Ana Rodríguez, neuróloga del Hospital del Mar y responsable de este estudio.
Un estudio liderado por el equipo de Neurología del Hospital del Mar demuestra que la
obesidad abdominal se asocia a un aumento del riesgo de sufrir un
ictus isquémico, sobre todo en
mujeres, mientras que un
mayor índice de masa corporal actúa como factor de
protección en hombres. Los hallazgos,
publicados en la revista European Journal of Neurology, permitirían utilizar las medidas de obesidad abdominal para predecir el riesgo de sufrir un infarto cerebral.
“El
índice de masa corporal no es un indicador fiable para la predicción del riesgo de ictus, ya que nos informa del peso, pero el peso se puede deber a la grasa -que es la que aumenta el riesgo de padecer ictus- o a la masa magra. Personas muy corpulentas y con mucha masa muscular pueden
tener un IMC muy elevado y no tener grasa”, explica Ana Rodríguez, neuróloga del Hospital del Mar e investigadora del Grupo de Investigación de Enfermedades Neurovasculares del IMIM y responsable de este estudio.
El equipo de investigadores propone medir la obesidad abdominal en lugar de evaluar la grasa corporal global a través del índice de masa corporal para predecir el riesgo de ictus. “El motivo es que el perímetro de cintura refleja mejor el grado de adiposidad que el índice de masa corporal, sobre todo en el sexo femenino”, añade Rodríguez.
En esta investigación, en la que han participado 388 pacientes con ictus y 732 voluntarios sanos como grupo de control, se ha calculado el índice de masa corporal (IMC) y la obesidad abdominal -esta última, mide la circunferencia de la cintura y el ratio cintura-altura- de los 1.120 participantes. Tanto los pacientes como el grupo de control mostraron índices de masa corporal parecidos, aunque la
circunferencia de cintura y el ratio cintura-altura eran
mayores en los pacientes de ictus.
La obesidad y las enfermedades cardiovasculares
Hasta ahora, estudios previos habían asociado claramente la obesidad con enfermedades cardiovasculares, pero no con el riesgo de sufrir un infarto cerebral isquémico, y es que la principal medida clínica de riesgo cardiovascular es el índice de masa corporal.
Estas investigaciones ponen de manifiesto la asociación entre la acumulación de grasa en el abdomen en función del género y el ictus, así como una nueva herramienta para predecir el riesgo de sufrirlo. Una
dieta equilibrada y un ejercicio adecuado que disminuya la obesidad abdominal contribuirían a la reducción del riesgo de infarto cerebral isquémico.
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