Javier Barbado. Badajoz
Las aplicaciones para smartphones y tabletas relacionadas con la salud a veces dan gato por liebre. No todas disponen de la debida acreditación ni existe una legislación clarificadora que las regule, y eso deriva en su excesiva proliferación y el consiguiente peligro de que el paciente no las use como debiera o incluso le perjudique recurrir a ellas sin el control y seguimiento de los profesionales, según han concluido especialistas reunidos en un foro del XXXI Seminario de Ingeniería Hospitalaria-Congreso Nacional.
Felipe López-Cano Gómez, Óscar Sanz Martín y el moderador Fernando Blas Tabla, comandante médico. El Congreso incluyó una simulación de un hospital militar de campaña. |
Para Óscar Sanz, director del Área de Salud de Microsoft en España, existen notables excepciones a esa deficiencia de las ‘apps’ de uso sanitario: los dispositivos médicos que utilizan esa vía para su uso como, por ejemplo, los controladores de la glucemia y otras variables en el enfermo de diabetes mellitas, y ha citado como ejemplo concreto “Social Diabetes”.
En el mismo contexto, Carmen Calles, del Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón de Cáceres, ha alertado de que, de no ponerse de acuerdo para el uso de esta nueva tecnología entre clínicos, proveedores y pacientes, no se sacará buen partido de ellas.
Por su parte, el gerente del Área de Sanidad de Indra, Felipe López-Cano, ha coincido con Sanz en que asistimos a una especie de “burbuja” en la creación de aplicaciones sobre salud para móviles y tabletas “cuando, por otro lado, no existe la regulación que las acredite o, por el contrario, se ponen a veces trabas con una excesiva aplicación de la ley de protección de datos”.