Antonio Guerrero, número uno del MIR de 2015 y Darío Herrán, radiólogo español que actualmente trabaja en Francia.
La elección de plazas para médicos residentes era tradicionalmente un evento presencial que reunía a miles de aspirantes en Madrid. Esta jornada, que supone la culminación de años de esfuerzo,
formación y la realización del examen
MIR,
siempre ha estado marcada por la emoción, la tensión y la incertidumbre de conseguir la plaza deseada. Sin embargo, la pandemia del
Covid-19 obligó a digitalizar el proceso, implantando
un sistema telemático que ha despertado opiniones encontradas entre los aspirantes y profesionales del sector.
Elegir siendo número uno
Antonio Guerrero fue el primero en elegir su especialidad
hace 10 años, el nerviosismo y la tensión de la jornada fue menor al de el resto de sus compañeros. Sin embargo, asegura que "
el estrés de la jornada se palpaba en el ambiente". No era para menos, el futuro de centenares de sanitarios estaba en juego. El
Ministerio de Sanidad, sede en la que se produce el acto,
congrega a los recién examinados en el
examen MIR realizado hace escasos meses.
"Lo tengo un poco borroso porque evidentemente fue hace mucho tiempo, pero el nerviosismo estaba presente en
toda la elección. Es un cúmulo de sensaciones, personas que consiguen la especialidad que siempre habían querido, otros que tienen que modificar sus planes en el momento, gente que se quedan a las puertas de su especialidad...",
Guerrero detalla el 'caos' que se produce en las inmediaciones de la institución madrileña. Un caos que después de años de
elección telemática previsiblemente volverá a producirse en la capital.
"La mayoría de la gente que conozco y que no pudo escoger su primera opción es feliz con la especialidad que acabó haciendo"
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Guerrero por otro lado
anima a los aspirantes que se vayan a enfrentar a esta situación: "La mayoría de la gente que conozco y que no pudo escoger su primera opción es feliz con
la especialidad que acabó haciendo. Y si alguien tiene clarísimo que sólo quiere una especialidad y no la consigue, puede volver a presentarse.
Un año más no es una tragedia", concluye.
Las sensaciones y dilemas de la presencialidad
Darío Herrán, radiólogo español que actualmente trabaja en
Francia,
vivió este proceso en su versión presencial y ofrece su perspectiva sobre ambos modelos. "En aquella época no se sospechaba la idea de que pudieran ser virtuales, eso llegó con el 'Covid' y era algo normal que miles de personas se desplazaran a
Madrid, buscaran alojamiento y luego
fueran en bandadas de 500 o 600 personas a coger su plaza", recuerda. Este sistema presencial implicaba una logística compleja y grandes desplazamientos, pero al mismo tiempo
representaba una tradición dentro del proceso de formación médica.
Con la llegada del sistema telemático, todo cambió. Para Herrán, la
digitalización del proceso es un paso natural en la evolución de los procedimientos administrativos: "Si el software está bien optimizado,
hacerlo de forma telemática es un poco el futuro de todas las cosas administrativas". No obstante, admite que este modelo también tiene sus desafíos, ya que muchos médicos sienten que el método digital es "muy poco humano" y que la pérdida del contacto físico con el proceso puede generar inseguridad.
Uno de los principales factores de estrés en este proceso es la incertidumbre sobre
la disponibilidad de plazas. En el modelo presencial, los aspirantes deben estar atentos en todo momento, escuchando cómo van siendo adjudicadas las plazas y temiendo que su opción preferida desaparezca antes de su turno. "Cuando estás en el interior del Congreso,
no estás concentrado al 100 por ciento, pero tienes la oreja pegada. Si
la plaza que querías te la han quitado,
no hay margen de maniobra", explica Herrán. En cambio, el sistema telemático permite prever mejor los escenarios con listas de prioridades previamente establecidas, reduciendo el factor sorpresa y la ansiedad del momento.
"Cuando estás en el interior del Congreso, no estás concentrado al 100 por ciento, pero tienes la oreja pegada. Si la plaza que quieres te la han quitado, no hay margen de maniobra"
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Además, la digitalización también facilita una mejor planificación. "Si a alguien le gusta su plaza, lo más probable es que tenga un plan B. Yo creo que ese plan B es mucho
menos doloroso cuando has confeccionado la lista en un sistema virtual", comenta. En un entorno digital,
los aspirantes pueden organizar sus opciones con mayor claridad, reduciendo la presión y
el riesgo de tomar decisiones precipitadas bajo estrés.
Otro aspecto clave en este debate es
la eficiencia del proceso. Herrán defiende que el formato telemático tiene el potencial de agilizar
la adjudicación: "Si está bien implementado, se siente bastante mejor y más fluido. Se podría hacer en menos días e incluso con más anticipación, lo que
permitiría a los residentes alojarse en sus ciudades de destino con más tiempo". En su opinión, la presencialidad alarga el procedimiento, ya que implica desplazamientos, mayor logística y tiempos de espera más largos para la publicación de resultados.
La emoción de la elección
Sin embargo, reconoce que la transición al modelo digital no ha sido bien recibida por todos. "
Hay un clamor general para que vuelva a ser presencial", menciona, sugiriendo que parte de esta resistencia puede estar motivada por factores económicos. "Volver a presencial yo creo que
va a dar mucho dinero a la ciudad de Madrid", reconoce entre risas.
El impacto económico de la llegada masiva de aspirantes, junto con los gastos en alojamiento y transporte, es un factor que no puede ignorarse.
"En lo presencial, a la salida, hay de todo: gente feliz, gente llorando..."
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Más allá de los aspectos técnicos y logísticos, Herrán reflexiona sobre el
impacto emocional de cada modelo. "En lo presencial, a la salida, hay de todo:
gente feliz, gente llorando. En lo telemático, cada persona vive eso en su domicilio, con su familia, solo, con su pareja o con amigos". La adjudicación de plazas, un momento crucial en la vida de cualquier médico, ha cambiado radicalmente con la digitalización. Mientras algunos valoran la comodidad de hacerlo desde casa, otros echan de menos la carga simbólica y la intensidad emocional del proceso presencial.
A medida que las autoridades sanitarias evalúan si mantener el sistema telemático o regresar al formato tradicional, el debate sigue abierto. Por el momento, algunos de los examinados en el
MIR de 2025 elegirán de forma híbrida: tanto la opción presencial como la telemática será posible. Pese a ello,
la situación reabre la puerta a un dilema que, gracias al avance tecnológico, está presente entre los facultativos de todo el país.
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