José Ramón Luis-Yagüe, Arantxa Sancho, Margarita Alfonsel, María Luz de los Mártires y Julia Fuster.
La primera mesa del viernes del
VI Encuentro de Altos Cargos de la Administración Sanitaria ha versado sobre qué oportunidades hay para controlar el
gasto sanitario a partir de estrategias sobre qué no hacer en sanidad. El moderador del debate ha sido
Juli Fuster, director general del Servicio de Salud de las Islas Baleares, que ha afirmado no ser partidario de hablar de control de gasto: "Prefiero hablar de eficiencia".
La primera en intervenir ha sido
Margarita Alfonsel, secretaria general de Fenin, que ha señalado que "más que hablar de qué no hacer, hay que hablar en positivo y ver qué se debe hacer en sanidad". En este sentido, ha apostado por una
planificación estratégica para tener una visión a medio y largo plazo que permita controlar el gasto.
También ha apostado por "aprovechar las
sinergias entre la sanitaria pública y privada". Para evitar la politización de la sanidad, se ha referido a la necesidad de
"trabajar bajo premisas técnicas" a la hora de tomar decisiones. Como una de las buenas prácticas se ha referido al
proyecto europeo Meat para apostar por la compra por valor en lugar de la compra económica actual.
Datos contra la ineficiencia
Para
José Ramón Luis-Yagüe, director del Departamento de Relaciones con las CCAA de Farmaindustria, la prioridad debe ser "que el sistema sanitario salga fortalecido" de la crisis. Uno de los problemas que ha destacado es que "hay una falta de datos para tomar decisiones". En su opinión, si se tuvieran análisis de costes y de resultados en salud, "sabríamos
dónde tenemos que actuar para eliminar ineficiencias".
Los ponentes defienden sus ideas.
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Ha señalado que el
envejecimiento de la población y el desarrollo de
nuevos medicamentos van a suponer una presión sobre las cuentas. No obstante, considera que "la
innovación acabará por reducir el gasto y generará beneficios sociales". Ha apuntado a que el gasto farmacéutico ha pasado del 19 por ciento del gasto sanitario al 16 por ciento. A su parecer, este porcentaje no es tan importante, sino que es necesario saber si "se está utilizando correctamente".
Arantxa Sancho, médica especialista en Farmacología Clínica de Sociedad Española de Farmacología Clínica (integrada en Facme), se ha referido a la
financiación selectiva como un buen método para lograr la sostenibilidad. Eso sí, "esta debe ser con transparencia". En su opinión debe ser única en todo el territorio y no partir de decisiones de las CCAA que "vayan en contra de una decisión central o de la innovación".
Además, ha abogado por que en esta financiación
participen las
sociedades médicas ya que "son los responsables últimos de la prescripción al paciente y no puede ser que no estén en las mesas de toma de decisiones".
Integrar fármacos innovadores
María Luz de los Mártires, gerente asistencial de Atención Hospitalaria de Madrid, ha puesto la visión de los gestores que a su juicio es "encontrar un equilibrio entre la atención integral al ciudadana y brindar el acceso a la innovación".
También ha situado al
envejecimiento de la población y la cronicidad como uno de los retos fundamentales de los sistemas sanitarios. En su opinión, algunas
estrategias para controlar el presupuesto pasan por mejorar el uso de fármacos y disminuir la frecuencia hospitalaria a través de un impulso de Atención Primaria y de la prevención.
En su opinión, para integrar los
fármacos innovadores hay que desarrollar modelos de
riesgo compartido, con techo máximo de gasto, fijar un coste máximo por paciente que sea independiente de la duración del tratamiento y acordar un precio por volumen, "como se ha hecho con la
hepatitis C".
Esta cabecera ha estado presente en el Encuentro que ha tenido lugar en Toledo.
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