Agustín Rivero, director general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia, y José Luis Poveda. |
Redacción. Madrid
Aunque en España la Farmacia Hospitalaria (FH) sí es una especialidad y se considera un requisito imprescindible para ejercer la profesión, son aún pocos los países del entorno en los que existe como tal. Así, con la convicción de la necesidad de reconocer esta especialidad bajo un modelo único en toda Europa, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) colidera este proceso de cambio. Por segundo año consecutivo celebra en Madrid la “2ª Conferencia Internacional: hacia un modelo único de farmacia hospitalaria en Europa”. José Luis Poveda, presidente de la SEFH, considera que “este encuentro responde a la necesidad de trabajar conjuntamente en el entorno de la Unión Europea para armonizar políticas que pueden afectar a la farmacia de hospital. Y, en este contexto, España tiene la obligación de liderar el gran cambio que esta especialidad debe dar en Europa. De hecho, los farmacéuticos de hospital españoles somos referentes para colegas europeos ya que nuestro marco de competencias es de máximo nivel “.
El ideario de una Comunidad Europea lleva implícito la condición de libre circulación profesional. Según Eduardo Echarri, delegado europeo de la SEFH, “esto no es viable sin definir las competencias profesionales y la responsabilidades que debe asumir el farmacéutico de hospital en cualquier lugar de Europa. Una situación que a su vez debe ir acompañada de la necesaria definición de una titulación homogénea que asegure que el nivel profesional es el adecuado“.
En este contexto, la Sociedad Europea de Farmacia Hospitalaria (EAHP, por sus siglas en inglés) está trabajando en un documento de consenso que siente las bases para que el modelo único en FH sea una realidad en toda Europa. “Vivimos en un mundo sin fronteras y esto es también extensible al ámbito sanitario. El papel del farmacéutico de hospital ante el paciente y la sociedad debe ser el mismo en cualquier país europeo“, señala Mª José Tamés, delegada europea de la SEFH.
El programa Pharmine
Entre los proyectos comunes europeos que se han puesto en marcha para implantar un modelo único europeo está el programa Pharmine. El mismo surge de la necesidad de adaptarse a la Declaración de Bolonia y a la Directiva de la Unión Europea (UE) 2005/36/EC sobre reconocimiento de cualificaciones profesionales, que determinan la movilidad de los estudiantes de Farmacia y de los profesionales farmacéuticos. En definitiva, se trata de homogeneizar la formación del grado de farmacéutico y de sus respectivas especialidades.
En el ámbito de la FH este proyecto sirve para sentar las bases de las competencias mínimas que definen esta profesión en el marco europeo y, sobre todo, “para justificar y establecer la necesidad de una especialización posgrado para el desempeño de las mismas“, subraya Poveda.
Asimismo, a día de hoy existen varios grupos de trabajo en el seno de la Sociedad Europa de Farmacia Hospitalaria que están trabajando en definir la situación profesional en distintas áreas de actividad: relación con el entorno, sistemas de medida de la actividad, identificar centros de excelencia, coordinación con la actividad de la FIP (Federación Internacional Farmacéutica) y mejora de los sistemas de comunicación. “Todo con el objetivo de definir el marco de competencias profesionales del farmacéutico en Europa que deber ser la referencia para conseguir la futura especialidad en Europa”, afirma Echarri.
Formación imprescindible
Sea cual sea el país donde el farmacéutico de hospital ejerza su profesión debe existir una base formativa imprescindible. Aunque resumirlo en pocas palabras no es fácil, Tamés indica que se requiere una doble orientación, “por una parte un enfoque de experto y gestor del medicamento y, por otra, una orientación eminentemente clínica y dirigida al paciente“.
En cualquier caso, los cambios en la sociedad, en general, y en los pacientes, en particular, son continuos, y sus necesidades también. Es por ello que para mejorar y garantizar la continuidad asistencial, el nuevo programa debe contener competencias que permitan el desarrollo profesional en centros socio-sanitarios y en Atención Primaria. Para Poveda, “adaptarse y cambiar no es una opción, sino una necesidad para seguir generando valor a la sociedad, al sistema sanitario y a los pacientes“.