Hiedra García Sampedro. Madrid
La titulación de Medicina está marcada por la necesidad de realizar prácticas y por ser una carrera de las más largas. Esto supone que los alumnos deben adaptarse a las metodologías de muchos docentes, siendo la clase magistral expositiva la más habitual. El Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) está desarrollando a través de su Comisión de Educación Médica un proyecto para que los alumnos conozcan más sobre las herramientas de aprendizaje. De esta manera, los estudiantes “serían capaces de sacar el máximo rendimiento posible” a su educación, según ha comentado el coordinador de la Comisión, Juan Pablo Carrasco.
Juan Pablo Carrasco, coordinador de la Comisión de Educación Médica del CEEM. |
¿Qué es el proyecto Enseñar a Aprender, Aprender a Enseñar? ¿Cuándo se puso en marcha?
El proyecto Enseñar a Aprender, Aprender a Enseñar (EA-AE) es un proyecto nacido hace ya 4 años en el seno del Consejo y en la comisión de Educación Médica. Pretende dar herramientas y conocimientos sobre educación médica y el Espacio Europeo de Educación Superior al mayor número posible de estudiantes de Medicina, con el objetivo de que ellos mismos sean responsables activos de la mejora y el progreso de su propia educación.
¿Por qué es necesario que los estudiantes aprendan sobre metodologías docentes?
Es muy necesario por dos motivos: si los estudiantes tuviéramos un conocimiento básico sobre metodologías docentes, podríamos identificar y adaptarnos a las que utilicen nuestros docentes y sacarles el máximo rendimiento posible. Por otro lado, seríamos capaces de reivindicar mucho mejor nuestros derechos como estudiantes y proponer mejoras más útiles y realistas a nuestros profesores.
¿Qué particularidades tiene Medicina que condiciona la puesta en marcha de las diferentes metodologías docentes?
Son muchas las particularidades y diferencias que hacen la Medicina una carrera muy distinta a otras, aún así resaltaría sobre todo la necesidad de ser una carrera práctica, en la que el estudiante se vea integrado antes de su graduación en los distintos equipos médicos y aprenda de manera directa de la realidad profesional que se encontrará cuando finalice sus estudios. Este hecho va unido a que son muchísimos los docentes con los que trabajamos durante los 6 años de carrera debido a la diversidad y gran cantidad de conocimientos necesarios para tener una visión global de la medicina.
Estos dos hechos condicionan muchísimo las metodologías docentes que los distintos profesores, tutores clínicos y médicos asociados pueden utilizar para que los estudiantes aprendamos y saquemos el máximo rendimiento posible de las clases y las prácticas clínicas.
¿Y cuáles son esos métodos docentes que se están dando en las facultades españolas?
Actualmente se están dando muchos y muy diversos métodos, aunque predominan las clases magistrales expositivas. Este método se ajusta a la imagen tradicional que se tiene de la universidad y que viene muy condicionado por los recursos económicos y materiales de los que dispone a día de hoy la universidad española, aunque desde la comisión de educación médica defendemos que debe ir siendo desplazado en gran medida por los pequeños grupos con métodos de aprendizaje cooperativos y autoaprendizaje tutorizado.
¿Cuál consideráis que es la mejor metodología de aprendizaje?
En principio no hay ningún estudio científico que demuestre ampliamente que hay uno mejor, pero destacaría dos aspectos muy importantes sobre la “mejor” metodología docente:
Primero, ha de adaptarse a las necesidades de aprendizaje que se haya marcado el docente y también a las condiciones materiales y económicas de las que éste disponga. Por ello, en muchas ocasiones es recomendable combinar varios estilos de metodologías docentes: clases magistrales dinamizadas, trabajo cooperativo en pequeños grupos y autoaprendizaje tutorizado.
Por otro lado, existe una norma bastante extendida pero no escrita, que dice que la mejor metodología docente es la que mayor trabajo fuera de las clases produzca. El aprendizaje es un proceso largo y difícil a la par que apasionante y para que se integren a largo plazo los conocimientos y las habilidades que se quiere aprender, ha de ser un proceso continuo, extenso y lo más completo posible.
Por último, me gustaría destacar que aunque no hay una metodología docente mejor que otra, si he de decir que el consejo como firme defensor del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), se posiciona a favor de las metodologías docentes que favorecen el aprendizaje cooperativo, el autoaprendizaje y el aprendizaje durante toda la vida.
En cuanto a la evaluación, ¿continua o final?
Desde la comisión apostamos sin duda por evaluación continua y compartida. ¿Por qué? La evaluación es una revisión de la calidad del aprendizaje y del grado de cumplimiento de la adquisición de los objetivos y competencias de aprendizaje.
Si está revisión se produce de manera continuada y compartida entre docentes y estudiantes, permite una corrección y redirección mucho mejor del proceso de aprendizaje, cosa que la evaluación final no permite.
Este tipo de evaluación desembocará en unos médicos mucho más responsables de su aprendizaje al terminar la carrera, y casi seguro en médicos más completos y competentes.
¿El número ‘excesivo’ de alumnos hace inviable innovar en estas metodologías o establecer evaluaciones continuas?
Si y no. No es el número excesivo en sí de alumnos lo que no permite utilizar “mejores” metodologías docentes y evaluación continua, sino la falta de recursos económicos destinados a la contratación de docentes, aulas de aprendizaje y prácticas clínicas.
Por supuesto que si hubiera menos alumnos se podrían utilizar metodologías docentes más eficientes, evaluación continuada y más prácticas clínicas, lo que sin duda formarían mejores médicos, pero no es la causa final del problema.
Esto no quiere decir que no se deba reducir la apertura de nuevas plazas y de nuevas facultades, pero este control se debe hacer en función, tal y como pedimos, de las previsiones estudiadas de necesidad de médicos que pudiera haber en un futuro.
Si las clases están sobrecargadas ¿qué puede hacer el alumno de Medicina para paliar esto y que no perjudique a su formación? ¿y el profesor?
Aunque pueda parecer lo contrario, se pueden hacer y de hecho se hacen muchas cosas tanto por parte de alumnos como de profesores. Debe ser una acción tanto desde la base del sistema, de los estudiantes y por supuesto del CEEM, como de la cabeza, de los docentes, decanos y órganos de gobierno de las facultades e incluso del estado.
Para empezar, los estudiantes deben tomar un rol activo en la revisión y mejora de los plantes de estudios y defender su derecho a recibir una educación de calidad. Para ello es necesario que estén formados, y que conozcan todo lo posible de metodologías docentes, de evaluación, garantía de calidad etc. Así lo pretendemos en la Comisión de Educación Médica y en el Proyecto EA-AE.
Y no sólo la comisión, todo el CEEM se esfuerza por ello, representando a todas las facultades de España, dando herramientas para trabajar y reivindicar a nivel local, y recopilando opiniones y mejoras para defenderlas a nivel estatal.
Respecto a los docentes tienen aún más por hacer. Para empezar, todos ganaríamos si se tuviera más en cuenta la opinión de los estudiantes. Aunque es obvio que no tenemos la misma experiencia en educación que los docentes, sí que somos los que cada día nos vemos envueltos en muchas metodologías docentes distintas, y siempre tenemos propuestas constructivas para mejorar, y creo que a todos nos gusta mejorar todo en nuestro trabajo, más aún si de este depende la formación de los médicos del futuro.
Para ello, al igual que los estudiantes, todos tenemos que formarnos y buscar nuevas metodologías docentes que permitan un aprendizaje distinto, adaptado a las condiciones del hoy pero con vista a las necesidades del mañana. Será un proceso lento, pero creo que gracias a los estudiantes y docentes implicados por la educación, poco a poco se caminará hacia una educación más cercana, más completa y más humana.