Antiguos candidatos recomiendan a los actuales mantener la calma y confiar en su preparación ante el examen

Candidatos de otras convocatorias MIR abogan por la tranquilidad y la confianza ante un día en el que priman los nervios.
Aitor Muñoz, Rubén Blanco y Eva García.


16 ene. 2025 5:15H
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Quedan pocos días para la celebración del examen MIR. Los 15.000 candidatos apuran las sesiones de estudio previas al examen que les dará acceso a una de las 9.007 plazas para formarse como especialistas en el Sistema Nacional de Salud (SNS). En su cabeza, centenares de páginas de conocimiento facultativo. Sobre su espalda, innumerables simulacros y jornadas frente a los apuntes. En su estómago, un hormigueo que empieza a sentirse con más fuerza. Los nervios son el estado natural antes del ejercicio. Sin embargo, hay que intentar acudir lo más tranquilo posible a las sedes de examinación. Misión compleja, pero imprescindible, según antiguos aspirantes, hoy en día, residentes o facultativos. Y es que, pese a su dificultad, miles de aspirantes lo superan año tras año. Es complicado, pero no imposible.

Rubén Blanco consiguió plaza en la convocatoria de 2019. Hace menos de un año que el joven ocupa una plaza como médico de Familiar y Comunitaria en el centro de salud de Béjar (Salamanca). Él es uno de los miles de ejemplo de que el MIR no es infranqueable. La mejor manera de rebasarlo: la risa. "Que se pongan la mañana del día del examen las dos comedias que más les hagan reír. Hay que ir a la prueba con una sonrisa y con el día lo más alegre posible", ha resaltado a Redacción Médica.

Acudir con la mente despejada es importante. También con la seguridad en el trabajo realizado. Los candidatos están preparados para responder a las 200 preguntas -más 10 de reserva- que se plantean en la prueba. "Que confíen en ellos mismos y en todo el trabajo que han hecho hasta ahora, que es enorme", ha resaltado el residente de Cardiología en el Hospital Donostia, Aitor Muñoz. Creer en sus posibilidades es importante también para la ya cardióloga del Hospital Universitario de Toledo, Eva García. Su receta para el MIR se basa en confianza, rutina y el binomio estudio-descanso. Y, sobre todo, rebajar la importancia que tiene el ejercicio respecto a su futuro. "Ya han llegado hasta aquí, solo es un examen que nos ordena para elegir una especialidad, no nos clasifica como mejores o peores médicos", ha comentado a este diario.


"Hay que ir con una sonrisa y con el día lo más alegro posible", ha resaltado Blanco



Y es que, pese a su importancia, el MIR no debe absorber al candidato. Desde Psiquiatría del Hospital Universitari de Son Espases (Palma de Mallorca), Mar Marqués ha aconsejado que "el examen tiene que cambiar lo menos posible tu vida”."Es fundamental mantener aficiones", ha puntualizado. La residente de este mismo centro, Patricia Bonet, ha señalado que "vida social y deporte" son dos vías de escape fundamentales durante toda la preparación, incluidas las jornadas anteriores al ejercicio. 


Un día de nervios


Pese a los consejos, la mayoría de los candidatos recuerdan su día de examinación como un momento de tensión. "A pesar a que toda la preparación previa a la prueba la llevé con bastante tranquilidad, el día del examen y los anteriores estuve muy nervioso.  Creo que es muy difícil conseguir mantener la calma en un momento de tantísima presión", ha rememorado Muñoz. Al igual que el residente vasco, García recuerda que el sosiego de las jornadas previas se rompió al ver el ejercicio. No obstante, pudo recuperarlo una vez contestaba las preguntas.

Para Bonet, tras otros dos intentos, lo mejor es asumir que los nervios no van a desaparecer. "No es resignación, simplemente que te juegas meses de estudio en un día. Al final, haces el examen y ya", ha respondido. Asimismo, las circunstancias en las que se realiza la prueba pueden afectar a los aspirantes. La residente del centro de referencia de Baleares ha relatado que una de las ocasiones la caja que portaba los ejercicios se retrasó, por lo que su aula empezó varios minutos tarde, lo que provocó que acabaran de responder cuando los pasillos se llenaban de candidatos que ya habían finalizado. "El ruido y la gente gritando se notaron bastante", ha añadido.


"Es muy difícil mantener la calma en un momento de tanta tensión", ha apuntado Muñoz



Otro motivo que puede elevar los índices de inquietud ante el examen es la necesidad de una nota alta para acceder a especialidades que agotan sus plazas con premura, como Dermatología o Cirugía Estética, Plástica y Reparadora. En cambio, si buscas una disciplina con múltiples plazas, la presión se reduce, como es el caso de Blanco con Medicina Familiar y Comunitaria. Y eso que su convocatoria fue presa del caos, al haber dos preguntas con el mismo número, lo que hizo que rellenaran mal la hoja de respuestas. Esto no impidió que consiguiera plaza. "Tenía claro que quería ser médico de Familia y que mal se tenían que dar las cosas para no conseguirlo. Esto hizo que fuera más tranquilo que el resto. Pero sé que mi caso no es lo habitual", ha afirmado.


La dureza de la preparación


La senda hacia el día del ejercicio tampoco es fácil. Las jornadas maratonianas de estudio y los objetivos marcados por las academias agotan a los futuros especialistas del SNS, que ven como sus posibilidades de ocio disminuyen considerablemente durante esta etapa. "Fue una etapa dura, que requirió un sacrificio importante de decir que no a planes y de no poder estar en momentos importantes para la familia y amigos", ha reconocido Muñoz. Sin embargo, también saca un lado positivo al periodo de preparación: los momentos de convivencia y "camaradería" con sus compañeros.

La severidad de esta fase en la vida del médico se combate con rutina. "Al final, es una etapa metódica, en la que tienes que estudiar y que no te queda más remedio que pasar", ha aseverado Marqués. Conservar un hábito de preparación ayuda a rozar el objetivo deseado: la plaza. "La constancia es la clave, ya que el MIR es más que nada una carrera de fondo", ha agregado García.


"La constancia es la clave, ya que el MIR es más que nada una carrera de fondo", ha reseñado García



Sin embargo, la estricta vida del aspirante al MIR puede causar daños en su salud mental. El agotamiento generado por las horas delante de los apuntes o las dudas que asaltan a los estudiantes pueden derivar en estrés y ansiedad. "Busca ayuda psicológica es muy importante", ha asegurado Bonet. Llegar a enero con estrategias para manejar la presión marca la diferencia. "Hay que intentar no llegar sobrepasado al examen", ha apuntado la residente del Hospital Universitari de Son Espases. El MIR es importante, pero antes está el candidato. Ahí reside la llave hacia la obtención de la ansiada plaza. "Sobre todo, hay que cuidarse mucho", ha sentenciado.
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