Asegura que a los futuros residentes les atrae esta disciplina, por ser dinámica, con actividad médico-quirúrgica y con posibilidades de práctica pública y privada



27 oct. 2013 18:06H
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Hiedra García Sampedro.
La Comisión Nacional de Oftalmología tiene nuevo presidente, Luis Fernández-Vega, director médico del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega y presidente de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO). En este nuevo cargo, se propone actualizar las competencias y habilidades que deben alcanzar los futuros especialistas y apuesta por una prueba objetiva al final de la residencia que otorgue al profesional “un indicador de calidad.”

Luis Fernández-Vega, presidente de la Comisión Nacional de Oftalmología.

¿Cómo afronta este nuevo cargo en la Comisión Nacional de Oftalmología?

Con responsabilidad y voluntad de servicio. Creo que estoy en una etapa de mi vida en la que tengo que devolver a la Oftalmología una parte de lo que a mí me ha brindado, y espero poder dar mi opinión en los temas que se me requiera en aras de mejorar todo lo relacionado con esta especialidad.

¿Cuáles son sus objetivos al frente de la Comisión?

Quiero coordinar a un equipo de profesionales de la Oftalmología para que podamos dar nuestra mejor opinión en los distintos temas. Me gustaría actualizar las competencias y habilidades que deben alcanzar los futuros oftalmólogos.

¿Cuáles son desde su punto de vista los puntos fuertes de la docencia en la especialidad?

Más de 25 años de experiencia en el sistema MIR. Aún con sus defectos -que intentamos corregir-, ha uniformizado la formación de oftalmólogos y se ha conseguido que todos ellos tengan una formación teórico-práctica común. Formación que cubre los mínimos para que los profesionales sean capaces de realizar el cuidado, diagnóstico y tratamiento de cualquier enfermedad ocular: desde la prescripción de corrección óptica y lentes de contacto, hasta la cirugía oftalmológica especializada.

¿Los residentes reciben una buena formación? ¿Sería partidario de una prueba final al final de la residencia?

A nivel personal soy partidario de una evaluación continua en cada rotación o anualidad, y de una prueba objetiva al final de la residencia. Esta prueba puede ser voluntaria y diferenciaría a los oftalmólogos que voluntariamente se sometan de los que no quieran ser evaluados. La certificación sería un indicador de calidad. Esta prueba existe en otros países, y hay una certificación a nivel europeo

¿Recomendaría a los estudiantes que están preparando el MIR que escogieran la especialidad de Oftalmología? ¿Por qué?

Desde mi experiencia, los futuros médicos residentes que optan por la especialidad de Oftalmología lo tienen muy claro y como primera opción. Les gusta una especialidad dinámica, con actividad médico-quirúrgica y con posibilidades de práctica pública y privada. Sin dudas, la recomendaría. Se puede disfrutar de un trabajo muy gratificante, cada oftalmólogo puede encontrar una alta especialidad y puede ser brillante en su prestación de servicios.

Desde su punto de vista, ¿son necesarias más plazas MIR de Oftalmología? ¿Se sabe cuántos oftalmólogos se necesitan? ¿Hay un registro?

Las plazas de MIR de Oftalmología se han ofertado según las necesidades de reemplazo de oftalmólogos y la oferta de centros con acreditación docente… En general, se forman los oftalmólogos que se necesitan. En ocasiones hay variables que obligan a ajustar la oferta de plazas públicas, como la explosión de la cirugía refractiva (que hace unos años demandó muchos oftalmólogos) o la actual situación de crisis económica.

El ejercicio en la privada es un punto fuerte en esta especialidad, ¿pero y en la pública, es tan atractiva?

Es atractiva en la Sanidad Pública, ya que el ambiente de los hospitales permite utilizar grandes equipos: tener volumen de pacientes para desarrollar habilidades quirúrgicas, tecnología para apoyar los diagnósticos y trabajo en equipo.

¿Es necesario cambiar el programa formativo de la especialidad?

Es necesario que evolucione. Del aprendizaje basado en procesos estamos cambiando al aprendizaje basado en competencias y su evaluación por todos los agentes del equipo oftalmológico. Los conocimientos teóricos y las competencias o conocimientos prácticos se deben adaptar a la constante evolución de la especialidad.

Por ejemplo, en los últimos 20 años he cambiado 4 veces de técnica para realizar la cirugía de catarata y los trasplantes de córnea que hacemos hoy en día eran impensables hace sólo un lustro. El aprendizaje quirúrgico se puede realizar por escalones donde en las primeras fases estarían los simuladores y la aplicación de nuevas tecnologías.

Además, también están cambiando los estudios complementarios. La nueva regulación de los estudios de postgrado permite a los residentes entrar en el programa de doctorado, y cada vez se demandan más los estudios de alta especialización al acabar el programa de residencia para poder afrontar los problemas de córnea, retina, oftalmología infantil, glaucoma o neuro-oftalmología. Estos se realizan en programas similares a los fellowship de los EE.UU. Por ejemplo, en la Universidad de Oviedo, en colaboración con el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, se han implantado desde hace varios cursos programas máster en retina, máster en glaucoma y por último el máster en córnea, cristalino y cirugía refractiva.

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