Jesús del Mazo, investigador del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas.
“Si
no conocemos nuestro pasado genético, difícilmente entenderemos nuestro
presente y mucho menos
prever nuestro futuro”. Así de claro habla en
Redacción Médica Jesús del Mazo, especialista del
Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), en relación con los hallazgos sobre el
ADN de los
Neandertales logrado por el
investigador Svante Pääbo, al que se le ha concedido el
Premio Nobel de Medicina. A nivel
sanitario, el hecho de conocer genéticamente cómo hemos evolucionado permite, según el investigador, “entender muchas enfermedades de
origen genético. Si encontramos genes relacionados con el
cáncer, rápidamente se podría detectar si los neandertales lo tenían y analizar
qué consecuencias puede suponer y cómo abordarlo, tal y como ya ha sucedido en otros genes estudiados”.
Las consecuencias a nivel sanitario que puede trasmitir este hallazgo son enormemente importantes según el investigador, permitiendo conocer y entender varias situaciones difíciles de comprender sin el conocimiento de la
genética del neandertal: “El mismo grupo dirigido por Pääbo estudió un gen que consiste en un
receptor de progesterona (PGR). Se trata de un elemento fundamental para los
primeros estados embrionarios y el mantenimiento del proceso de embarazo. Si se analiza el genoma Neandertal y de poblaciones actuales,
el gen se ha mantenido en un 20 por ciento de la población actualmente. Las mujeres con niveles bajos de progesterona o con la ausencia de este gen, que aumenta la sensibilidad a la hormona, tienen más posibilidades de sufrir abortos espontáneos, problemas menstruales, etc”.
Este hecho ha sido posible debido a que, en palabras del investigador, “la
trasposición del gen de progesterona de neandertal a sapiens se produjo como consecuencia del cruzamiento entre ambos, favoreciendo la fertilidad en mujeres portadoras de ese gen recibido de neandertales. Estamos encontrando pues el origen de un gen que está estrechamente ligado a la fertilidad, por lo que a nivel terapéutico podría resultar de gran interés”.
"A nivel terapéutico puede resultar clave el origen del gen ligado a la fertilidad"
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Otro descubrimiento mencionado por el investigador del CSIC tiene relación con otro gen propio de los
Denisovanos,
relacionados con los Neandertales de forma lejana y que se establecieron en Asia: “Este gen en particular activaba la producción de hemoglobina en zonas con niveles bajos de oxígeno. Los Denisovanos vivían a grandes alturas, como el
Tíbet. Este gen les permitía una
supervivencia mayor en zonas elevadas donde los niveles de oxígeno son bajos, y se sigue encontrando en poblaciones en la actualidad que viven en el Tíbet. Esos Homo sapiens tienen la capacidad de producir
hemoglobina de forma más eficaz en
niveles bajos de oxígeno. Gracias al descubrimiento que ha logrado el premio Nobel se podrán encontrar el origen de muchos más genes, su función y patogenia y potencialmente investigaciones terapéuticas".
Procesos de conservación del DNA en restos arqueológicos
Por otra parte, para poder conservar en su
mayor integridad los
restos arqueológicos para su posterior investigación, del Mazo advierte que “los sistemas de procedimiento de conservación deben tener en cuenta la
información genética que existe, y que es muy sensible a la radiación. Depende de cómo se lleve a cabo este procedimiento, el DNA queda afectado y a veces resulta imposible secuenciarlo”.
"El entendimiento de las posibles terapias futuras depende en buena parte del conocimiento de dónde venimos genéticamente"
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Conocer la
línea genética del Homo Neandertal permite, a nivel práctico,
conocer genes que hoy en día siguen afectando a una gran parte de la población. “El entendimiento de la situación actual y de las posibles terapias futuras depende en muy buena parte del conocimiento de dónde venimos genéticamente”, recuerda el investigador del CSIC, que confía en ir conociendo más información al respecto para aprovecharla ante distintos tipos de enfermedades, como el
cáncer.
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