Alba González, ingeniera industrial y ganadora del Premio Fermina Orduña.
Los ingenieros industriales siempre han jugado un papel importante en el sector sanitario.
Alba González lleva una década trabajando en el
I+D+I de implantes personalizados fabricados con tecnología de impresión 3D para reconstrucciones óseas complejas del cuerpo humano.
Licenciada en ingeniería industrial y doctora en ingeniería biomédica, González ha desarrollado
más de 300 componentes médicos personalizados que se han utilizado con éxito en quirófano en especialidades clínicas como Cirugía Ortopédica, Cirugía Maxilofacial y Cirugía Torácica. Como reconocimiento a todo su trabajo, en diciembre de 2023 recibió el
Premio Fermina Orduña en la modalidad de jóvenes innovadores menores de 40 años.
Estos galardones rinden homenaje a la primera mujer en España en registrar un invento propio. La ingeniera industrial, según ha afirmado a
Redacción Médica, considera que desde que recibió el Premio Nacional de Innovación su trabajo ha conseguido
un mayor impacto clínico y social: “He podido ponerme en contacto con profesionales del sector sanitario que estaban interesados en la tecnología 3D”.
González también ha explicado que este reconocimiento, entre otras cosas, le ha llevado a crear su propio proyecto:
Xcure Surgical, una
start up que se dedica al desarrollo de implantes personalizados impresos en 3D.
Su campo de trabajo se centra en el desarrollo de implantes personalizados mediante la impresión en 3D. ¿Qué ha supuesto para la Medicina la incorporación de esta nueva tecnología revolucionaria?
Los implantes personalizados 3D que desarrollamos en Xcure se hacen a medida para cada paciente con el objetivo de mejorar los resultados funcionales de cirugías de hueso muy complejas. Adaptamos la morfología del implante y la biomecánica de la reconstrucción a las necesidades del paciente. Esto nos permite dar solución terapéutica a patologías muy complejas, incluso a patologías que no podían operarse con los implantes que existen en el mercado.
Además, la tecnología 3D nos posibilita añadir unas estructuras trabeculares a los implantes que fomentan la regeneración ósea. Por lo tanto, estamos cambiando la forma en la que se opera a los pacientes en la cirugía reconstructiva, ampliando el abanico de defectos que se pueden operar.
Cada vez vemos más hospitales que han ido incorporando la producción de tecnología 3D dentro de sus propios circuitos asistenciales. ¿Es importante tener la fabricación dentro del hospital?
Existen diferentes tipos de productos 3D. Algunos se pueden fabricar en un hospital, como los biomodelos de plástico, que se fabrican con impresoras 3D de escritorio. Sin embargo, existen productos de mayor riesgo, que son los implantes que requieren de impresoras industriales, unas infraestructuras específicas y unos procesos de fabricación exigentes.
Su trabajo ha tenido un impacto directo en la cirugía ortopédica, maxilofacial, torácica o de columna vertebral. ¿Cuál es la próxima disciplina que podría beneficiarse de este tipo de investigaciones?
Yo me he especializado en implantes de esas especialidades pero hemos desarrollado mucho producto sanitario personalizado y planificación quirúrjica en Cirugía Plástica o Urología. La tecnología 3D es muy transversal y puede aplicarse a una gran diversidad de especialidades médicas.
Teniendo en cuenta su papel en la sanidad, ¿cree que debería reforzarse la presencia de ingenieros en el día a día de los hospitales para estar más conectados con la realidad asistencial?
La ingeniería es una gran aliada de la Medicina y los ingenieros sanitarios somos cada vez más imprescindibles para las tareas tradicionales y para las actuales como los análisis de datos, la innovación tecnológica o la inteligencia artificial.
¿Qué le falta al Sistema Nacional de Salud para dar un salto mayor de calidad en la introducción de la impresión 3D en la Medicina?
Considero que tenemos que ser capaces de poner la innovación al servicio del paciente que lo requiera, algo que solo va a ser posible con buenas colaboraciones público-privadas entre el Sistema Nacional de Salud (SNS) y las empresas privadas que pertenecemos a ese
top tecnológico.
Ha logrado tener una gran repercusión en la profesión ingeniera que, históricamente, ha estado marcada por la masculinización. ¿Cree que este tipo de reconocimientos pueden abrir hueco a las futuras generaciones de mujeres?
Pienso que estos reconocimientos pueden abrir hueco en otras generaciones. Al final, las mujeres hemos estado bastante faltas de referentes femeninos y es importante que esto cambie. Las niñas adolescentes deben tener referentes para que se sientan inspiradas a conseguir sus sueños. No existen profesiones para hombres o para mujeres.
¿Qué le diría a una joven de 17 años que esté dudando si estudiar alguna ingeniería?
Cada uno tiene que elegir lo que le apasiones y lo que crea que le va a hacer más feliz. Estudiar una ingeniería, desde mi punto de vista, siempre ha sido una buena opción. Sobre todo, en un mundo que se está transformando con la tecnología y la digitalización. Una ingeniería, al final, te forma en la resolución de problemas que van a contribuir al progreso y a la sostenibilidad con salarios competitivos y con oportunidades de aprendizaje continuo.
La presencia de los ingenieros en la sanidad es cada vez más recurrente, aunque no tienen un camino definido en el modelo de Formación Sanitaria Especializada (FSE). ¿Hace falta una especialidad propia que les coloque al lado de los médicos o los farmacéuticos?
Estamos trabajando en ello. Cada año se gradúan miles de ingenieros biomédicos en España y es fundamental poder integrarlos en nuestra sanidad. Desde el Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid estamos tratando de crear la formación sanitaria especializada para ingenieros, que recibe el nombre de Ingeniero Interno Residente (IIR). Se trata de un modelo similar al de los MIR para que los ingenieros puedan formarse en los hospitales y quedarse con buenos contratos, impulsando el progreso tecnológico.
Es usted colegiada y vocal de la Comisión de Ingeniería Médica y Sanitaria del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid. ¿Qué le aporta pertenecer a dicha comisión? ¿Cuáles son algunos de los focos de trabajo actuales?
Es un auténtico honor. Mis compañeros son grandes referentes de la ingeniería sanitaria en diversos ámbitos. Lo lidera Juan José Pérez Blanco y hemos formado un equipo muy bueno. Lanzamos muchas iniciativas, siempre con el papel principal de promover la figura del ingeniero en el ámbito sanitario.
Como colegiada, ¿ve importante la labor que realiza el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid? ¿Cuál cree que es el papel del Colegio en la era actual?
El Colegio no para en todo el año. Esta entidad vela por dar visibilidad al ejercicio de la ingeniería industrial, que ha sido tradicionalmente una profesión con mucho nombre a nivel nacional. Sin ir más lejos, el 19 y el 20 de septiembre se celebra el
II Congreso de Hospitales Disruptivos, organizado por el Colegio, y yo modero una mesa redonda en torno a la impresión 3D con ponentes de la Clínica Mayo, el Hospital Morriston y la Universidad Antonio Nebrija. Las inscripciones están abiertas para todos los profesionales del sector interesados en asistir.
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