Exteriores del Hospital Virgen del Rocío, en Sevilla.
El
Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla, logra
ahorrar en dos años 140.000 euros en penalizaciones por
exceso de contaminación en su red de saneamiento tras optimizar su control de niveles de vertidos. La instalación del nuevo sistema supuso una inversión de 15.000 euros.
Según se describe en un estudio elaborado por el ingeniero técnico industrial de la
Subdirección de Ingeniería de la
Junta de Andalucía José Eduardo Bañuelos, el Campus del
Hospital Virgen del Rocío cuenta con un aljibe de agua fría de consumo humano a partir del cual se distribuye agua a todos sus edificios, incluyendo la Unidad de Alimentación o cocina.
Al margen de ello, el Campus dispone de una red de saneamiento que, con la correspondiente autorización municipal, recoge las aguas pluviales y fecales que se vierten a la red pública de alcantarillado de Sevilla. En todos los puntos de vertido del complejo hospitalario hay también un punto de toma de muestra homologado por la
Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla, S. A., (Emasesa). Las muestras se recogen y se analizan periódicamente.
La normativa municipal sevillana distingue entre tres tipos de vertidos:
tolerados, contaminantes y prohibidos. Dos de los parámetros de la toma de muestra de la cocina del hospital,
sólidos decantables y aceites y grasas, se hallaban “sistemáticamente” por encima de los valores límite de contaminación y, en algunos casos, muy cerca del nivel prohibido. Fruto de ello, el hospital tenía que hacer frente al pago de las consecuentes
penalizaciones que, normalmente, superaban el coste del propio abastecimiento. En 2019, las multas ascendieron a 320.000 euros.
Renovación de la red de depuración del hospital
El origen de que ese gasto se disparara residía en que, de acuerdo a normativa del Ayuntamiento, el hecho de que sólo uno de los puntos de toma de muestra del hospital superara los
niveles considerados como contaminantes afectaba a la tarifa de depuración no sólo de ese punto, sino a la del consumo de agua de todo el campus.
Por tanto, desde la Subdirección de
Ingeniería de la
Junta de Andalucía se propuso, como solución más económicamente viable y a falta de conocer los efectos de técnicas para minimizar la presencia de sólidos, aceites y grasas en aguas residuales que habrían requerido de diversos estudios previos, segregar el consumo y el vertido de la cocina para que la penalización por vertidos se aplicara exclusivamente sobre esa toma de muestra y no a todo el hospital.
Se presentó un estudio técnico de viabilidad a Emasesa, se modificó el equipo del suministro y se instaló un
depósito de decantación con tabique separador de grasas en la cocina, todo lo cual supuso una inversión de 15.000 euros. Gracias a ello, en 2021 el montante de penalizaciones por los niveles de vertidos en el Virgen del Rocío
se redujo hasta los 180.000 euros con un consumo de agua similar al de los años anteriores.
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