Ana Pérez, directora médica de AstraZeneca España.
Este viernes 16 de octubre se celebra el
Día Mundial de la Alimentación, una fecha muy señalada en la que se pone especial énfasis en la nutrición como la primera barrera para prevenir enfermedades. Una alimentación que puede ser clave para regular los niveles de potasio en sangre, y evitar así trastornos como la hiperotasemia o hiperkalemia, una enfermedad grave que se caracteriza por
niveles elevados de potasio en sangre y se asocia a enfermedades cardiovasculares, renales y metabólicas.
Se estima que entre un 2-3 por ciento de la población mundial sufre de hiperpotasemia; sin embargo, esta cifra es mucho más elevada en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) o
insuficiencia cardíaca, los cuales presentan hiperpotasemia hasta en un 40por ciento y 30 por ciento de los casos, respectivamente.
La hiperpotasemia es una patología que afecta, principalmente, a pacientes complejos y de mayor edad que suelen presentar trastornos la diabetes, la ERC o patologías cardiacas. De hecho,
el riesgo de hiperpotasemia aumenta notablemente en los pacientes que toman fármacos que se emplean habitualmente y son esenciales para el tratamiento de la ERC y de la insuficiencia cardíaca, que pueden incrementar los niveles de potasio en sangre. La hiperpotasemia se produce cuando estos niveles son superiores a 5 miliequivalentes por litro (mEq/l), de acuerdo a la Fundación Española del Corazón (FEC).
El potasio, responsable del mantenimiento de la frecuencia cardíaca
Y es que el potasio, entre otras funciones, es el responsable del mantenimiento de la frecuencia cardíaca. El funcionamiento de los músculos, incluido el corazón, depende de la concentración de potasio que haya en nuestro cuerpo, según informa la FEC.
Altas concentraciones de potasio en sangre pueden afectar negativamente al funcionamiento del corazón.
La ERC es otro de los principales desencadenantes de la hiperpotasemia, ya que los riñones son los encargados de mantener un nivel correcto de potasio, manteniendo el equilibrio entre la cantidad que se ingiere y la que se elimina, principalmente a través de la orina. De hecho,
a través de la orina se elimina el 90% del exceso del potasio.
Un mal funcionamiento de los riñones afecta a este equilibrio, provocando
altas concentraciones de potasio en la sangre, la hiperpotasemia. “La enfermedad renal puede ocasionar un exceso de potasio en el cuerpo porque los riñones dañados no eliminan el suficiente potasio o porque algunos medicamentos para tratar la enfermedad renal dificultan la eliminación de potasio en la orina”, ha señalado Albert Ortiz, jefe del Servicio de Nefrología e Hipertensión de la Fundación Jiménez Díaz.
El intestino elimina el 10% restante del exceso de potasio, por lo que por este motivo
es importante y conveniente evitar el estreñimiento. La diabetes, la insuficiencia cardíaca o la insuficiencia renal incrementan, así, el riesgo de padecer hiperpotasemia. “En AstraZeneca trabajamos para promover un abordaje multidisciplinar dada la interacción de las enfermedades renales, metabólicas y cardiovasculares. Nuestro compromiso es mejorar la calidad de vida de los pacientes, para lo que creemos que es clave un manejo interdisciplinar por parte de los profesionales sanitarios”, ha manifestado Ana Pérez, directora médica y de asuntos regulatorios de AstraZeneca España.
La importancia de la alimentación para regular el potasio
La Organización Mundial de la Salud recomienda una ingesta de potasio en adultos de al menos 3510 mg/día y limitar la ingesta de sal (cloruro de sodio) a menos de 5 gramos diarios. Es importante, por tanto,
consumir las cantidades recomendadas de potasio y de sodio para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
“La mayor parte de la población obtiene el potasio que necesita nuestro cuerpo a través de lo que comemos y bebemos. Obtener demasiado poco potasio puede contribuir a
aumentar la presión arterial y el riesgo de cálculos renales y a reducir el calcio en los huesos, pero su exceso también tiene consecuencias negativas. Además, una ingesta controlada de potasio beneficia la función renal”, ha advertido Albert Ortiz.
Las principales fuentes de potasio, según la FEC son: frutas (naranjas, uvas, moras, plátanos, kiwis, aguacates, nectarinas, mangos, papayas, ciruelas o granadas); vegetales (coles de Bruselas, zanahorias, patatas, espinacas, calabazas, tomates, judías) y legumbres. A estos alimentos se suman los yogures, quesos, frutos secos y semillas. Además de aportar potasio, estos alimentos pueden aportar fibra, vitaminas y calcio.
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