Juan José Andrés Lencina, coordinador de Dermatología de CTO.
Los médicos especialistas del futuro deben tener presente, desde que da comienzo su formación como residentes, la divulgación y la
forma de comunicar de estos profesionales debe estar bien entrenada. Exponer una investigación o analizar un caso clínico con el Servicio son algunas de las situaciones que vivirán en el día a día de su carrera como especialistas los aspirantes y, en las
Jornadas PostMIR de CTO, el dermatólogo y coordinador de la especialidad,
Juan José Andrés Lencina, ha "regalado" unas claves para, como
médicos, contar con un mensaje "de éxito".
"Todo discurso que demos debe contar con un
comienzo cautivador, un mensaje impactante y un final memorable. En el inicio, lo más importante es
conectar con la audiencia y eso se hace con preguntas a las cuáles el resto tiene que responder. Por ejemplo, es preferible titular una ponencia médica, en lugar de 'Repaso de los tratamientos de ampollosas: a propósito de un caso', con una pregunta impactante como '¿Ha cambiado para siempre el tratamiento de las ampollosas?'", plantea Lencina en las
Jornadas PostMIR de CTO.
Otra de las claves en el comienzo es mantener el humor del sanitario que divulga y que él mismo "lo disfrute", respetando siempre el contexto de la situación y el tema que se trata. "Vais a hablar delante de la gente y tenéis que aportar algo,
para ello se puede sembrar una idea o una duda. Por ejemplo, le podemos decir al Servicio donde hacemos la presentación, ¿se acabaron los corticoides? Eso plantea una duda", señala.
Juan José Andrés Lencina, coordinador de Dermatología de CTO.
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Mensaje efectivo en la divulgación sanitaria
La segunda parte del discurso médico es el "mensaje impactante", que debe tener tres componentes: tiene que estar ordenado, estar adaptado y ser efectivo, siendo una de las claves el
poder mantener la 'estructura del tres', "introducción, nudo y desenlace". "No es obligatorio pero, por ejemplo, en un
caso clínico se puede empezar con el propio caso, luego hacer un repaso de la patología y por último llegar a las conclusiones, respetando la sencillez para que la gente que escucha no se despiste.
Mantener el hilo narrativo del caso clínico a la hora de contar la historia de un paciente es necesario para que este mensaje central funcione, partiendo desde cómo llegó a la consulta, las pruebas que se hicieron, cómo pudieron actuar los profesionales... Todo ello aportando sólo los datos relevantes, y que el Servicio, paciente, o receptor, no pierda el hilo.
Este mensaje debe estar
adaptado a la audiencia a la que se dirija el residente en cuestión, se debe asumir si se habla a adjuntos, a compañeros o a una audiencia muy específica, por ejemplo, en un congreso. Lencina alerta del cuidado que se debe tener al hablar con el servicio "como si estuvieran con los amigos". Además, el mensaje no tiene que ser sólo eficaz, también efectivo, porque si se quedan con la teoría pero no llega a la audiencia "no sirve de nada".
"Todo discurso tiene que tener un comienzo cautivador, un mensaje impactante y un final memorable".
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Pautas verbales y no verbales del discurso clínico
El mensaje del discurso clínico se puede
transmitir tanto de forma verbal como no verbal. "Podemos jugar con el volumen de voz y bajarlo cuando algo es menos importante pero subirlo si queremos remarcar algo. También con la velocidad, cuando damos la una explicación podemos adelantar palabras y ser más rápidos pero si queremos remarcar algo concreto, paramos", comenta a los
MIR.
En cuanto al mensaje no verbal, Lencina ha señalado tres cosas que "no hay que hacer": "
El primer error es no mirar. Se debe dstribuir la mirada porque es muy poderosa en la comunicación y distribuirla de forma homogénea en función de la audiencia es todo un arte. Nos puede ayudar a
enfocar el mensaje en el momento oportuno en la persona oportuna. Por ejemplo, para un caso clínico ante un tribunal, si está la persona que examina, en las concusiones es recomendable mirar a esa persona, para atraerle hacia mi mensaje en ese momento".
Otros dos errores son el no gesticular y no moverse. Siempre que se haga con naturalidad es muy recomendable, y aconseja situar las manos a la altura de los hombros y la citura. Por último,
el discurso debe cerrar con un "final memorable", que a veces supone un repaso de lo anterior con unas conclusiones "que cierren el círculo". "Es el momento perfecto de recoger lo que sembramos. En el caso clínico se puede concluir respondiendo a la pregunta que planteamos al principio, y en otros casos se puede terminar con una llamada a la acción o con una nueva pregunta", concluye.
Instante de la ponencia 'Cicatrizando miedos: cómo curar la ansiedad a hablar en público' en las Jornadas PostMIR de CTO.
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