Fachada del Ministerio de Sanidad.
La
vida de un fármaco es larga. Desde que se crea en un laboratorio hasta que llega al paciente para el que será útil pasan
más de diez años y hay un largo periplo de autorizaciones y revisiones. Todo ello alarga el tiempo de espera que en ocasiones puede
significar la supervivencia de los pacientes. Por este motivo, el Ministerio de Sanidad quiere dibujar un nuevo escenario que agilice un aspecto clave en todo este camino: la
financiación de los medicamentos. A través de una
guía de evaluación económica pretende doblar la velocidad de los procesos.
Según el último informe anual elaborado por
W.A.I.T. Indicator, un paciente español
tarda más de 500 días en recibir un fármaco que ya ha sido aprobado en Europa, un tiempo que es posible reducir. El departamento de José Miñones está preparando una guía de evaluación económica de fármacos con la que a través de
criterios unificados se ganará rapidez. De hecho, ya han empezado a demandar a las compañías farmacéuticas que presenten sus
estudios de evaluación económica antes para lograr este fin. Según han especificado fuentes de Sanidad a
Redacción Médica, esperan que esté lista para la
segunda mitad del año.
En este sentido, el Gobierno trabaja para conseguir elaborar unas
directrices que homogenicen las propuestas de valor que envían las compañías farmacéuticas a la Administración sanitaria en la fase de financiación de los medicamentos, donde se incluyen tanto propuestas de valor
terapéuticas como económicas. Tal y como ha confirmado Sanidad a este periódico, se trata de hacer un "
marco más predecible tanto para las compañías como para la evaluación".
El objetivo de
reducir tiempos y facilitar las tareas de farmacéuticas y reguladores también está en la agenda de Europa. Su
reforma de la legislación pharma contempla "simplificar la burocracia para agilizar los trámites" y que los medicamentos estén
disponibles para todos los pacientes en el menor tiempo posible. Así lo han expresado en la presentación del borrador de esta modificación que se ha presentado recientemente en la Comisión Europea.
Participación de la industria en la guía de evaluación
Por su parte, la
industria farmacéutica mira con esperanza esta hoja de ruta que puede cambiar significativamente el tiempo desde que un medicamento es aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) hasta que llega a los pacientes españoles. De hecho, el proceso de adaptación de las compañías será crucial para
acortar estos tiempos.
Desde Farmaindustria han expresado que les gustaría
participar en su elaboración y que valoran de manera "muy positiva" que se establezcan
requisitos públicos en el proceso de financiación de medicamentos. De esta forma, el precio del fármaco se acordará en base a unos "criterios públicos,
predecibles y transparentes" para que las compañías puedan presentar sus propuestas ajustadas a dichas pautas.
"Lo fundamental es que este renovado sistema de trabajo permita que la
decisión de financiación sea más fácil, ágil y rápida para que los medicamentos innovadores lleguen antes a los pacientes", sostienen desde el sector.
Hay que tener en cuenta que incorporar tratamientos nuevos al Sistema Nacional de Salud (SNS) tiene numerosas ventajas. Por un lado, la innovación va acompañada de
eficacia, precisión y menores efectos secundarios, pero además mejora el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes y
se reduce el gasto sanitario derivado de su hospitalización y tratamiento médico así como de las complicaciones de su proceso.
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