La reciente declaración del zika como una emergencia global por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a consecuencia de su expansión epidémica por América Latina, pone de relieve la amenaza que supone para la salud el auge de enfermedades emergentes. En España ya hay al menos una decena de casos de esta enfermedad, importados de América Latina.
No es fácil predecir cuándo y dónde aparecerán, pero lo que sí parece claro es que dos factores propios de nuestro tiempo, el cambio climático y la globalización, ayudan a las nuevas infecciones a expandirse más rápidamente.
Esta es la razón por la cual, a finales del año pasado, la OMS publicó una “lista de patógenos emergentes”: las nueve enfermedades que pueden convertirse en la próxima epidemia global. Todas tienen en común estar causadas por virus y estar aún poco investigadas. Reciben el nombre de enfermedades emergentes porque, pese a que pueden haber existido desde hace decenas de miles de años, sólo han sido identificadas en los últimos años, después de que hayan saltado de los reservorios animales donde estaban confinadas a los seres humanos.
1. El Ébola
El ébola cursa con síntomas como fiebre, diarreas, vómitos y hemorragias y tiene una tasa de mortalidad que ronda el 60 por ciento. Hay cinco cepas, siendo la más letal la del río Zaire. No hay tratamiento aún, pero se están estudiando dos vacunas. Los primeros brotes tuvieron lugares en áreas rurales del África central. Sin embargo, el último brote, el más mortífero, se extendió de manera explosiva por zonas urbanas del África Occidental y saltó –aunque de forma muy puntual– a varios países occidentales, mostrando su potencial como epidemia global y desatando cierta psicosis. En España, al igual que en Estados Unidos, hubo un caso de trasmisión local a partir de otro importado. La auxiliar de enfermería Teresa Rodríguez contrajo el virus tras atender a un misionero español infectado en Sierra Leona.
2. El virus de Marburgo
El virus de Marburgo fue identificado en 1967, nueve años antes que el ébola, y cursa con síntomas muy parecidos a los de esta enfermedad. Al igual que el ébola, puede saltar desde los murciélagos a los seres humanos y se contagia por contacto con la sangre y fluidos corporales. Es también endémico de África, habiéndose detectado brotes en Uganda, República Democrática del Congo, Kenia y Suráfrica.
3. La fiebre de Lassa
La fiebre de Lassa fue identificada por primera vez en 1950 y su reservorio natural son los roedores. Se trasmite a los humanos por la inhalación de aerosoles o la ingestión de comida contaminada por orina o deposiciones de estos animales. La trasmisión de persona a persona también es posible, si hay contacto con fluidos corporales. La mayoría de los contagiados no desarrolla síntomas, pero en el caso de desarrollarse, estos son graves. Entre el 15 y el 20 por ciento de las personas hospitalizadas mueren a causa de la enfermedad. No hay vacuna, aunque los tratamientos con antivirales han probado ser relativamente eficientes. La enfermedad es endémica en África occidental.
4. Fiebre del Valle del Rift
Este virus fue identificado por vez primera en Kenia en 1931 y, aunque principalmente afecta a animales, también puede infectar a humanos. Su tasa de mortalidad es muy baja (en torno a un 1%), pero en algunos casos puede ocasionar una enfermedad severa, caracterizada por trastornos oculares, fiebre hemorrágica y encefalitis. En este caso la tasa de mortalidad sube hasta un 50%. La mayor parte de los casos suceden por la manipulación o ingestión de leche, sangre u órganos de animales infectados. A veces, las moscas o el mosquito aedes pueden actuar como vectores. Yemen, Arabia Saudí y algunos puntos de África son los lugares donde hasta ahora ha habido brotes de este virus.
5. La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo
Se identificó por vez primera en Crimea en 1944. Se trasmite a humanos por mordeduras de animales domésticos y ganado. El contagio entre humanos también es posible por exposición a fluidos corporales. Este virus causa una fiebre hemorrágica con una tasa de mortalidad de hasta el 50% y es endémico de África central y oriental, Oriente Medio, los Balcanes y Asia Central.
6. MERS-CoV
El coronavirus que causa el síndrome respiratoria del Oriente Medio (MERS-CoV) fue identificado por primera vez en Arabia Saudí en 2012. Los camellos parecen ser un importante reservorio de esta enfermedad, aunque la mayor parte de los casos notificados de contagio son debidos a la trasmisión de humano a humano y casi siempre en instalaciones hospitalarias. Es un virus muy contagioso que se trasmite por exposición cercana a las secreciones de otras personas, tales como la tos. Su tasa de mortalidad ronda el 40% y afecta principalmente a personas mayores con dolencias previas. Hasta ahora, la mayoría de casos reportados se habían producido en la Península Arábica, pero un reciente brote en Corea del Sur, de gran proporción y producido a partir de un caso importado ha confirmado el potencial pandémico de este virus.
7. SARS-CoV
El síndrome respiratorio severo agudo (SARS-CoV) está causado por otro coronavirus. No se conoce a ciencia cierta cuál es su reservorio, pero es probable que sean los murciélagos y unos mamíferos parecidos a los gatos llamados civetas. Se informó de este virus por primera vez en 2003 en Asia, desde donde rápidamente se extendió a otros 12 países en Europa, América y Asia, causando 8.000 muertes, además de 8.000 hospitalizaciones. El SARS se trasmitió principalmente fuera de las instituciones hospitalarias y afectó sobre todo a gente joven y saludable. Desde 2004 no se han vuelto a reportar casos.
8. Virus de Nipah
Este virus se aisló por primera vez en 1.999, después de un brote de encefalitis entre granjeros de cerdos en Malasia y Singapur. Después de eso, se han detectado brotes periódicos en Bangladesh. Causa una indisposición moderada en los cerdos, pero en los humanos se convierte en una enfermedad severa que mata al 40% de los que la contraen. Se contagia a través de contacto directo con los cerdos, los murciélagos o la savia de las palmeras datileras contaminada por murciélagos infectados. También se ha detectado trasmisión entre humanos, probablemente a través de la saliva.
9. Virus de Hendra
El virus de Hendra pertenece a la misma familia que el de Nipah y comparte el mismo reservorio: los murciélagos. Sólo ha habido un brote de este virus hasta la fecha, en 1994, cuando siete personas y varios caballos resultaron afectados. La tasa de mortalidad alcanzó el 60%. Australia está investigando actualmente la eficacia de anticuerpos neutralizadores contra el virus.
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