Felipe Madruga y Antonio Blanco.
La
pandemia ha afectado de manera muy importante al
paciente geriátrico, tanto en su cantidad como en la
calidad de vida de nuestros mayores. De hecho, más del
90 por ciento de los fallecidos en nuestro país por coronavirus tenían
más de 60 años. Los pacientes con mayor edad (mayores de 80 años) han sido el grupo de mayor mortalidad, según ha recordado Felipe Madruga, facultativo especialista en Geriatría de la Unidad de Ingresos del Hospital del Valle de Toledo, durante el
XXVIII Congreso Nacional de Medicina General y de Familia.
El encuentro anual de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) ha analizado los
motivos por los que este grupo etario ha visto
reducida su calidad de vida con mayor intensidad. El
deterioro de sus patologías crónicas, la aparición de nuevas patologías, la
deficiente atención sanitaria y social durante la pandemia, en el grupo que más cuidados necesitaba, así como la afectación funcional y social por la inmovilidad y el aislamiento social y familiar, han incrementado las
patologías cognitivo-conductuales (como deterioro cognitivo, ansiedad, depresión, etc.) y contribuido al deterioro funcional y de la calidad de vida, según se ha puesto de manifiesto durante el congreso.
“En esta prueba de esfuerzo, a la que se ha visto sometido el sistema sanitario y la sociedad en general,
hemos suspendido claramente y el grupo más vulnerable, los pacientes mayores, han sido los más perjudicados. Esto nos debe llevar a todos (ciudadanos, responsables sanitarios, políticos y profesionales) a hacer una reflexión serena y rigurosa, a nivel personal y colectivo, cada uno en nuestro ámbito, para que esta situación no se repita y aprender de los errores cometidos”, según Madruga.
En los pacientes mayores, “las
consultas telefónicas no pueden ni deben sustituir, sino complementar a las consultas presenciales, salvo para la agilización de la cada vez mayor burocracia que enlentece e incrementa la ineficiencia en la atención del paciente mayor”, según el especialista en Geriatría, quien considera que “es fundamental recuperar una medicina integral basada en el paciente”.
Visión integral del paciente mayor
Actualmente, la medicina ha tendido hacia la impersonalización, la tecnificación y la
superespecialización. Esto, que realmente ha hecho avanzar a la medicina en su aspecto científico, resulta
“claramente perjudicial en la atención al paciente geriátrico si no se complementa con una visión integral basada en la ciencia, la experiencia, el sentido común y mantener un
alto grado de personalización y humanización, características que nunca se deben perder de vista”, reclama el experto.
Respecto a los aspectos terapéuticos, hoy se cuenta con unas
terapias farmacológicas más avanzadas que nos permiten mejor la evolución de muchas patologías de alta incidencia en nuestros mayores. “Pero, si no las
acompañamos de una visión integral y abordamos los problemas de forma conjunta, los potenciales beneficios terapéuticos se ven disminuidos”, según Madruga. Por ejemplo, patologías con alta prevalencia como hipertensión arterial, diabetes, arritmias, insuficiencia cardiaca, dislipemias, enfermedades cerebrovasculares, deterioro cognitivo, etc. deben ser abordadas de manera global.
El papel de la
Atención Primaria es fundamental y debe ser el eje sobre el que pivote el sistema. “Sería como el
director de orquesta, siempre en coordinación con las diferentes especialidades para el beneficio del paciente”, según el geriatra. Hasta ahora, “la coordinación es manifiestamente mejorable y especialidades como la Geriatría son fundamentales tanto a nivel hospitalario como en la coordinación y trabajo en conjunto con Atención Primaria”.
El porcentaje de españoles con edad avanzada no ha dejado de crecer en los últimos 25 años. España tenía en junio de 2021 una población de 47.326.687 habitantes, de los cuales 9,3 millones eran personas mayores que representan el 19,95% del total.
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