Hiedra García Sampedro. Valencia
Las auditorías docentes en los centros sanitarios son una garantía de calidad porque se identifican y se analizan los requisitos para impartir formación, y además ya no son simples inspecciones, sino que aconsejan una serie de mejoras a las unidades y servicios. Sin embargo, la crisis económica ha ocasionado que estén disponibles menos auditores y que la programación de estas auditorías sea a más largo plazo.
Juan Manuel Arriero, jefe de Estudios del Hospital Universitario Sant Joan de Alicante; Ana Medina, residente de Medicina Familiar y Comunitaria; Encarnación Campelo, jefa de formación sanitaria del Servicio Canario de Salud; Inés Palanca, responsable de la Unidad de Acreditación y Auditorías del Ministerio de Sanidad, y Enrique Oltra, presidente de la Comisión Nacional de Enfermería Familiar y Comunitaria. |
En el X Encuentro de Tutores y Jefes de Estudios de Formación Sanitaria Especializada, Inés Palanca, responsable de la Unidad de Acreditación y Auditorías del Ministerio de Sanidad, ha asegurado que en tiempos de crisis económica “hay menos recursos para la movilidad de los auditores” y además estos profesionales están sometidos a una mayor carga de trabajo y por lo tanto, tienen menos disponibilidad. Esta dificultad ha obligado al Ministerio a planificar a más largo plazo las auditorías, las cuales, según ha comentado Palanca, “no satisfacen a todos los implicados porque hay diferentes intereses, los de los residentes, los tutores o la gerencia.”
Por otro lado, la representante del Ministerio ha recordado que antes del Real Decreto 183/2008 de formación sanitaria especializada se revisaban los criterios de actividad asistencial, mientras que en la actualidad no. “Estamos pendientes de revisar los criterios de acreditación y el volumen de actividad que justifica o permite que un centro sea docente”, asegura Inés Palanca. Además, aún no se recoge en las evaluaciones la existencia de redes asistenciales, que son muy “potentes” en cuanto a formación, y que cada vez proliferan más debido a la necesidad de compartir recursos.
Ventajas e inconvenientes
Por su parte, el jefe de Estudios del Hospital Universitario Sant Joan de Alicante, Juan Manuel Arriero, ha señalado que las auditorías docentes sirven para recordar las obligaciones docentes de un centro, actualizar la documentación que está anticuada, activar a todas las personas implicadas en la docencia y estimular las interacciones entre las unidades docentes y los diferentes servicios de los hospitales.
Pero también crean ansiedad, estrés, y suponen una “desproporción entre el nivel que se exige y los recursos disponibles.” En este sentido, Arriero ha pedido al Ministerio que sea consciente “de lo que tenemos y lo que se nos pide”, porque preparar una auditoría docente lleva “bastante tiempo” por ejemplo, para elaborar la documentación exigida. “Tenemos la sensación de que solo se nos exige a las comisiones de docencia”, asegura el jefe de Estudios del Sant Joan de Alicante, quien recuerda que el Real Decreto 183/2008 encomienda también al Ministerio la creación de un nuevo sistema de evaluación de residentes que aún no ha salido a la luz.