El Covid-19 sufre dos cambios de nucleótidos al mes y no será como la gripe

El Ministerio de Sanidad ha actualizado la información microbiológica acerca del Covid-19, cuya mutación, según la evidencia científica, avanza “más lentamente” que otros virus de tipo ARN como el de la gripe o el VIH. Concretamente, la tasa de de evolución del SARS-CoV-2 se sitúa “aproximadamente en dos cambios de nucleótidos cada mes”, motivo por el cual existe una gran homología entre sus genomas completos.

“No se espera una evolución similar al virus de la gripe”, concluye el informe científico-técnico del Ministerio de Sanidad, que sin embargo apunta a que se han detectado “varias mutaciones respecto a la considerada secuencia de referencia”. En este sentido, destaca que la identificación de determinadas homoplasias (mutaciones repetidas surgidas de manera independiente) con una mayor frecuencia “podría considerarse un indicio de que el virus se encuentra en fase de adaptación a un nuevo huésped”.

El mismo documento incide en que la introducción de la vacuna contra el Covid-19 “genera varios interrogantes”, entre los que se encuentra la posibilidad de que el virus desaparezca por la presión de la misma “o que se produzcan mutaciones de escape”.

"Ventajas adaptativas" de las variantes

Especialmente, debido a las variantes que han aparecido desde la detección de SARS-CoV-2, que muestran diferencias genéticas respecto a la secuencia original del mismo. Algunas de estas mutaciones, según Sanidad, “parecen haber surgido de manera independiente en distintas variantes”, lo que podría indicar que “confieren alguna ventaja adaptativa”.

A este respecto, el área que dirige Carolina Darias subraya que las diferentes mutaciones presentes en las variantes pueden atribuirles un “mayor impacto potencial en la salud pública” a través de aspectos tales como el aumento de la transmisibilidad y el de la letalidad, así como un posible escape a la respuesta inmune adquirida tanto tras una infección natural como por las vacunas. Finalmente, Sanidad, apunta a una disminución de la sensibilidad de los métodos de diagnóstico microbiológico y a una caída de la respuesta al tratamiento.