De izquierda a derecha: Ángel Hernández, Fernando Moraga-Llop, Ramón Lecumberri y Julián Pérez-Villacastín.
El pronunciamiento de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) sobre
la vacuna contra el Covid-19 de Astrazeneca no varía la indicación de la misma, ni restringe su uso, pero la sombra de las restricciones a su uso ya planea en varios países en la Unión Europea y el
Reino Unido, donde se ha propuesto ofrecer vacunas alternativas a los menores de 30 años. En España,
Castilla y León suspendía su administración hasta conocer la decisión de la EMA.
Con este panorama, los médicos no ven con buenos ojos la disparidad de medidas al respecto que están tomando las autoridades sanitarias y apoyan el trabajo hecho por la EMA, “la única coherente, ha trabajado bien y de forma rápida”, en palabras de
Ángel Hernández Merino, vocal del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.
“Ha utilizado recursos razonables, consultado a buena cantidad de expertos, recopilado información de distintos países, etc. Ha tomado decisiones y en tiempo correcto, ha sido ágil”. En cambio, “los países deberían ser más coherentes con lo que ha hecho la agencia”.
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Hernández destaca que hay dos niveles de decisión: el de las agencias reguladoras, “que no pueden salirse de lo que dicen las pruebas”, y el de las administraciones sanitarias, que “tienen que tener en cuenta aspectos como los condicionamientos sociales propios de la región”. A pesar de ello, “
no se deberían tomar decisiones que se aparten del camino que marca la EMA”.
"Sensación de desbarajuste y desorientación"
Otro experto en vacunas,
Fernando Moraga-Llop, suscribe sus palabras. “La EMA siempre ha dicho que los beneficios de la vacunación son superiores a los riesgos, pero ahora afina un poco más y admite el posible vínculo con casos aislados de trombosis. Lo que no encuentro correcto es que en Europa se salgan del consenso”.
Moraga-Llop, que es vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología, apunta que la actuación de los distintos países y regiones “solo da una sensación de desbarajuste y desorientación a la población”.
Los hematólogos conocen bien los trombos y, aunque admiten que el número de casos reportados tras la vacunación ha aumentado, de 1 por millón a hasta 5, sigue tratándose de una proporción residual.
“El informe de la EMA me parece prudente y razonado”, comenta
Ramón Lecumberri, portavoz de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia. “Con respecto a la semana pasada no ha cambiado mucho el panorama”.
Decisiones consensuadas sobre la vacuna Covid Astrazeneca
Lecumberri indica que los países europeos deben tomar una decisión común, “no permanente, porque la evidencia puede cambiar, pero tiene que estar justificada”.
Algo similar apuntan desde la Cardiología.
Julián Pérez-Villacastín, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos, considera “equivocado que cada uno de los países, en base a criterios no científicos, tomen actitudes particulares en algo que afecta a toda la población mundial”.
Los responsables sanitarios “deberían hacer acuerdos consensuados y siempre basados en la evidencia científica para tomar decisiones, más todavía considerando los beneficios de la vacuna”, sentencia.
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