Hiedra García Sampedro. Madrid
La seguridad del paciente es una disciplina que cada vez está más integrada en los planes de estudios de las facultades de Medicina de todo el mundo, sin embargo, una encuesta realizada por profesionales de las universidades Complutense de Madrid (UCM) y Salamanca (USAL) ha puesto en evidencia que los alumnos desconocen “qué es la gestión de riesgos y sienten que si notifican un error podría influir negativamente en su práctica profesional”, ha comentado María Ángeles Cuadrado, profesora de la UCM.
María Ángeles Cuadrado. |
Es además una asignatura “difícil”, asegura Cuadrado, porque la seguridad del paciente no tiene únicamente que ver con conocimientos teóricos ni con habilidades ni con destrezas, sino que es un “actitud”, un “patrón integrado de comportamiento”, que “busca continuamente reducir al mínimo el daño que podría sufrir el paciente”. Y como una actitud debe ser enseñada.
Por esta razón, el XXI Congreso de la Sociedad Española de Educación Médica (Sedem) que se celebrada en Madrid esta semana va a incluir un taller sobre la seguridad del paciente con el objetivo de formar a los profesores “sobre lo que debería ser la impartición de esta asignatura”. Una disciplina que la Organización Mundial de la Salud introdujo en 2005 en el curriculum de los estudiantes de Medicina y que cada vez tiene más apoyos dentro de la comunidad universitaria.
En este sentido, la UCM y la USAL, con la participación de los profesores María Ángeles Cuadrado, Luis Collado y de Pedro Moro, proyectan la Introducción de una asignatura obligatoria de Seguridad del Paciente y Metodología de Gestión de los riesgos donde se pone énfasis en el conocimiento del tipo de errores posibles, sus causas, consecuencias, la forma de solución y lo más importante, la prevención de los mismos.
Las prácticas de los estudiantes
Según recuerda María Ángeles Cuadrado, el alumno de Grado de Medicina ya en su periodo de formación se relaciona de manera directa con la actividad asistencial, integrándose en los hospitales para contribuir a la atención del paciente. “Los estudiantes llegan a las prácticas sin conocer la gestión de riesgos y la cultura de seguridad del paciente”, asegura Cuadrado, quien cree que los alumnos podrían contribuir en la búsqueda, detección y prevención de errores, y ser unos aliados dentro de esta cultura.
Por otro lado, desde el Comité de Bioética del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), se promueve desde hace más de un año una Guía de Recomendaciones Éticas en la Práctica Clínica, creada por los propios alumnos, y en la que se ofrecen una serie de pautas imprescindibles para abordar los primeros contactos con el ambiente hospitalario y con los pacientes.