Fernando Carballo, presidente de Facme.
La Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (
Facme) ha remitido sus alegaciones al 'Plan de acción para fomentar la utilización de los medicamentos reguladores del mercado en el
Sistema Nacional de Salud:
medicamentos biosimilares y medicamentos genéricos’, pidiendo modificar las menciones a la intercambiabilidad de biosimilares y la prescripción por principio activo (denominación oficial española o DOE).
Así, señala que, al mencionar estudios sobre “
intercambiabilidad” del biosimilar, “se citan de forma inadecuada algunas referencias bibliográficas seleccionadas, y se toman las garantías de los biosimilares y las evidencias y recomendaciones existentes sobre cambios de tratamientos realizados por los médicos como un aval al concepto de intercambiabilidad, utilizando éste como si fuera un atributo del medicamento biosimilar”.
La federación explica que la ‘Guía informativa para profesionales sanitarios sobre los biosimilares en la UE’, elaborada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Comisión Europea, propone el uso de los términos ‘
cambio’ y ‘
sustitución’ en lugar de ‘intercambiabilidad’.
El primero se refiere a que el prescriptor puede cambiar “un medicamento por otro con el mismo fin terapéutico”, mientras que el segundo señala la “práctica de dispensar un medicamento en lugar de otro medicamento equivalente e intercambiable a nivel farmacéutico
sin consultar con el prescriptor”.
Acceda aquí a las alegaciones de Facme
Homogeneizar las actuaciones de intercambio
Facme advierte de los posibles conflictos de interés entre industria y farmacéutico dispensador
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Facme reitera su preocupación por que el concepto de intercambiabilidad se aplica al biosimilar “como un fundamento para políticas de cambios obligados de tratamientos o sustituciones”, y considera que un posicionamiento de la
Comisión Permanente de Farmacia para “homogeneizar las distintas actuaciones en el SNS” no es adecuado pues los cambios entre original y biosimilar “sólo pueden ser decididos por el médico, de forma individualizada, de acuerdo con el paciente que ha de entender y aceptar el cambio tras haber recibido una información veraz y contrastable”.
Además, señala el
“error” que existe en el plan al ligar la prescripción por principio activo a los biosimilares. “El plan debería hacer hincapié en que es necesaria la prescripción por marca en el caso de los medicamentos biológicos, incluyendo los biosimilares, tal y como indican las normativas europea y española”, para preservar “el funcionamiento correcto de la farmacovigilancia”.
Destaca una mención a los “posibles conflictos de intereses entre la industria farmacéutica y el prescriptor”, señalando que “quizá sea más importante” hablar de los que hay entre la industria y “el farmacéutico que elige la marca del genérico a dispensar”.
A este respecto, la mención a la
formación sobre estos medicamentos que hace el documento solo cuenta con las sociedades farmacéuticas, “ignorando a las sociedades científicas médicas y de Enfermería”, y propone su inclusión en este hipotético programa formativo.
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