Rosa Molina, psiquiatra y doctora en Medicina, analiza esta situación que cada vez afecta a más personas

Rosa Molina, psiquiatra en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y Doctora por la Universidad Complutense de Madrid
Rosa Molina, psiquiatra en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y Doctora por la Universidad Complutense de Madrid.


20 may. 2024 7:00H
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El uso problemático de redes sociales y pantallas, ¿se considera una adicción comparable a otras como el juego o el abuso de sustancias? La comunidad científica tiene opiniones encontradas al respecto. Abordamos esta realidad con Rosa Molina, psiquiatra en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y Doctora por la Universidad Complutense de Madrid, quien recientemente ha participado en el simposio Lundbeck del último Congreso de la Sociedad Española de Patología Dual con la ponencia “Depresión y adicción a pantallas”.

La adicción a pantallas comparte características similares con otras adicciones, como la compulsión a la repetición, la pérdida de control y los efectos negativos en la vida diaria, defienden algunos expertos. En este sentido, “las personas pueden experimentar síntomas de abstinencia cuando no tienen acceso a sus dispositivos, síntomas de tolerancia, es decir, que cada vez necesitan estar más tiempo conectadas, y descuidan responsabilidades sociales, laborales o académicas debido a su uso excesivo”, explica Molina.

Sin embargo, otros sostienen que su naturaleza y gravedad pueden ser diferentes. “Por ejemplo, sustancias como la cocaína y el alcohol tienen efectos directos en el funcionamiento físico y mental del individuo, mientras que la adicción a las pantallas puede ser más sutil en su presentación y no tan evidente físicamente”, detalla.

En lo que sí parece que hay consenso es en reconocer que el uso excesivo de pantallas puede tener consecuencias negativas para la salud mental y el bienestar.

En cuanto a la relación entre el uso de redes sociales y la adicción a pantallas, algunas investigaciones sugieren que el uso excesivo de redes sociales puede aumentar el riesgo de desarrollar adicción a las pantallas, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos. Para Molina, “las redes sociales se han convertido en una experiencia normativa entre los más jóvenes, lo que puede hacerlos más propensos a hacer un uso problemático de las mismas. Ofrecen un medio rápido y fácil para la interacción social, la validación de la identidad y la comparación social, lo que puede contribuir a un uso compulsivo y excesivo de las pantallas entre ellos. Además, favorecen el cyber-bullying y pueden actuar como factores de estrés, favorecer el sedentarismo y generar estereotipos”, aclara.

Redes sociales y depresión


Además, “el uso problemático de redes sociales se ha asociado a mayor número de síntomas de ansiedad y depresión, aunque no es posible establecer causalidad, es decir, parece que la relación es bidireccional. Por un lado, las personas con mayor número de síntomas ansioso-depresivos presentarían tendencia a mayor uso de redes sociales y, por otro lado, un mayor uso de redes sociales favorecería dichos síntomas”, afirma la psiquiatra del Hospital Clínico San Carlos.

En cualquier caso, la asociación entre síntomas de depresión y uso de redes sociales se debe fundamentalmente a su “uso problemático” y no tanto a su intensidad o tiempo de uso, recuerda Molina. “El uso problemático ha sido descrito en función del uso elevado de redes sociales en combinación con síntomas relacionados con las adicciones como dependencia, tolerancia y abstinencia”, explica.

Las redes sociales, además, pueden actuar como factor de estrés, por la tendencia a la comparación social negativa y por constante exposición a información cambiante, entre otros. “Usadas desde edades tempranas limitan nuestra capacidad de aprendizaje para interactuar con el otro”.

En su equipo de investigación han realizado diversos estudios entre el uso excesivo de redes sociales, imagen corporal, autoestima, tendencia a la comparación social y autocompasión. Los resultados, recientemente publicados, han evidenciado que, a mayor tiempo de uso de redes sociales, menor autoestima, peor imagen corporal y mayor tendencia a la comparación social, aunque estos datos no están exentos de limitaciones por la complejidad que implica la investigación en estos medios.

Señales de alerta


Pero, ¿cuándo existe realmente un uso problemático? ¿Qué señales pueden alertar de que es necesario buscar ayuda? Molina señala algunos aspectos que deben llamar la atención, tales como:
  • un uso excesivo o desproporcionado
  • pérdida de control, que dificulta limitar el tiempo de uso, incluso cuando tiene intención de hacerlo
  • preocupación constante y excesiva por la presencia en línea, imagen en redes sociales, número de seguidores y likes
  • preferencia a pasar tiempo en línea en lugar de participar en actividades sociales, familiares o recreativas, fuera de la pantalla
  • impacto negativo en el rendimiento académico, laboral o las responsabilidades cotidianas
  • síntomas como irritabilidad, ansiedad o depresión cuando se restringe el acceso a las pantallas.
  • “Sobre todo si aparecen estos síntomas, y empieza a haber un impacto y un cambio en las rutinas, debe ser un motivo de alerta”, expresa.

El tratamiento pasa por la búsqueda de ayuda profesional. En este sentido, “existen centros de atención especializados como el servicio de ADCOM del Hospital Gregorio Marañón, donde se valora la necesidad de intervenciones psicoterapéuticas o de otro tipo”, asegura Molina, quien concluye con una llamada de atención a la sociedad: “En un momento en el que existe cierta preocupación social por este tema, cabe recordar que tenemos la responsabilidad de saber enseñar a los más jóvenes a hacer un uso responsable y, para ello, lo primero, es dar ejemplo”.
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