Redacción. Salamanca
Más de un millar de especialistas en oncología se reunieron en Salamanca con motivo del XIV Congreso de la Sociedad Española de Oncología Médica. En esta edición, el entorno farmaeconómico actual ha centrado muchas de las comunicaciones, entre ellas el Simposio Científico de Cáncer de Pulmón patrocinado por Boehringer Ingelheim, que contó con la moderación de la Dra. Catalina Vadell, de la Fundación Hospital Manacor de Mallorca y las intervenciones del Dr. Carlos Camps, Jefe del Servicio de Oncología del Hospital General Universitario de Valencia, la Dra. Rosario García Campelo, oncóloga del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, y el Prof. Fernando López-Ríos, director del Laboratorio de Dianas Terapéuticas del Centro Integral Oncológico Clara Campal.
Con la crisis económica azotando el país, los trámites burocráticos se dilatan en el tiempo y pueden llegar a pasar años hasta poder comercializar un nuevo tratamiento tras su aprobación por parte de la EMA. El precio acostumbra a ser la principal barrera y el baremo coste-efectividad ocupa un importante papel en las decisiones de la Administración. Conscientes de ello, los expertos buscan nuevas fórmulas para agilizar estos procedimientos y garantizar que los fármacos sean accesibles, como por ejemplo el riesgo compartido: pagar según los resultados obtenidos. En ese caso, laboratorio y centro hospitalario acordarían la eficiencia esperada de un determinado medicamento y el primero vería modificados sus beneficios en función de los resultados del producto. Y es que “pese al entorno de crisis en el que vivimos, el papel de los médicos pasa por garantizar el acceso de los mejores tratamientos a los pacientes”, explicó Carlos Camps.
Por otra parte, el oncólogo hizo especial incidencia en la medicina personalizada como la que mayor coste-efectividad demuestra a día de hoy. La segmentación ajustada de la población total de pacientes mediante marcadores predictivos logran crear grupos a los que administrar terapias dirigidas muy concretas para su tipo de patología: “El tratamiento dirigido permite definir la mejor estrategia terapéutica para cada paciente, en cada momento evolutivo de la enfermedad”.
Los especialistas coincidieron en que los biomarcadores son esenciales para ser capaces de predecir si un tratamiento es el adecuado o hay que seguir buscando otras combinaciones alternativas: “El estudio molecular aporta información clave y fundamental a la hora de seleccionar las terapias dirigidas, haciendo que el uso de este tipo de tratamiento personalizado resulte coste-eficaz”, apuntó Rosario García Campelo.
En este sentido, el profesor Fernando López-Ríos expuso la importancia del perfil genético del paciente en la medicina personalizada, especialmente en el tratamiento del cáncer de pulmón no microcítico, donde la identificación de las mutaciones EGFR han permitido el desarrollo de fármacos que han logrado un aumento de la supervivencia libre de progresión de los pacientes.
Vivir más y mejor
En la misma línea, la Dra. García Campelo recordó que gracias a la gran labor de investigación que se está llevando a cabo en oncología, las cifras de supervivencia mejoran cada año y considera fundamental que los pacientes “quienes deben ser siempre el objetivo prioritario” puedan acceder a ellos: “El impacto económico de los nuevos fármacos es alto, pero estamos olvidando que los fármacos tradicionales también cuestan dinero. La diferencia es que los nuevos tratamientos incrementan la probabilidad de obtener una respuesta positiva”, puntualizó la oncóloga.
Asimismo, con los fármacos tradicionales, el paciente requiere hospitalización, fármacos para controlar los efectos secundarios y tratar el dolor, unos recursos que no son necesarios con los tratamientos innovadores según García Campelo: “Hablamos de fármacos que, además de mejorar la supervivencia, tienen mejor perfil de toxicidad que la quimioterapia convencional, con un claro impacto positivo en calidad de vida”.
La oncóloga expuso como ejemplo Giotrif (afatinib), fármaco para el tratamiento del cáncer de pulmón no microcítico con mutaciones EGFR, de reciente aprobación por parte de la EMA: “Con afatinib hemos dado un salto importante porque es un fármaco que tiene un buen perfil de tolerancia e implica un impacto muy significativo en calidad de vida, algo fundamental para los enfermos y también para los oncólogos”.