Adela Angulo, médica e ilustradora.
Adela Angulo es médica de formación, aunque tras terminar la carrera, el MIR y la residencia, tomó la decisión de dedicarse al arte de manera íntegra. Su interés inicial por la
Medicina hizo que, pese a que
no alcanzara la nota necesaria para entrar desde Bachillerato, se matriculara tanto en la
carrera de Biología como en la
FP de Anatomía Patológica y Citología para alcanzar el que por aquel entonces era su sueño. "Creo que simplemente me gustaba la Medicina a nivel científico; me interesaba mucho conocer los
procesos del cuerpo humano, me pasaba desde pequeña", recuerda.
Una vez completada la
titulación universitaria, Angulo se presentó al
examen MIR y consiguió plaza "un poco de milagro". Ni siquiera recuerda de manera concreta su
número de orden, tan solo cree que "estaba entre el 7.000 y el 8.000". De lo que sí se acuerda a la perfección es del 'calvario' que vivió durante la
preparación de la prueba, especialmente en lo relativo a su
salud mental. "El último mes
no estudié ni hice simulacros porque cada vez que me sentaba a hacerlo me daba un
ataque de ansiedad", asegura.
"El último mes [de preparación del MIR] no estudié ni hice simulacros, porque cada vez que me sentaba a hacerlo me daba un ataque de ansiedad"
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Durante este trance, la
ilustración fue su mayor apoyo y su fiel compañera. Era una vertiente de su personalidad que siempre había estado presente, pero cobró más protagonismo en su tercer año de universidad, cuando dibujaba mientras estudiaba en la biblioteca y comenzó a
publicar su contenido en redes sociales. Dado el impacto de sus publicaciones, unos años después, mientras preparaba el
examen de FSE, recibió la llamada de una editorial para publicar un libro. "
Estudié el MIR por el día y al llegar a casa por la noche hacía el libro", explica.
Una vez superada la prueba, Angulo se decanto por la especialidad de
Medicina Familiar y Comunitaria 'por descarte', tal y como ella misma reconoce. "La verdad es que nunca había sido lo que prefería, pero
era lo que quedaba", confiesa. Completó los
cuatro años de residencia, durante los cuales sufrió "mucha ansiedad, sobre todo relacionada con las
guardias, el nivel de responsabilidad, y la exigencia de trabajo infinito", dentro y fuera del horario laboral. "Hay que
estudiar en casa, ir a congresos los fines de semana... Esta sensación de que
toda mi vida era la Medicina y nada más y que por mucho que hiciera, debería hacer más", añade.
Ilustración de Adela sobre el estudio y la felicidad.
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Motivos para dejar la Medicina
El nivel de presión al que se vio sometida durante esta etapa también afectó a sus dibujos. "En la residencia seguí dibujando, pero
vivía muy estresada y le dedicaba menos tiempo a la ilustración", declara. Es por ello que decidió enfocar esta
formación sanitaria como "un trabajo remunerado más, y no como un proyecto de futuro". La idea de dejarlo era cada vez más recurrente para ella, pero decidió completar la residencia "
por miedo a futuros arrepentimientos". En este tiempo interiorizó que "
completar la residencia era un trámite, pero luego intentaría investigar otras maneras de vivir", entre las cuales figuraba la ilustración.
"Completar el MIR era un trámite, pero luego intentaría investigar otras maneras de vivir"
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Antes de decidirse por completo, quiso enfocar este nuevo escenario como
algo provisional para sobrellevarlo de la mejor manera posible. "Me comparaba con la gente que se daba
un año sabático después de la residencia, da más miedo plantearlo como un cambio de ámbito laboral que como un descanso", argumenta. Con la determinación ya tomada tras
terminar su andadura como MIR, sostiene que la parte más complicada fue comunicárselo a su abuela, quien a día de hoy todavía "no entiende" este cambio de rumbo. "A ella
le gustaría que yo siguiera trabajando como médica", asegura. El resto de su entorno más cercano "entienden y apoyan" este cambio, aunque ya se ha acostumbrado a escuchar la "falacia del coste hundido", puesto que muchas personas le preguntan si no le da pena 'desperdiciar' todo el
tiempo y dinero destinados a su formación como sanitaria.
Pero la persona más contenta por este cambio es, indudablemente, ella misma. "Me siento
feliz, tranquila, respetada, afortunada. Estoy muy contenta de la decisión, dure lo que dure. Siento que mi vida y mi cabeza por fin están en concordancia", relata. También es consciente de que se trata de un
oficio complicado, y de que por tanto conlleva algunos riesgos. "El futuro me da un poco de miedo, por eso de que el trabajo de ilustradora es incierto e inestable, pero me tranquiliza saber que
puedo cambiar de idea si lo necesito", asegura.
Carencias del Sistema Nacional de Salud
Echando la vista atrás a sus años como médica, opina que su mayor decepción en este sentido fue el propio
Sistema Nacional de Salud (SNS). "Día a día sentía que lo que hacía no tenía sentido, por cómo se suponía que había que hacerlo", detalla. De manera concreta, eran muchos los
'cabos sueltos' del SNS que afectaban a Angulo en lo laboral y en lo personal. "No me sentía muy respetada por el sistema, y
los pacientes estaban enfadados (con razón), así que también tenía que luchar contra eso. Tampoco me hacía bien el
ambiente de autoexigencia y de hiperproductividad que suele envolver lo médico, así como el descontento general (y lógico)", confiesa.
Ilustración de Adela sobre sus sensaciones como médica.
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Como conclusión, ha aprendido que pese a que sientas interés por alguna cuestión o rama del conocimiento, puede que el ejercicio laboral de la misma no sea de tu agrado. No obstante, sí que ha contemplado la
posibilidad de volver a trabajar como sanitaria. Eso sí, tiene claro que lo haría en una rama que no tuviera contacto directo y frecuente con los pacientes. Le atrae más la
vertiente organizativa y divulgativa de la Medicina, o al menos en este preciso momento.
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