Estas unidades ayudan a potenciar los protocolos y las guías de práctica clínica.
Hay un tridente que revolucionará el
Sistema Nacional de Salud (SNS): contar con registros de información sólidos, tener una buena organización sanitaria y orientarse hacia la evaluación de resultados. Y todo ello se debe hacer en
las Unidades de Práctica Integrada. Así opinan desde la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), quienes inciden en que estos espacios aportan al sistema muchos
beneficios vinculados con la sostenibilidad y son esenciales para "construir cuadros de mando".
Tal y como explica Candela Calle, vicepresidenta segunda de la
Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), las Unidades de Práctica Integrada sirven para
garantizar la accesibilidad de todos los pacientes a la cartera de servicios. Además, logran poner al paciente en el centro del sistema, porque se le ve de una manera integral, teniendo en cuenta todas sus necesidades biopsicosociales. Uno de los principales retos de la Medicina actual. "Esto obliga a que las diferentes disciplinas que tienen que ver con esa patología
se pongan de acuerdo en la toma de decisiones", asegura.
"Con ellas potenciamos de forma clara lo que son los protocolos, las
guías de práctica clínica y también nos sitúa hacia tener información para evaluar los resultados. Estamos poniendo
en valor esta sostenibilidad que requiere el sistema, pero también nos ayuda a tener muchísima evidencia clínica para poder también hacer investigación. Con lo cual, estamos teniendo una
visión absolutamente integral de lo que son los procesos asistenciales", añade la experta.
Por su parte, Sergio García-Vicente, miembro de la junta directiva de la Asociación de Economistas de Salud (AES), relata que estas unidades refuerzan la atención desde el nivel de la Atención Primaria y, al mismo tiempo,
mejoran la coordinación entre niveles asistenciales (atención primaria, atención hospitalaria e incluso, atención sociosanitaria). "Promocionan el uso eficiente de los recursos y mejoran la calidad asistencial, desde una visión de la economía de la salud, aplicando el coste de oportunidad para
favorecer esa eficiencia del gasto sanitario y no tanto, hablando del 'ahorro': gastar correctamente, ni más ni menos", expone.
¿Qué es exactamente lo que ocurre en las
Unidades integrales de práctica clínica? Allí se organiza todo en torno al paciente, que recibe una atención completa que incluye la
educación, la participación y el seguimiento del mismo. Además, no solo abarca la atención hospitalaria, sino que se extiende también a la atención ambulatoria y de rehabilitación, así como a servicios de apoyo.
"Cada paciente no es atendido ni depende de 'un único servicio', se hace desde
un equipo multidisciplinar sobre la patología principal, de una forma transversal y aportando el valor necesario, correcto y justo, para cada paciente, además enfatizando en su experiencia en el proceso de atención, así como en los resultados de salud y en su calidad de vida", afirman desde AES.
Medir resultados sanitarios
En este sentido, dar más protagonismo a estas Unidades está
estrechamente unido a medir resultados. Al aglutinar tanta información, es casi "una obligación" contar con indicadores para comparar, tanto la evolución de uno mismo como compararse con el resto. En definitiva, es "una
herramienta básica que se debe poner en marcha".
Para los
directivos es, sin duda, un modelo que facilita su trabajo. "Así podemos tener realmente
procesos asistenciales organizados, contamos con toda la evidencia clínica plasmada en protocolos y en guías de práctica clínica. En definitiva, nos ayuda a reforzar y a visualizar este
liderazgo clínico y asistencial y con toda esta información podemos tomar decisiones desde el punto de vista de esta evidencia y de elementos básicos para poder
construir cuadros de mando que recojan toda esta información", sostiene Calle.
Poco a poco van apareciendo más Unidades de este tipo en España ya que
han de ser "el presente y el futuro". En palabras de la vicepresidenta segunda de Sedisa, hay que seguir apostando por ellas también de manera interna "en los
diferentes niveles asistenciales, pero también entre niveles". "Cada vez más hemos de ir trabajando por procesos. Para hacer frente a los retos que tenemos, como el envejecimiento y la cronicidad,
trabajar de forma integrada es básico", concluye la experta.
De hecho, García-Vicente reconoce que no se "han promovido mucho" y lamenta que ha habido
Unidades de Gestión Clínica Implantadas en un período de entre 15 y 20 años que, a posteriori, allí donde se habían desarrollado, fueron suprimidas.
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