista ha considerado fundamental para mejorar el tratamiento y el abordaje de este síntoma es saber que las alucinaciones no son un elemento único de las fases avanzadas de la enfermedad, sino que se pueden presentar desde fases iniciales.
"Detectarlas desde un inicio, ayudaría a mejorar su tratamiento y abordaje considerablemente", resalta. En este sentido, ha destacado que es de gran importancia seguir investigando para encontrar un tratamiento farmacológico que resulte efectivo para las alucinaciones, pero que no acelere o empeore la función motora", ha apostillado.
Aunque el párkinson ha sido siempre considerado un trastorno motor, en las últimas décadas ha aumentado el reconocimiento de manifestaciones no motoras, entre las que destacan las alteraciones cognitivas, psiquiátricas (por ejemplo, la apatía y depresión) y la alteración del sistema nervioso autónomo (control de la tensión arterial y de la función urinaria).
De hecho, desde hace varios años, estos síntomas han recibido especial atención por parte de los especialistas e investigadores debido a su elevada frecuencia e impacto en la calidad de vida de pacientes, familiares y cuidadores, siendo, actualmente, considerados parte integral de la enfermedad.
Disfunción de regiones cerebrales específicas
"El deterioro cognitivo leve (DCL) en la enfermedad de Parkinson es un factor de riesgo de demencia que afecta al 27 por ciento de los pacientes no dementes, siendo la frecuencia de casi 40 por ciento en aquellos con enfermedad avanzada", ha comentado la especialista del Centro Integral de Neurociencias A.C. (Cinac) de Madrid, Carmen Gasca-Salas.
A pesar de la heterogeneidad de las investigaciones, los expertos allí reunidos han coincidido, en que la asociación de déficits cognitivos que implican una disfunción de regiones cerebrales específicas (corteza cerebral posterior), principalmente la disfunción visoespacial, que incluye la capacidad para orientarse en los lugares así como ubicar los objetos en el espacio; determinarían un mayor riesgo de demencia en los próximos años.
"Además, la disfunción ejecutiva, donde incluimos resolución problemas, planificación o memoria de trabajo, las cuales aparecen frecuentemente al inicio de la enfermedad como consecuencia del déficit de dopamina, seguirían empeorando en la conversión a demencia", ha señalado Gasca-Salas.
En este sentido, los profesionales han destacado que el riesgo de la demencia va a ser mayor en los pacientes de edad más avanzada (mayores de 70 años), que han iniciado la enfermedad de forma tardía y aquellos que llevan más tiempo sufriéndola.
"En el caso concreto del DCL, los signos o síntomas que pueden aumentar en mayor medida el riesgo de conversión a demencia serían: la inestabilidad postural, tener un DCL más avanzado, la existencia de alteraciones visoespaciales y las alucinaciones visuales. La identificación de estos pacientes de mayor riesgo, es de utilidad no sólo desde el punto de vista clínico y pronóstico, si no en el desarrollo de terapias modificadoras de la progresión de la enfermedad", ha zanjado la especialista.
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