Robert Liu, autor principal del estudio y profesor asociado en el Departamento de Biología de Emory.
1 jun. 2017 9:05H
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Un equipo de neurocientíficos del Centro Silvio O. Conte de Oxitocina y Cognición Social de la Universidad de Emory (Estados Unidos) ha descubierto una conexión clave entre las áreas del sistema de recompensa cerebral del topillo o ratón de campo hembra adulta que promueve la aparición de vínculos de parejas. Los resultados de este estudio podrían ayudar a los esfuerzos por mejorar las habilidades sociales en los trastornos humanos con deterioro de la función social, como el autismo.
Este estudio de Conte Center halló que la fuerza de la comunicación entre las partes de un circuito corticoestriatal en el cerebro predice la rapidez con la que cada topillo hembra se relaciona con su pareja; los ratones de campo de las praderas son socialmente monógamos y forman vínculos de por vida con sus parejas. Además, cuando los investigadores impulsaron la comunicación mediante el uso de pulsos de luz, las hembras aumentaron su afiliación hacia los hombres, lo que demuestra aún más la importancia de la actividad de este circuito para emparejar la unión en estos roedores.
"Los ratones de las praderas fueron fundamentales para los hallazgos de nuestro equipo, porque estudiar la vinculación de parejas en seres humanos ha sido tradicionalmente difícil -explica la doctora Elizabeth Amadei, coautora principal de la investigación--. Como seres humanos, sabemos los sentimientos que tenemos cuando vemos imágenes de nuestros compañeros, pero, hasta ahora, no hemos sabido cómo funciona el sistema de recompensas del cerebro para llevar a esos sentimientos y a la unión de parejas de ratones".
El equipo descubrió que los animales estimulados mediante optogenética mostraron mayor preferencia hacia los compañeros en comparación con un macho extraño cuando se les dio la opción al día siguiente. "Es increíble pensar que podríamos influir en el vínculo social al estimular este circuito cerebral con una luz remotamente controlada implantada en el cerebro", celebra el coautor Zack Johnson.
Según el coautor Larry Young, director del Conte Center, "es importante que haya signos neuronales de una predisposición para comenzar a acurrucarse con el compañero". "Una variación similar en la comunicación corticoestriatal podría subyacer a las diferencias individuales en las competencias sociales en los trastornos psiquiátricos en los seres humanos y mejorar esa comunicación podría mejorar la función social en trastornos como el autismo", plantea Young que también es jefe de la División de Neurociencias Conductuales y Trastornos Psiquiátricos en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Yerkes, en Estados Unidos.
Los resultados del trabajo identifican un importante circuito de recompensa en el cerebro que se activa durante las interacciones sociales para facilitar la formación de enlaces en los ratones. "Ahora, queremos saber si la oxitocina regula la conectividad funcional y cómo la actividad del circuito cambia la forma en que el cerebro procesa la información social sobre un compañero. Nuestro objetivo es promover una mejor comunicación neuronal para estimular la cognición social en trastornos como el autismo, en los que el funcionamiento social puede verse afectado", dice el autor principal Robert Liu, profesor asociado en el Departamento de Biología de Emory.
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