Los dispositivos de polvo seco generan entre 20 y 200 veces menos de CO2.
La creación en España de un departamento gubernamental específico para la Salud Pública y el Medio Ambiente acompasa la creciente inquietud internacional por la
contaminación que genera la industria sanitaria. En efecto, el sector salud contribuye también al llamado efecto invernadero, por ejemplo, por la dispersión de hidrofluorocarbonos (HFC) mediante
inhaladores presurizados para el asma. Pero existen alternativas que han demostrado reducir esa huella de ozono. Una de ellas son los
dispositivos de polvo seco (Dry-Powder Inhaler o DPI), que, según un reciente estudio publicado en la
National Library of Medicine (NIH), generan entre 20 y 200 veces menos de CO2.
En este
estudio sobre los efectos en el cambio climático de los inhaladores para el asma, investigadores de diversas universidades e institutos de
Reino Unido apuntan a que
una sola inhalación de un
dispositivo presurizado con hidrofluorocarbonos (HFC) puede llegar a equivaler, en términos de
CO2, lo mismo que conducir una milla (1,6 kilómetros, aproximadamente) en un coche familiar. Hasta
36,5 kilogramos de CO2, en los casos más graves.
Una sola inhalación de un dispositivo presurizado puede equivaler, en términos de CO2, lo mismo que conducir 1,6 km en coche
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“Debido al impacto de los HFC en el medio ambiente, el Gobierno de Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud (NHS) y la Sociedad Torácica Británica (BTS) han destacado la conveniencia de cambiar estos inhaladores (pMDI) por otras alternativas”, deslizan los investigadores. La ‘huella’ que dejan instrumentos como el citado
dispositivo de polvo seco, continúan, es
entre 20 y 200 veces menor, y los fabricantes de medicamentos respiratorios ya están desarrollando otras fórmulas sostenibles similares.
El estudio, que se llevó a cabo en base a una muestra de más de 2.000 pacientes, reveló que el
ahorro anual aproximado de CO2 por cada usuario es de
130 kilogramos. “Si se tuvieran en cuenta todos los pacientes con asma de Reino Unido que usan un pMDI (unos 13,25 millones), se podrían ahorrar aproximadamente 390 kilotones de CO”, señala.
Eficacia en la salud del inhalador de polvo seco
En lo que respecta a la eficacia para frenar el asma, los autores del estudio constataron que
“no hubo pérdida de control” ni por parte de los pacientes que utilizaron el inhalador presurizado tradicional como el de polvo seco. De hecho, añaden, la efectividad
“fue mejorando a lo largo del año” en los usuarios a los que se les asignó al azar el DP.
“En definitiva, los pacientes que cambiaron de una terapia basada en pMDI a una de DPI redujeron más de la mitad la huella de carbono de su inhalador sin perder el control del asma. La huella de carbono restante del inhalador podría reducirse cambiando de pMDI a medicamentos de rescate DPI o
inhaladores alternativos con menor huella si estuvieran disponibles”, concluye el estudio.
En este sentido, los investigadores sentencian que cambiar de un pMDI a un DPI “es una
opción aceptable y valiosa para la mayoría de los pacientes tratados en la práctica diaria normal”.
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