Inmaculada Alfageme, presidenta de Separ.
30 may. 2016 11:30H
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La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) advierte que la exposición prenatal como postnatal al humo del tabaco daña gravemente la salud respiratoria de los niños y niñas, aumentando la probabilidad de presentar síntomas y enfermedades respiratorias agudas o crónicas. Asimismo, destaca que dicha exposición pasiva al humo del tabaco no solo afecta a los niños durante la infancia, sino que también puede tener consecuencias en su vida adulta.
“Lamentablemente, y a pesar del volumen de evidencia científica disponible, es alarmante la alta proporción de población que persiste en el hábito de fumar, incluso con niños y niñas en el entorno más próximo, aun sin ser plenamente conscientes del daño realizado a uno mismo y a los demás”, afirma José Francisco Pascual Lledó, neumólogo y miembro de Separ, en el marco de la 49 edición de Congreso Nacional.
“Los daños causados por este tipo de tabaquismo en la población infantil van en aumento y, a la vez, crece nuestra responsabilidad como especialistas en el sistema respiratorio de alertar y proteger a los colectivos más vulnerables e inocentes, a la infancia, de sufrir tales daños involuntariamente”, añade este neumólogo.
El humo inhalado por los no fumadores que contamina los espacios interiores y los ambientes exteriores se conoce como ‘humo de segunda mano’ o ‘humo de tabaco ambiental’. La inhalación de este humo por parte de los no fumadores se denomina ‘tabaquismo pasivo’ o ‘tabaquismo involuntario’. La exposición pasiva al humo del tabaco no es simplemente un comportamiento dañino, si no que puede ser mortal, especialmente en niños y bebés. Esta exposición involuntaria es la causa de múltiples enfermedades respiratorias infantiles, como el asma y la neumonía, y de patologías cardíacas graves además de muerte súbita del lactante. También conlleva múltiples hospitalizaciones evitables.
Según los datos de 2011, el número total de muertes atribuibles a la exposición de humo de segunda mano en los hogares y en los ambientes profesionales en España se situó en 1.028 fallecidos (586 hombres y 442 en mujeres). En 2002 la cifra registrada fue de 1.228 muertes. A pesar de que la tasa de mortalidad haya disminuido en comparación a años anteriores, las cifras siguen siendo preocupantemente altas. Se estima que solamente el 2 por ciento de la población mundial vive en países que aplican leyes integrales sobre ambientes libres de humo.
“La disminución de muertes se debe en gran medida al endurecimiento de las leyes antitabaco que tuvieron lugar en España entre 2005 y 2010. Aun así, con el fin de combatir la prevalencia de exposición al tabaquismo pasivo, su morbilidad y mortalidad, es necesario regular el consumo de cigarrillos en sitios cerrados, tales como hogares o coches, y seguir endureciendo la prohibición de fumar en ciertos sitios abiertos. Eliminar el tabaco en los espacios interiores protege completamente a los no fumadores de la exposición al humo de tabaco ambiental”, explica Pascual.
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